Con la finalidad de desmovilizar a la opinión pública peruana y evitar que el Perú compre armamento para contener la agresión militar que va a perpetrar Chile, el canciller del Perú, Rafael Roncagliolo, da las seguridades de que Chile acatará el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ).
En declaraciones al diario limeño La Primera del 26 de diciembre el canciller peruano se muestra totalmente convencido de que Chile acatará cualquier fallo: “En esta entrevista […] el canciller Rafael Roncagliolo anuncia un proyecto de reunión con su colega de Chile y dice que ni siquiera se ha puesto en el caso de que el vecino país se niegue a acatar el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya”. Esto es gravísimo, porque Roncagliolo públicamente declara que el gobierno peruano no está preparado para reaccionar adecuadamente cuando Chile decida desacatar un fallo adverso.
Es triste y patética la imagen que presenta el gobierno peruano en la persona y actuación de Rafael Roncagliolo, porque en vez de afirmar con nuestra fuerza militar la línea de frontera del tratado de 1929 que empieza en la orilla del mar (punto Concordia), deja todo al criterio de la Corte Internacional de Justicia (CIJ)1 y a la buena voluntad que tenga Chile de acatar el fallo si le es adverso. No dice la verdad completa el señor Roncagliolo al explicar que prácticamente no puede haber desacato ante un mandato de la CIJ, cuando la realidad enseña que Colombia proclama y demuestra con los hechos que no le da la gana de acatar el fallo de la Corte. Y en un nivel mayor, el de las Naciones Unidas, como respuesta a llamados de la ONU para que Israel cese el despojo de las tierras de los judíos nativos (“palestinos”), ese país ha desafiado abiertamente empezando la construcción de miles de casas en territorio palestino usurpado.
Cuando Chile se niegue e cumplir un fallo de la CIJ que considere adverso, el Perú no va a obtener resultados mendigando solidaridad ni embarcándose en maniobras diplomáticas; además, la diplomacia mendiga del Perú no conseguiría nada, porque en el Consejo de Seguridad bastaría que uno de los miembros2 se oponga y Chile sale con su gusto: se queda con tierra y mar que ha robado y profundiza la hegemonía económica que ha conseguido en el Perú sobornando a políticos y gobernantes. Entonces, lo que el Perú debe hacer en caso de desacato chileno es desalojarlos mediante la fuerza de las armas; para eso tenemos Ejército y Marina de Guerra que con sus acciones victoriosas deben resarcir al Perú por el daño que han causado con su extraña aceptación de la presencia de la fuerza armada enemiga en tierra y mar peruanos. Debemos decir con mucha claridad que la acción militar es la única garantía para mantener nuestra integridad territorial; lo demás es traición a la patria y suena a recepción de coima chilena.
Para defender la imagen de Chile, el señor Roncagliolo cuidadosamente ha evitado tipificar la acción chilena como agresión armada, y ahora quiere que los peruanos esperemos con los brazos cruzados la buena voluntad de los ladrones chilenos, que siguen adquiriendo más armamento. En otra parte de la entrevista el canciller dice: “Claro que, en caso de incumplimiento, uno puede recurrir al Consejo de seguridad, porque la Corte de La Haya es el Poder Judicial de las Naciones Unidas y el Consejo de seguridad es el poder, digamos, punitivo. Entonces uno puede reclamar al Consejo de seguridad o pedir el pronunciamiento de la Asamblea General. Pero realmente yo no me ha puesto en ese caso. Me parece que hay un compromiso muy solemne de ambos países, ratificado innumerables veces. La última, en la reunión de Unasur, tres días antes de iniciarse la fase oral. De manera que yo no me he puesto en ese caso”.
¿Cree el señor Roncagliolo en el “compromiso solemne” del enemigo chileno? ¿Cómo sabe que los ladrones chilenos cumplirán su palabra? ¿Es Roncagliolo miembro del gobierno chileno, o agente3 del gobierno chileno para que sepa eso?, ¿tiene cualidades de vidente? El señor canciller se presenta como defensor de los intereses de Chile y evidencia que no ha leído la Historia, que nos demuestra una sucesión de violaciones del derecho internacional cometidas por Chile: desde el robo de Pisagua, Iquique, Tarapacá y Arica, pasando por el incumplimiento de lo estipulado en el tratado de Ancón de 1883, hasta el actual despojo, manu militari, del Triángulo de Tacna y de 36 000 km2 de mar.
Olvidando la prudencia que corresponde a un diplomático, que debe limitarse a expresar las posiciones de su país o a denunciar al enemigo, el canciller peruano se ha convertido en apologista del enemigo chileno, que se prepara para robar más territorio, explotar a los peruanos mediante el comercio y asesinar a miles de peruanos.
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1 Leer La timba de La Haya: Cara, pierde Perú; sello, gana Chile.
2 Leer EE. UU., enemigo descoyuntador de América Latina.
3 Leer Servidumbre apurada: Para Roncagliolo integración con Chile no debe esperar la sentencia de La Haya.
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