Meiggs entrega a mensajero de ministro del gobierno peruano coima por 658 mil dólares del día de hoy
Escribe: José Arnaldo Márquez
El mensajero guapea al ministro y se queda con el soborno...
En cierta ocasión, un ministro del gobierno peruano remitió a Henry Meiggs un documento oficial por el cual se le hacía una adjudicación, y comisionó a uno de los oficiales de su ministerio para que lo entregara en mano propia. Tan luego como fue puesto el pliego en manos de Meiggs, este sacó un rollo de papeles y los entregó al emisario. Eran unos cuarenta o cincuenta mil pesos en billetes de banco. El comisionado los puso en su cartera y los guardó en el bolsillo.
A su regreso al ministerio tuvo lugar entre él y su jefe un diálogo como el que sigue:
– ¿No me ha enviado el señor Meiggs... algún papel... nada?
– No, señor, nada. Cuando le entregué el pliego me obsequió unos billetes de banco.
– ¿Qué cantidad?
– Cuarenta mil pesos.
– Pero esa suma ¡me la envía él a mí!
– Si así fuera me lo habría dicho. Él no dijo una sola palabra.
– ¿Y no comprende Ud. que no tiene Ud. el menor derecho, el menor pretexto, para apoderarse de ese dinero?
– Tampoco tiene Ud. derecho ni pretexto para reclamarlo. El señor Meiggs no me ha dicho que lo entregue a Ud. Así es que lo guardo para mí.
Y fue así como el emisario del ministerio se quedó con la coima de cuarenta mil pesos destinada para su jefe, el ministro.
Es de suponer que la entrega de esa cantidad fuese valor entendido; y que por esto mismo no dijese Meiggs cosa alguna al oficial, a quien sin duda supuso autorizado por su jefe para entregar el documento y recibir el dinero. El ministro tuvo miedo de la publicidad en tal asunto, y el subalterno --calculando esto mismo-- aprovechó la coyuntura y se apropió de los cuarenta mil pesos, que el día de hoy representarían unos 658,000 dólares.
Esta anécdota no tardó en correr de boca en boca hasta convertirse en un hecho público y notorio…
Fuente
Márquez, José Arnaldo. 1888. La orjía financiera del Perú: El guano i el salitre. Artículos publicados en “La Libertad Electoral”. Santiago de Chile: Imprenta de “La Libertad Electoral”, pp. 68-69.
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