En el portal del diario español La Vanguardia del 16 de agosto de este año, con el título “Sólo Ingebrigtsen puede con Katir en el 5.000”, se lee en el artículo de Juan Bautista Martínez:
Mo Katir buscó el oro. Mantuvo el pulso hasta el final. Lo intentó y le plantó cara hasta la última recta al impresionante Jakob Ingebrigtsen. Venía el español de ganar el bronce en el 1.500 mundialista pero en Munich se trataba del 5.000. Menos explosividad pero más resistencia. Menos velocidad pero más estrategia. Katir corrió con una inteligencia supina, siempre bien colocado, sin prisa, sin precipitación hasta atrapar una plata notable con un tiempo de 13m22s98, su mejor marca de la temporada en la distancia. Por delante solo el noruego Ingebrigtsen (13m21s13), inabordable en los últimos metros, cuando protagonizó el cambio definitivo.
Comentario
El artículo destaca las cualidades de un deportista, por lo cual no corresponde emplear el adjetivo supina, que sólo debe emplearse para una cualidad o hecho negativo: estupidez supina, ignorancia supina, etc. No es el caso el sustantivo inteligencia, que es positivo.
La duración del tiempo se escribe así: 10 min 4 s, 9 min 10 s, o con mayor precisión: 10 min 4.38 s, 9 min 10.79 s
Podríamos decir por ejemplo:
Mo Katir buscó el oro. Mantuvo el pulso hasta el final. Lo intentó y le plantó cara hasta la última recta al impresionante Jakob Ingebrigtsen. Venía el español de ganar el bronce en el 1.500 mundialista pero en Munich se trataba del 5.000. Menos explosividad pero más resistencia. Menos velocidad pero más estrategia. Katir corrió con gran inteligencia, siempre bien colocado, sin prisa, sin precipitación hasta atrapar una plata notable con un tiempo de 13 min 22.98 s, su mejor marca de la temporada en la distancia. Por delante solo el noruego Ingebrigtsen (13 min 21.13 s), inabordable en los últimos metros, cuando protagonizó el cambio definitivo.