Nelson Manrique |
El proceso de destrucción de la educación emprendido por el primer gobierno del presidente García se agudizó en tiempos de Fujimori, mientras que en el gobierno anterior poco se hizo para revertir esa situación. La universidad peruana no estuvo a salvo de este fenómeno, pero el caso de la facultad Ciencias Sociales (especialidad de Historia) de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) es realmente serio.
No hablamos de la labor de investigación de esa facultad, pues trabajos académicos serios no le faltan. Nos referimos a la formación deontológica y ética de sus profesionales. Nos habíamos ocupado de Joseph Dager y Margarita Guerra1, pero lo desagradable es comprobar que no se trata de casos aislados, pues el profesor Nelson Manrique (doctorado en Historia) se suma a ellos para formar un trío de la vergüenza. Ninguno de estos personajes sirve al Perú ni contribuye a formar la conciencia nacional expresando con hechos y razones una clara condena de la guerra desatada por Chile contra el Perú y Bolivia.
Esta semana History Channel ha emitido parte de la serie Epopeya, que narra la historia de la guerra de rapiña de Chile contra el Perú y Bolivia desde la óptica de justificar el pillaje y el terrorismo perpetrados por Chile.
Que los chilenos llamen “Epopeya” a la expedición delincuencial-militar de su país es condenable, pero no extraña, pues hasta ahora incurren en apología de sus atrocidades y de los criminales chilenos de entonces, lo cual es un indicador del nivel de degeneración de ese pueblo. Ya los conocemos.
Lo condenable es ver que catedráticos peruanos presten sus personas para favorecer las opiniones e intereses chilenos, colaborando así con una producción fílmica inmoral y denigrante para el Perú, en especial por el nombre (“Epopeya”) que han dado a esa serie, con soberbia propia de una entraña criminal. ¿Se toleraría una película que presentase como buenas personas a los criminales invasores que eclosionaron de la Alemania nazi?
Lo más grave es que estos personajes no son profesores universitarios cualesquiera, sino profesores con estudios de postgrado en historia y de una universidad que dice llamarse “Católica”. Pero no les importó, pudo más su colaboracionismo, allí se les pudo ver participando en ese insulto al Perú.
A Dager se le vio explicando el episodio de la derrota chilena en Concepción. El locutor chileno dijo que los peruanos se ensañaron con los chilenos, a lo que muy suelto de huesos Dager respondió contando la historia incompleta, pues afirmó que los combatientes peruanos actuaron de esa manera desobedeciendo a su superior.
Toda verdad a medias es una mentira. Así, Dager omitió explicar que cuando tuvo lugar la batalla de Concepción, 9 de julio de 1882, los chilenos ya habían desatado su rapiña en todo el Perú: saqueos, incendios, asesinatos de civiles, violaciones, dinamitamiento de medios de producción, además de los cupos que el terrorista Patricio Lynch ordenó cobrar a las poblaciones civiles, al mismo estilo de Sendero Luminoso.
Es obligación de un historiador exponer la verdad; en este caso la verdad implicaba señalar que la reacción de los montoneros peruanos en Concepción obedeció a una correcta percepción de la población peruana de ver en los chilenos a criminales de la peor calaña; por eso inclusive a los heridos los consideraron una amenaza y los ultimaron. No hubo ensañamiento como maliciosamente dijo el narrador chileno, fue un acto de defensa como consecuencia del accionar de los criminales chilenos que habían recorrido miles de kilómetros para cometer sus fechorías. Ensañamiento hubiese sido someter a torturas previas a los chilenos.
Tampoco Dager fue capaz de destacar que, por el contrario, en el principio de la guerra, Grau perdonaba a los heridos y recogía a los náufragos chilenos, mientras los chilenos destripaban con sus bayonetas a los peruanos heridos.
Por su parte, Nelson Manrique, al ser requerido por el entrevistador, asumió como propia la tesis enemiga de que “Chile tiene el candado y el Perú la llave”, para referirse a la salida al mar para Bolivia. Este otro pseudointelectual parece no haber entendido que el problema de la mediterraneidad de Bolivia es asunto de Bolivia y Chile. El Perú no robó a Bolivia su territorio; fueron los chilenos, así que si éstos quieren dar salida al mar a Bolivia lo único que tienen que hacer es brindársela por los territorios bolivianos hoy usurpados por Chile. El Perú no tiene que ver con ese problema, no le corresponde restituir nada a Bolivia.
Es una lástima que la PUCP esté formando esta clase de profesores, sin valores universalmente aceptados, pues deberían ser los primeros en defender la verdad y no permitir que se cuente una historia a medias. Nos preguntamos si ese colaboracionismo es consecuencia de su incapacidad y enanismo moral e intelectual o tiene su origen en prebendas concedidas por los chilenos a los profesores de historia de dicha universidad.
Viendo estos esperpentos comprendemos el silencio cómplice de los profesores de historia ante la circulación de aberrantes libros de historia de la guerra con Chile que el ministerio de Educación está difundiendo entre los escolares2.
Al final de la serie, haciéndose los pacifistas, los productores chilenos medio que lamentaron la guerra pero asegurándose de poner en el mismo plano moral tanto a chilenos cuanto a peruanos y bolivianos, como si la guerra de 1879-1883 no hubiese sido el asalto de los criminales agresores chilenos contra poblaciones pacíficas que sufrieron las consecuencias de la rapiña y el terrorismo de Chile.
La difusión de esta serie no es más que una muestra de la incapacidad de la diplomacia peruana, pues su deber era dirigirse a History Channel y manifestar su desaprobación por el nombre de “Epopeya” dado a una acción criminal. Una cosa es la libertad que en su país tienen los chilenos de hacer, decir o nombrar las cosas como mejor les parezca; y otra muy diferente es que con el nombre de “Epopeya” vendan a la televisión internacional una serie cuyo propósito es justificar el robo territorial que Chile cometió contra el Perú y Bolivia. ¿Es descuido de la diplomacia peruana que se haya dejado en libertad a los rateros chilenos para que pasen su contrabando histórico? No, no es descuido ni se trata de que el caso haya ocurrido de un día para otro. Es complicidad de la diplomacia peruana, porque de meses atrás era noticia pública que los chilenos habían vendido su serie con la denominación de “Epopeya”.
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1 Ver: Margarita Guerra, denigradora de Pons Muzzo.
Joseph Dager, uno de los más avezados sirvientes prochilenos.
2 Ver: ¡Lavado cerebral a escolares promovido por Ministerio de Educación!
¡Infamia contra escolares al descubierto!