”La historia de Colombia está indeleblemente marcada por la profunda fe católica de sus gentes, por su amor a la Eucaristía, su devoción a la Virgen María y el testimonio de caridad de insignes pastores y laicos. El anuncio del Evangelio ha fructificado entre ustedes”, dijo el Santo Padre al segundo grupo de obispos de la Conferencia Episcopal de Colombia, al final de su quinquenal visita ·ad Limina”.
Sin embargo, los mismo prelados han constatado también “los efectos devastadores de una creciente secularización, que incide con fuerza en los modos de vida y trastorna la escala de valores de las personas, socavando los fundamentos mismos de la fe católica, del matrimonio, de la familia y de la moral cristiana” A este respecto, observó el Papa “la infatigable defensa y promoción de la institución familiar sigue siendo una prioridad pastoral para ustedes. Por ello, en medio de las dificultades, les invito a no retroceder en sus esfuerzos y a seguir proclamando la verdad integral de la familia, fundada en el matrimonio como Iglesia doméstica y santuario de la vida”.
Benedicto XVI recordó después que el Plan Global (2012 – 2020) de la Conferencia Episcopal de Colombia trazaba como objetivo general “promover procesos de nueva evangelización que formen discípulos misioneros, animen la comunión eclesial e incidan en la sociedad desde los valores del Evangelio”. “Acompaño con mi oración este propósito -dijo- pidiendo a Dios que, al llevarlo a cabo, los ministros de la Iglesia no se cansen de identificarse con los sentimientos de Cristo, Buen Pastor, saliendo al encuentro de todos (...) para ofrecerles la luz de su Palabra. Así, el dinamismo de renovación interior llevará a sus compatriotas a revitalizar su amor al Señor, fuente de la que podrán surgir caminos que infundan una firme esperanza para vivir de manera responsable y gozosa la fe e irradiarla en cada ambiente”.
A continuación invitó a los obispos a consagrar “lo mejor de su ministerio a los presbíteros, diáconos y religiosos que están bajo su cuidado (...) ayudándoles a discernir la verdad de la llamada de Dios, para que respondan a ella con generosidad y rectitud de intención. A este respecto, será oportuno que, siguiendo las orientaciones del Magisterio, propicien la revisión de los contenidos y métodos de su formación, con el deseo de que ella responda a los desafíos de la hora presente y a las necesidades y urgencias del Pueblo de Dios”.
A pesar de algunos signos esperanzadores, “la violencia continúa trayendo dolor, soledad, muerte e injusticia a muchos hermanos en Colombia”, señaló el Santo Padre, agradeciendo “la misión pastoral que, muchas veces en lugares llenos de dificultades y peligros, se está realizando en favor de tantas personas que sufren inicuamente en su amada nación”. Por último, exhortó a los miembros del episcopado a seguir contribuyendo” a la tutela de la vida humana y al cultivo de la paz, inspirándose para ello en el ejemplo de nuestro Salvador y suplicando humildemente su gracia. Siembren Evangelio y cosecharán reconciliación, sabiendo que, donde llega Cristo, la concordia se abre camino, el odio cede paso al perdón y la rivalidad se transforma en fraternidad.