La comisión peruana ante La Haya debe transmitir confianza
El ministro de Relaciones Exteriores, José García Belaunde, ha reiterado que la comisión nombrada para la demanda peruana ante la Corte Internacional de La Haya, que verá la delimitación marítima con Chile, es un equipo técnico y no político.
El ministro de Relaciones Exteriores, José García Belaunde, ha reiterado que la comisión nombrada para la demanda peruana ante la Corte Internacional de La Haya, que verá la delimitación marítima con Chile, es un equipo técnico y no político.
Una demanda por un caso tan delicado y complejo efectivamente requiere de un equipo técnico especializado y no de uno conformado por políticos.
Pero tomando en serio las declaraciones de García Belaunde, nos extraña que haya casi sólo dos personas con una formación y experiencia idóneas, como el doctor Juan Vicente Ugarte del Pino y la diplomática Marisol Colunga.
Extraña también que se haya prescindido de los personajes más entendidos en los asuntos que son la materia fundamental de la demanda peruana, como los embajadores Luis Solari Tudela y Félix Calderón.
Otro asunto que llama la atención sobre la comisión es el hecho de que no hayan sido ellos, sino el político Ollanta Humala quien solicitó la inclusión del punto Concordia como inicio de la línea que se traza para delimitar nuestro dominio marítimo, siendo este un punto básico de la posición y derecho que al Perú le asiste y que Chile pretende desconocer. Si la comisión era tan buena, ¿por qué tiene que ser Humala el que se preocupe por este importante punto?
Ética y patriotismo
Estamos de acuerdo con García Belaunde en que esta comisión deba ser una comisión selecta y especializada, y no política, pero las declaraciones del ministro se contradicen con los hechos, por los motivos anteriormente expuestos.
Por otro lado, además de especializados y con amplia experiencia, un requisito más elemental todavía es que la trayectoria ética y patriótica de los personajes esté fuera de cuestionamiento. Por esta razón resulta incomprensible que se insista en conservar a Allan Wagner Tizón, personaje cuya profesión es la ingenieríá química, que nada tiene que ver en esta demanda. Sabemos que ha sido embajador y ministro, pero su paso por Relaciones Exteriores y Defensa ha dejado pruebas de la comisión de actos de traición, como lo denunció oportunamente el congresista Juvenal Ordóñez, quien puso de relieve el caso del Chinchorro en Arica y el Acta de Lima, responsabilidad de Wagner en perjuicio del Perú; el segundo grave acto de traición es la firma del acta con Chile para falsificar los textos de historia de los escolares y el tercer acto de traición es el haber promovido el homenaje e instalación del busto al hampón Arturo Prat en la Escuela Naval estando en el cargo de ministro de Defensa.
Nos preocupa que pese a las declaraciones del Canciller la comisión no cuente con una mayoría de verdadera valía y lo peor de todo es que se insista en la continuidad de Allan Wagner. Definitivamente los peruanos no nos merecemos que se nos imponga una comisión que no transmite confianza por no contar con la totalidad o mayoría de miembros intachables, ya sea por su profesionalismo, ética o patriotismo.
Pero tomando en serio las declaraciones de García Belaunde, nos extraña que haya casi sólo dos personas con una formación y experiencia idóneas, como el doctor Juan Vicente Ugarte del Pino y la diplomática Marisol Colunga.
Extraña también que se haya prescindido de los personajes más entendidos en los asuntos que son la materia fundamental de la demanda peruana, como los embajadores Luis Solari Tudela y Félix Calderón.
Otro asunto que llama la atención sobre la comisión es el hecho de que no hayan sido ellos, sino el político Ollanta Humala quien solicitó la inclusión del punto Concordia como inicio de la línea que se traza para delimitar nuestro dominio marítimo, siendo este un punto básico de la posición y derecho que al Perú le asiste y que Chile pretende desconocer. Si la comisión era tan buena, ¿por qué tiene que ser Humala el que se preocupe por este importante punto?
Ética y patriotismo
Estamos de acuerdo con García Belaunde en que esta comisión deba ser una comisión selecta y especializada, y no política, pero las declaraciones del ministro se contradicen con los hechos, por los motivos anteriormente expuestos.
Por otro lado, además de especializados y con amplia experiencia, un requisito más elemental todavía es que la trayectoria ética y patriótica de los personajes esté fuera de cuestionamiento. Por esta razón resulta incomprensible que se insista en conservar a Allan Wagner Tizón, personaje cuya profesión es la ingenieríá química, que nada tiene que ver en esta demanda. Sabemos que ha sido embajador y ministro, pero su paso por Relaciones Exteriores y Defensa ha dejado pruebas de la comisión de actos de traición, como lo denunció oportunamente el congresista Juvenal Ordóñez, quien puso de relieve el caso del Chinchorro en Arica y el Acta de Lima, responsabilidad de Wagner en perjuicio del Perú; el segundo grave acto de traición es la firma del acta con Chile para falsificar los textos de historia de los escolares y el tercer acto de traición es el haber promovido el homenaje e instalación del busto al hampón Arturo Prat en la Escuela Naval estando en el cargo de ministro de Defensa.
Nos preocupa que pese a las declaraciones del Canciller la comisión no cuente con una mayoría de verdadera valía y lo peor de todo es que se insista en la continuidad de Allan Wagner. Definitivamente los peruanos no nos merecemos que se nos imponga una comisión que no transmite confianza por no contar con la totalidad o mayoría de miembros intachables, ya sea por su profesionalismo, ética o patriotismo.