Vicuña le pide que "levante en los mástiles de su nave capitana las banderas de Chile y del Perú".- Misiva del agente confidencial Vicuña Mackenna es una muestra de la falsedad de la oligarquía chilena

Escribe: César Vásquez Bazán

benjamin vicuna mackena

Benjamín Vicuña Mackenna en 1866

El 24 de septiembre de 1865, Chile declaró la Guerra a España y al día siguiente la flota española bloqueó el puerto de Valparaíso. Confrontado el país del sur con la carencia de escuadra para enfrentar la amenaza española, inició una ofensiva diplomática, la que incluyó el envío de Benjamín Vicuña Mackenna como agente confidencial a los Estados Unidos. El 3 de octubre de 1865 Vicuña abordó el vapor Chile y, escondido entre sacos de nueces y galletas de mar, pudo eludir el bloqueo de la nave española Villa de Madrid. Desde ese vapor, Vicuña Mackenna dirigió una almibarada carta al marino peruano Lizardo Montero en la que le confiaba sus ansias de verlo a él y a la escuadra peruana defendiendo a Chile y vengando la afrenta que había sufrido ese país a manos de España.

En medio de hipócritas expresiones sobre “estrechos abrazos” y “ansias inmensas e insaciables de castigo”, Vicuña Mackenna llegó a calificar a Chile y Perú de “patria común”. Cerró la misiva recordando a Montero que siempre debería considerarlo como “su sincero amigo y hermano”.

Catorce años después de esa carta, la oligarquía chilena —a la que pertenecía Vicuña Mackenna— clavó el puñal por la espalda al Perú y, por ende, a Lizardo Montero. Vicuña Mackenna se convirtió en un furibundo racista antiperuano. Como editor del diario de Valparaíso El Nuevo Ferrocarril, alentó a sus lectores a apoyar la guerra contra el Perú, precisamente el mismo país que ayudó a Chile en la guerra contra España.

La carta de Vicuña Mackenna debe servir para que los peruanos recordemos que nunca debemos confiar en la rastrera oligarquía chilena.

La carta de Vicuña Mackenna a Lizardo Montero
(Vicuña Mackenna 1867, 28-29)

Señor Don Lizardo Montero.

«A bordo del Vapor Chile.»

Octubre 9 de 1865.

Mi querido amigo:

Por si no tengo mañana la fortuna de darte un estrecho abrazo, te escribo estas dos líneas con el interesante joven don Enrique Espinar, a quien he tenido el placer de conocer a bordo.

Él te instruirá detenidamente de mis pensamientos, de mi misión, de la ansia inmensa e insaciable que se anida en mí por que llegue cuanto antes la hora en que, flotando en lo alto de los mástiles de tu capitana los colores de Chile y del Perú, castiguemos para siempre a los infames agresores de nuestra común patria.

¡Qué momento, Lizardo, para la América, y cuánto tiene ésta que esperar de sus hijos! La fortuna te ha colocado a ti tal vez en el puesto más alto, el más decisivo, el más glorioso. ¡Que el cielo te inspire, y realice para tu patria y para ti mismo todo lo que la más noble ambición pudiera aconsejarte!

Yo sigo aceleradamente para llenar una misión que tal vez me hará reunirme a ti como huésped y compañero antes de seis meses. Conserva para ese día todas tus fuerzas, todo tu prestigio. ¡Precávete de toda suerte contra un golpe de mano de la escuadra española; conserva tus buques por todos caminos, aunque sea preciso pasar al Atlántico, que la hora de la alianza y del castigo no tardará en hacerse oír! Escríbeme a Panamá, a Nueva York y dispón de mí en todas partes como de un sincero amigo, como de un hermano.

B. Vicuña Mackenna.

Fuente chilena

Vicuña Mackenna, Benjamín. 1867. Diez meses de misión confidencial a los Estados Unidos de Norteamérica. Volumen I. Santiago de Chile: Imprenta de La Libertad.

© César Vásquez Bazán, 2013

Marzo 31, 2013


Artículo relacionado

Chileno-inglés Patricio Lynch operó en el Callao por espacio de seis meses, en el segundo semestre de 1864