taller confecciones 1Alan Fairlie Reinoso   
 
La Organización Internacional del Trabajo – OIT, ha publicado recientemente el “Panorama Laboral 2020. América Latina y el Caribe”[1], donde realizan un balance de la problemática laboral que se ha afrontado durante este año y las políticas para una recuperación laboral ante la crisis del COVID-19.
 
Situación laboral
La OIT señala que los mercados laborales en América Latina y el Caribe han retrocedido diez años en los últimos diez meses debido a la pandemia. De esta manera, la contracción de la economía regional para el 2020 es de -8%, y en el 2021 el crecimiento será de 3.5%. La desocupación llegará a finales de año a un 10.6% (sumando la cifra de 30.1 millones). Asimismo, la tasa de participación laboral, producto del confinamiento, se ha reducido en 5.4%. Es decir, 23 millones de personas se encuentran en la inactividad y no buscan empleo, entre los cuales son las mujeres y los jóvenes los más afectados.
 
 La OIT, calcula un 6.8% de caída en el empleo asalariado total, y un -8.9% en el empleo por cuenta propia. Los más afectados son los empleos del sector servicios, como los hoteles con un -17.6%, el comercio con un -12.0%, la construcción 13.6%. Y, la industria con un 8.9%, y en menor medida la agricultura con un -2.7%.
Propuestas de políticas para una recuperación laboral
 
Frente al escenario descrito, existen grandes desafíos que la región debe afrontar para la recuperación de los mercados laborales. En ese sentido, la OIT desarrolla algunas propuestas que señalaremos a continuación:
 
En las perspectivas económicas, la OIT señala que la región debe retomar una senda de crecimiento sustentable con mayor justicia social. En ese sentido, indican que el comercio internacional ya no sería un motor importante de crecimiento debido a su inestabilidad, y proponen que es indispensable repensar el tipo de reinserción internacional que genere ingresos por las exportaciones, debiéndose incorporar a las nuevas cadenas mundiales de suministros.
 
Respecto a las tecnologías, la OIT propone que deben ser aprovechadas para el trabajo decente. La pandemia ha contribuido a masificar el teletrabajo, y el uso de las plataformas digitales. Señala que es la oportunidad de cerrar las brechas digitales, mediante inversiones en educación y formación profesional. Además, porque el acceso a internet en la región es muy limitado, el 67% de los hogares urbanos está conectado a internet, mientras que sólo el 23% de las áreas rurales lo está. En Perú, más del 90% de los hogares rurales no cuentan con conexión a internet. Por ello se debe de fortalecer el acceso a las tecnologías, además de modernizar la legislación y fiscalizar las normas del teletrabajo y de las plataformas digitales.
 
Para la reactivación del empleo, la OIT señala que conforme se disminuyan las restricciones sanitarias, se podrá reimpulsar la reactivación del empleo. Asimismo, que los subsidios que se dieron inicialmente a los ingresos, deberán pasar a ser subsidios para la reincorporación de los empleos. Para la OIT esos subsidios deben se mantenerse hasta avanzado el 2021, pudiendo ser focalizadas a las actividades más afectadas, como el turismo. Resaltan la importancia de implementar estrategias sobre seguridad y salud en el trabajo, para el retorno al empleo y atender los riesgos psicosociales.
 
Sobre cómo afrontar la crisis y los retos que se nos presenta, señala que “La crisis abre la oportunidad para reestructurar las instituciones laborales y de la protección social para avanzar en estrategias que permitan una garantía laboral y pisos de protección social más permanentes, como también estructurar una política de empleo integral que acompañe o sea parte de la estrategia económica de recuperación. La adaptación de algunas instituciones laborales como los seguros de desempleo puede ya considerarse como un avance institucional importante. En este sentido, ir hacía un diseño de un sistema de protección ante la desocupación, que incluya la suspensión y reducción de jornada de trabajo como una causal para recibir las prestaciones, está permitiendo mejorar la cobertura y a la vez mantener la relación de trabajo”[2].
 
La OIT, propone que se adapte y actualice la Política Nacional de Empleo en los países mediante la formación y capacitación para el trabajo, los servicios públicos de empleo, la seguridad y salud en el trabajo, la inspección del trabajo, las instituciones de diálogo social, la seguridad social incluyendo las políticas de protección de ingresos y de salarios, y el fortalecimiento de los sistemas de Estadísticas y de los observatorios laborales.
 
Balance
La crisis del COVID-19 nos hace reflexionar sobre que tipo de sistemas laborales necesitamos para hacer frente a estos escenarios en los cuales los más perjudicados son los trabajadores. Si bien, varios países han priorizado medidas de protección como los subsidios a los salarios, la ampliación de los seguros de desempleo, las limitaciones a los despidos, entre otros, esa realidad no se ha vivido en nuestro país. Cambiarlo dependerá del Ejecutivo y Legislativo, tenemos profundas heridas sociales frente al abandono permanente que se han expresado con mayor fuerza en esta crisis, las cuales no se resolvieron antes de la pandemia, y exigen una atención ahora. Las propuestas de la OIT, nos indican una salida.
 
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[2] OIT. (2020). Panorama Laboral 2020. América Latina y el Caribe. (p. 106).