Alan Fairlie Reinoso
 
LA UNCTAD ha publicado su último reporte titulado “COVID-19 and e-commerce: a global review”, el cual se ha realizado bajo el marco de la iniciativa “eTrade for all”, que tiene como objetivo abordar los vacíos de conocimiento sobre el comercio electrónico y fomentar las sinergias entre los socios. En este informe, se muestra que la pandemia de COVID-19 originó una mayor aceleración de la transformación digital y evidenció la importancia de superar las barreras existentes al comercio electrónico.
 
 

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De acuerdo con la UNCTAD, el PIB mundial disminuyó un 4,3% en 2020. El comercio mundial de bienes disminuyó un 9% y el comercio mundial de servicios cayó en un 15%. Mientras que la participación del comercio electrónico en el comercio mundial pasó a ser del 14% en 2019 al 17% en 2020. Asimismo, señala que han sido los sectores de teletrabajo, aprendizaje a distancia, conferencias en línea, juegos y entretenimiento digital que también experimentaron aceleraciones en la transformación digital en el año 2020.
 
De otro lado, se espera que estos sectores, como los servicios de entretenimiento en línea mantengan un considerable incremento, junto a la posibilidad de que se combine el trabajo de oficina con el teletrabajo. En este sentido, se espera que esta tendencia hacia el comercio electrónico probablemente se mantenga durante la recuperación, y podría retener muchas de sus ganancias.
 
El informe identifica una serie de obstáculos críticos para el aprovechamiento satisfactorio del comercio electrónico: infraestructura, pagos, logística, regulación, habilidades y finanzas. También insta a prestar atención a la inclusión, tomando en cuenta a los emprendimientos digitales cuyas necesidades e intereses a menudo se han descuidado.
 
Por lo cual, la economía digital y el comercio electrónico son elementos centrales para el cumplimiento de los ODS, brindando tanto oportunidades como desafíos. Por el lado de los desafíos, la ampliación de las brechas digitales con una mayor desigualdad de ingresos, la eliminación de trabajos y tareas debido a la automatización y la protección del consumidor, la privacidad de los datos y el ciberdelito. Mientras que, entre las oportunidades destaca un mejor acceso a los mercados globales de bienes y servicios, una mayor participación en el comercio minorista en línea, además de la aceleración de la transformación digital.
 
 El nivel de participación en la tecnología digital e Internet, se ha convertido en un poderoso indicador de la capacidad de una economía para aprovechar el comercio electrónico. Mientras que, la capacidad de las empresas para participar en los mercados internacionales está altamente relacionada cada vez más con la calidad de la conectividad digital a su disposición. Y, por el lado de los ciudadanos, para comprar en línea o utilizar servicios comerciales en línea, es necesario disponer de redes de comunicaciones confiables, existencia de plataformas y servicios en línea relevantes, presencia de mecanismos de pago digitales atractivos y la alfabetización digital de las personas.
 
Por lo cual, se exhorta a los gobiernos, las empresas, los consumidores a garantizar que el comercio electrónico se convierta en una herramienta clave en los esfuerzos de recuperación nacionales e internacionales. Esto implica abordar las barreras existentes a la digitalización de los países, y garantizar un entorno propicio para el comercio electrónico mediante un enfoque holístico multi-actor  en toda la cadena de valor del comercio electrónico. Igualmente, se recomienda incluir evaluaciones de preparación para el comercio electrónico y formulación de estrategias, infraestructura y servicios de TIC, acceso a financiamiento, desarrollo de competencias en comercio electrónico, y por último empoderar a los empresarios en los países en desarrollo.
 
Sobre el rol de los gobiernos, se considera necesario que impulsen la recopilación sistemática de datos y realizar evaluaciones del impacto de las políticas y prácticas comerciales. Esto permite a su vez identificar las brechas críticas, desarrollar estrategias de comercio electrónico vinculadas a los planes nacionales de desarrollo, fomentar las asociaciones público-privadas para aumentar la confianza en el comercio electrónico, y fortalecer los diálogos entre las partes y los diferentes niveles de gobierno; a fin de establecer una coordinación eficaz. De esta manera, también se fomentaría el desarrollo de mejores capacidades para capturar y aprovechar los datos e información, además de acelerar la digitalización para las empresas más pequeñas.
 
Dichas recomendaciones se complementarían con las actuales negociaciones de un acuerdo sobre comercio electrónico en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC), cuya redacción del texto final se encuentra en curso.
 
En este sentido, el comercio electrónico ofrece a los países en desarrollo nuevas formas de crear ventajas económicas, nuevos puestos de trabajo y empresas, y permitiría avanzar hacia el logro de los ODS. Los países que aprovechen el potencial del comercio electrónico, estarán mejor posicionados para beneficiarse de los mercados globales en una economía en proceso de digitalización y “reconstruir mejor”; mientras que los países que no, se encontrarán en riesgo potencial de quedarse atrás.
 
Es fundamental ponerlo como una prioridad en el país, y políticas plausibles como las que sugiere UNCTAD.