Según Samir Amin hemos entrado en una nueva fase del capitalismo. Cree que se trata de una etapa cualitativamente nueva. El sistema capitalista no solo está en crisis, -mantiene Amin- sino que lo que se está produciendo en él una autentica implosión, pero que no es el efecto de la lucha popular. Añade que los partidos de izquierda que se ponen a “congelar” durante 50 años simplemente desaparecen.
Samir Amín es uno de los pensadores marxistas más importantes de su generación. Nacido en El Cairo, pasó su infancia y juventud en Port Said. Fue allí donde asistió a la escuela secundaria. De 1947 a 1957 estudió en París, obteniendo un diploma en Ciencias Políticas antes de graduarse en estadística (1956) y economía (1957). En su autobiografía Itinéraire intellectuel confesó que su vida militante solo le permitía dedicar un mínimo de tiempo a su preparación para los exámenes universitarios. En efecto, a su llegada a Paris, Amin se unió prontamente al Partido Comunista Francés. Sin embargo, terminaría alejándose de esta organización para aproximarse a los círculos de pensamiento maoísta
Samir Amin es autor de una voluminosa obra de análisis crítico del capitalismo y de sus crisis. Durante una reciente visita a Ecuador de este notable pensador marxista, Irene León, de la organización FEDAEPS, le realizó una entrevista. De ella hemos tratado de resumir las ideas que nos han parecido más significativas.
Según Samir Amin hemos entrado en una nueva fase del capitalismo. Cree que se trata de una etapa cualitativamente nueva, caracterizada por la extraordinaria centralización del capital, llegando a tal punto que, hoy en día, el capital monopólico lo controla absolutamente todo.
Se trata de un relevante cambio cualitativo que él le adjudica la calificación de “monopolio generalizado”, es decir, que extiende sus tentaculos a todas las esferas.
Esta característica provoca consecuencias importantísimas . “En primer lugar -dice Samir Amin- se ha desvirtuado completamente la democracia burguesa, pues si antes se fundamentaba en una oposición izquierda-derecha, que correspondía a alianzas sociales, más o menos populares, más o menos burguesas, pero diferenciadas por sus concepciones de la política económica, en la actualidad, en Estados Unidos, por ejemplo, republicanos y demócratas, o en Francia socialistas de la corriente de Hollande y la derecha de Sarkozy,
Samin cree que el sistema capitalista no solo está en crisis, sino que lo que se está produciendo es una autentica implosión del sistema mismo… Es decir, el sistema no está siendo capaz de reproducirse desde sus propias bases. O dicho de otra forma, está siendo víctima de sus propias contradicciones internas.
Por otra parte, Samir Amin cree que a diferencia de lo que ocurría en el pasado, las fuerzas reaccionarias dominantes -el capital monopólico- está concentrado en una triada imperialista constituida por Estados Unidos-Europa-Japón. A esta tríada se suman todas las fuerzas reaccionarias alrededor del mundo que se agrupan, de una forma u otra, en bloques hegemónicos locales. De acuerdo con la opinión de Samir Amin, estas fuerzas reaccionarias locales son extremadamente numerosas y difieren enormemente de un país al otro.
“La estrategia política de las fuerzas dominantes,-Estados Unidos-Europa-Japón- está definida por su identificación del enemigo. Para ellos, el enemigo son los países emergentes, es decir, China. El resto, como India, Brasil y otros, son para ellos semi-emergentes”.
Un sistema que implosiona pero con una dévol réplica popularyes
Para Samir Amin, el sistema capitalista no está implosionando como consecuencia del ataque organizado de los pueblos, sino que paradójicamente su destrucción está siendo una consecuencia de su propio éxito. “Desgraciadamente, -puntualiza Samir Amin- si examinamos los movimientos de nuestros pueblos en la actualidad, su grado de conciencia sobre la naturaleza del sistema y, particularmente, sobre la implosión es aún muy débil y muy limitado. Se circunscribe a la izquierda histórica de tradición marxista, mientras la mayoría, al cabo de reiteradas capitulaciones frente al neoliberalismo, no se cuestiona, ni problematiza el asunto de fondo”.
Y Amin hace una puntualización histórica: “Los momentos revolucionarios son raros y cortos a lo largo de la historia, y si en esos momentos, hay iniciativas audaces, estas ganan terreno y se abren paso muy rápidamente. No me molesta escuchar que en la actualidad, los comunistas en Ecuador o en Egipto, son una pequeña minoría y en casos no logran nada en las elecciones generales y demás. Si tienen audacia, y no solamente una audacia retórica, si emprenden acciones, eso se convierte rápidamente en una bola de nieve”.
Para constatarlo, explica Samir Amin, basta examinar la historia de los partidos comunistas que han llegado al poder. Alcanzaron el poder en muy corto tiempo. El Partido Bolchevique se constituyó formalmente en 1897. En 1905, siete años después, hubo una primera revolución y siete años después, vino la segunda. No pasaron ni siquiera veinte años.
“Cuando el Partido Comunista Chino, se reunía en Shanghái, con Mao y otros, eran apenas una veintena, muy pocos para un país de la dimensión de China. Seis meses después, fueron varios centenares y unos años después, ya encabezaban un pequeño ejército local de liberación. Similares características tuvo la Revolución Cubana, liderada por Fidel Castro”.
Samir Amin cree que históricamente las victorias revolucionarias han sido o rápidas o inexistentes. “El hecho es que los partidos de izquierda que se ponen a congelar, durante cincuenta años, esperando el “momento indicado”, simplemente se congelan y ahí termina su historia”.
Fuente: Questión Digital