Alan Fairlie Reinoso
Según el FMI [1], la recuperación que presentaron los países fue desigual, aunque para los casos de Argentina, Brasil y Perú se superaron las expectativas. Respecto a las exportaciones, recobraron los niveles previos a la crisis, mientras que las manufacturas mostraron una mayor recuperación que los servicios. Asimismo, factores como las condiciones financieras internacionales, el estímulo fiscal y la resiliencia de los sujetos económicos; generaron un aumento de las ventas minoristas y la producción industrial, incluso en el cuarto trimestre del año pasado. Sin embargo, las inversiones y el consumo muestran rezagos.
Así, el FMI actualizó su pronóstico para América Latina, señalando una caída del 7,4% en el producto, en lugar del -8,1% que previamente había publicado. Los siguientes países latinoamericanos sufrieron una mayor reducción del PBI: las economías dependientes del turismo (-9,8%), y Perú (12%), Argentina (-10,4%), México (-8,5%) y Colombia (-7,9%).
El agravamiento de la pandemia a partir del último periodo del 2020, han llevado a la introducción de nuevas restricciones impuestas por los países para su contención (en algunos más estrictos que en otros), y pese a ciertas mejoras, los sistemas de salud están bajo gran presión y con deficiencias estructurales aún considerables. No obstante, por las expectativas sobre el incremento de los precios de los commodities, la intensificación de las campañas de vacunación y mejora en las perspectivas de crecimiento de Estados Unidos; se prevé una recuperación para el 2021. En esta línea, las nuevas proyecciones muestran que el crecimiento será desigual, según estimaciones para el 2021 y 2022 donde países exportadores de materias primas, como Perú se encuentran en una mejor posición. El FMI pronostica para 2021 un 4,1% de crecimiento para la región, liderada por Perú con un 9%, y seguido de Chile con un 5.8%; aunque los riesgos aún están presentes.
Pese a estas previsiones más alentadoras, otro es el panorama a nivel social. La pobreza ha aumentado significativamente, estimándose que 17 millones de personas ahora son pobres, el nivel de empleo no retorna a los niveles previos a la crisis. Los más afectados son los jóvenes, las mujeres y los trabajadores menos cualificados e informales.
El pronóstico de crecimiento para varios países (principalmente sudamericanos), ha sido elevado. En el caso del Caribe, se espera que este sea menor debido al impacto de la pandemia en el turismo, principal actividad para estos países. Asimismo, el FMI proyecta que el PBI de la región recuperará los niveles pre-pandemia en 2023, mientras que el PBI per cápita logrará hacerlo recién en 2025, mostrando no solo disparidades a nivel intra-regional, sino un rezago a comparación con otras regiones.
A partir de estas previsiones, el FMI recomienda a los países establecer como prioridad el brindar los recursos necesarios a los sistemas de salud considerando las pruebas y vacunación. Asimismo, sugiere no descuidar a los sectores más vulnerables a fin de reforzar la recuperación. En esta línea, advierte que el retiro del apoyo fiscal puede ser contraproducente a la consecución de estos objetivos, por lo cual plantea que los países con poco margen presupuestal prioricen el apoyo a los hogares y sistemas sanitarios, y a los países con mayor capacidad de gasto mantener el respaldo a sus economías pero mejor enfocados.
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[1] FMI (2020) Un camino sinuoso hacia la recuperación en América Latina y el Caribe