Historia, madre y maestra
La tragedia del 79, Alfonso Bouroncle Carreón, Studium, Lima
Tacna y Arica

Guerra Perú-Chile 1879. 34 Traición

Morro de Arica
Morro de Arica
Carlos Agustín Belaunde

En un país donde el civilismo había desorganizado y disminuyó al ejército, que igualmente lo envileció en 1872, cuando el pardismo sobornó a los comandantes de los cuarteles de Lima por cincuenta mil soles a cada uno para que desertaran de sus responsabilidades y cuarteles dejándolos casi abandonados y, que la reducción de efectivos fue en la cantidad de soldados, mas no en la de oficiales y menos en los jefes, por eso, al comenzar la contienda del 79, al Perú le sobraban coroneles, muchos llegados a la ancianidad, otros proclives al acomodo o la deshonestidad, en contraste con algunos de alta calidad técnica, responsabilidad y patriotismo, por lo cual, no es de extrañar que también se diera un traidor. El coronel que abandonó el campo de batalla y huyó para no ser sometido a una corte marcial y posiblemente fusilado; que fuera apedreado tres años después de su incalificable comportamiento por las vendedoras del mercado de Tacna y, que, en premio de su felonía, recibió de Piérola el honroso cargo de ser diputado por Tayacaja en 1895. Este personaje que salpica el brillo de la batalla de Arica es Carlos Agustín Belaunde, oriundo de Tacna.

 

Cuando Bolognesi convocó el 26 de mayo de 1880 a los jefes del Morro e instó a que se pronunciaran, el acuerdo de defender Arica fue casi unánime. La voz discrepante surgió en el coronel Carlos Agustín Belaunde, que tal como escribe G. Vargas Hurtado en su obra (99):

"del acuerdo que adoptó la junta precitada, en la que, como antes hemos visto, todos opinaron como el coronel Bolognesi, menos uno, acaso, por ignorancia, falta de patriotismo o porque el miedo se adueñó de su ser, ya que se trataba de un jefe improvisado elevado a la categoría de tal, con mando de cuerpo, por el favoritismo político".

El coronel discrepante era el comandante del batallón "Cazadores de Piérola". Frente a tal situación por medida disciplinaria y ser sometido a juicio, al no haber reconsiderado su opinión durante las 48 horas de plazo que le dieron Bolognesi dio la orden de que se le confinara en el "Manco Cápac", por ser hora avanzada no se cumplió la orden y, el coronel Inclán, encargado de ejecutarla, obtuvo de Belaunde la palabra que habría de permanecer en el recinto del batallón Iquique hasta el día siguiente.

Pese a la palabra comprometida, en coordinación con el Mayor Manuel Revollar, tercer jefe del batallón a sus órdenes, decidieron desertar de la plaza y, durante la noche, logran burlar las líneas chilenas y en compañía del capitán Pedro Hume, huyen del Morro y del enemigo el lo de junio de 1880. Acto de cobardía y muestra la mezquindad de quienes lo cometieron, mayor ironía tiene esta bajeza si se tiene en cuenta una estrofa de la carta que Belaunde escribió a Piérola el 30 de mayo desde Arica: (100).

"En cuanto a mi, compadre, ya sabe Ud. que cuenta conmigo y con mi batallón y que si aquí perdemos y quedo vivo y puedo escapar, marcharé a formar otro batallón a otra parte, a fin de defender siempre a Ud. y su gobierno, pues esa sola es mi única consigna".

En el Anexo 28 se presentan las narraciones que sobre este indigno suceso presenta Gerardo Vargas Hurtado en su obra ya citada.