Estudios recientes revelan que la desigualdad de género, que ya existe entre los sueldos de los trabajadores, se ha visto incrementada con el trabajo en remoto. El trabajo a distancia está perjudicando a muchas mujeres, que ven cómo sus horarios se alargan y sus responsabilidades domésticas aumentan.
Lo que comenzó como una medida impuesta por los gobiernos para evitar los contagios por coronavirus en el entorno laboral ha acabado imponiéndose como una relación laboral habitual entre trabajadores y empresa. Y es que parece que el teletrabajo ha venido para quedarse. Ahora bien, pasado el boom inicial, todo indica que se está volviendo a la presencialidad. Dado que el trabajo a distancia es algo que todavía está "en fase de experimentación", en varios países, el análisis y la valoración de sus consecuencias aún están por llegar. Además, aunque se le han atribuido numerosas virtudes —especialmente relacionadas con la conciliación laboral—, desde hace un tiempo no son pocas las voces que se expresan en el sentido contrario. Es el caso de Ana Isabel Jiménez Zarco, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), quien asegura que las mujeres que trabajan desde casa buscan compaginar su actividad profesional con las labores domésticas.