Roma, 8 abr (Sputnik).- Los coches de combustión interna aún componen el 99,8 por ciento del parque automovilístico italiano, pero la cifra de vehículos eléctricos crece rápidamente, lo que pone el país ante el desafío de crear una infraestructura adecuada.
TRANSICIÓN A RITMOS DIFERENTES
"Estoy bastante seguro de que dentro de 25 años, a más tardar, el motor de combustión será, como máximo, algo para coleccionistas y nostálgicos", anuncia Bernd Peter Pischetsrieder, presidente del Consejo de Vigilancia de Daimler AG, uno de los pilares de la industria automotriz alemana.
Para Europa el coche eléctrico es uno de los instrumentos claves para cumplir con la meta de neutralidad en carbono para 2050. El mercado del automóvil ya está experimentando una verdadera revolución en algunos países europeos, como en Noruega, donde más del 80 por ciento de los nuevos coches matriculados son eléctricos o híbridos enchufables.
Parece que esta tendencia tiene todo el beneplácito del consumidor europeo. De una encuesta realizada por Nissan emerge que, cuando llegue la hora de cambiar de coche, el 70 por ciento de los europeos elegirá uno eléctrico.
En la vanguardia de la transición automovilística están Noruega y Países Bajos que se plantean el objetivo ambicioso de prohibir completamente la venta de coches de combustión interna en 2025. Se muestran más cautas Suecia, Dinamarca y Alemania que piensan en decir adiós a los vehículos tradicionales en 2030.
Italia avanza a un ritmo más lento, planeando prohibirlos para 2035. Mientras tanto, tan sólo uno de cada 500 coches que circulan por las carreteras italianas es eléctrico: una cifra muy inferior al 14,6 por ciento de Noruega.
Sin embargo, en los últimos años en el país mediterráneo se delinea una tendencia clara hacia el aumento de los automóviles eléctricos: si en 2018 fueron matriculados unos 20.000, en 2020 ya fueron 95.000. En marzo de este año los consumidores italianos adquirieron 7.362 coches eléctricos, lo que equivale al 4,5 por ciento del total de las ventas de automóviles; un crecimiento vertiginoso, en comparación con el más que modesto 0,2 por ciento registrado en marzo de 2019.
COCHE ELÉCTRICO: MENOS EMISIONES Y PARQUEO GRATIS
Los coches eléctricos tienen varias ventajas. Contaminan mucho menos que los vehículos de combustión interna y, a largo plazo, permiten ahorrar en los costes de manutención, ya que recargar la batería cuesta menos que llenar el tanque con gasolina. Además, los propietarios aprecian sus prestaciones técnicas y la mayor facilidad de conducir respecto a los automóviles tradicionales.
A su vez, las empresas que compran coches eléctricos no solo esperan poder ahorrar a largo plazo, sino también cuentan con mejorar su imagen gracias a la reducción del impacto medioambiental de sus actividades.
Los vehículos eléctricos también resultan más convenientes para moverse en las ciudades. En las calles italianas existen tres tipos de puestos de parqueo. Las así llamadas "rayas blancas" son gratuitas (con lo cual es casi imposible encontrar puestos libres). Las "rayas amarillas" están reservadas para ciertas categorías de coches o personas (por ejemplo, para los automóviles de servicio, posesores de permisos especiales o minusválidos). Las "rayas azules" son de pago, pero muchas regiones las hicieron gratis para los coches híbridos o eléctricos.
PROBLEMAS POR RESOLVER
Con la popularidad creciente de los coches eléctricos, se hace cada vez más acuciante el problema de la infraestructura. Un automóvil eléctrico tiene una autonomía de 400-500 km, con lo cual su uso requiere una cantidad suficiente de puntos de recarga.
En Italia su número casi se duplicó entre septiembre de 2019 y diciembre de 2020, pasando de 10.647 a 19.324, pero la red aún está lejos de estar completada, sobre todo en las autopistas donde es casi imposible cargar la batería.
Además, existe una fuerte disparidad regional: el 57 por ciento de puntos de recarga se encuentra en las regiones septentrionales, mientras el Centro tiene el 23 por ciento y el Sur y las islas de Cerdeña y Sicilia tan sólo el 20.
Otro problema del coche eléctrico es el precio. Según un informe de la asociación Motus-E, el 81 por ciento de los coches eléctricos vendidos en Italia cuestan entre 20 y 80 mil euros, un precio prohibitivo para muchos consumidores, mientras para los vehículos de combustión interna la media oscila entre 10 y 20 mil.
UNA VENTAJA PARA TODOS
El Estado italiano trata de fomentar el desarrollo del mercado de coches eléctricos. Para los que decidan cambiar su automóvil de gasolina o diésel por uno eléctrico, están previstos incentivos que pueden alcanzar los 10.000 euros (o incluso superarlos en algunas regiones): cuanto más viejo es el coche desguazado, mayor es el descuento.
En cuanto a la infraestructura, el pasado septiembre fue aprobado un decreto que fija el objetivo de aumentar el número de puntos de recarga hasta 60.000 en todo el país y introduce reducciones fiscales para sus gestores y propietarios. Además, prevé que la energía eléctrica en los puntos de recarga se venda a un precio comparable con el de la electricidad para el consumo doméstico.
En Italia, como en otros países europeos, la transición energética está cambiando poco a poco el sector del automóvil y la vida cotidiana de cada vez más ciudadanos. Terminará por transformarlo todo. Pero será un cambio para mejor. (Sputnik)