Cualquier amenaza al comercio internacional es una señal de alerta para monitorear y ésta sigue centrada en la contienda arancelaria entre Estados Unidos y China.

Casi terminando el año, la luz de alerta continúa en amarillo. El FMI rebajó a 3,7% sus predicciones de crecimiento mundial para el 2018 y el 2019, seguido de la confirmación de su directora respecto a que “el comercio sí está dañado, sí está amenazado”. Aunque el impacto continuará siendo muy difícil de predecir e igualmente fácil de especular, las estimaciones auguran que el efecto combinado de todas las restricciones comerciales introducidas durante 2018 podría reducir el comercio mundial de contenedores entre un 0,5% y un 2,0% durante 2019-2020.

Este escenario nos invita a prepararnos y no a desesperarnos. ¿Prepararnos, para qué? Para estar atentos a las oportunidades de diversificación como respuesta a las tensiones comerciales y a la necesidad de reorganizar el comercio internacional, garantizando que todos los países puedan participar en igualdad de condiciones. A través de innovación y colaboración público-privada, podemos ser actores clave para beneficiar al país y a la región de un posible nuevo orden mundial.

Si la OMC ha establecido que, por cada dólar invertido en la facilitación del intercambio de bienes las exportaciones de países desarrollados pueden crecer hasta ocho dólares, nuestra prioridad debe estar enfocada en reducir las barreras.

Disminuir el costo de la burocracia documental, mediante un nuevo estándar digital que permita la interoperabilidad de todos los actores en la cadena logística, es uno de los caminos. Nuestra misión es apoyar estos cambios y, como país, estar disponibles para implementarlos más rápido que nuestros competidores. 

En ese contexto, el Perú busca seguir creciendo porque está enfocado en desarrollar y consolidar su comercio exterior, el cual es uno de los principales motores de crecimiento de su economía. Actualmente, cuenta con 19 acuerdos de libre comercio que conectan con 53 países y cubren alrededor de 90% del comercio internacional libre de aranceles.

Las cifras positivas del sector agrícola siguen impulsando la economía, pero también se presenta una vuelta al crecimiento para otros como la pesca y la metalmecánica, que, por diversos motivos, se vieron afectados en distintas etapas en los últimos años. Este escenario optimista lo ratifica el Banco Central de Reserva (BCR), que mantiene su proyección de crecimiento de la economía peruana en 4% al 2019.

A partir de lo ocurrido este 2018, estemos atentos a la luz amarilla, pero seamos optimistas, ya que, como país, tenemos un fundamento sólido para convertir este desafío en una oportunidad de innovación y crecimiento.