Muchas cosas que vemos ahora se conocen de antes, por ejemplo, el maltrato de una esposa a su consorte que gobierna un país o un imperio. Puede ser que le respondan mal delante de invitados, que le den la espalda groseramente o que se nieguen a compartir la alegría del esposo y del pueblo.
Un precedente está en la Biblia, en el libro de Esther. Cuentan allí que el rey persa Asuero organizó una gran fiesta en su palacio, para mostrar la grandeza y la gloria de su imperio. Estaban invitados príncipes y gobernadores. También se convocó a todo el pueblo para que participara de la alegría y se repartía vino a todo el que deseaba.
Al mismo tiempo, la esposa del rey, la reina Vashti, había organizado para las mujeres un gran banquete y fiesta en la casa real.
Al séptimo día, estando ya muy alegre, el rey mandó llamar a su esposa Vashti, para dirigirse juntos al pueblo y mostrar la belleza y riqueza de la reina, que debía aparecer con la corona real. Pero el llamado del rey cayó en oídos sordos, Vashti no quiso ir.
Ante el terrible desplante, Asuero convocó a sus consejeros de más confianza, para analizar la grave e incómoda situación que se había suscitado, y tomar alguna decisión. Los consejeros explicaron al rey que la conducta de la reina era una ofensa muy grave al rey, a los pueblos del reino y a los personajes notables que habían sido invitados a la corte. En una versión del capítulo 1, versículos 16-20 del libro de Esther leemos:
16 Y dijo Memucán delante del rey y de los príncipes: “No solamente contra el rey ha pecado la reina Vashti, sino contra todos los príncipes y contra todos los pueblos que hay en todas las provincias del rey Asuero.
17 Porque este hecho de la reina llegará a oídos de todas las mujeres, y ellas tendrán en poca estima a sus maridos, diciendo: ‘El rey Asuero mandó traer delante de sí a la reina Vashti, y ella no vino’.
18 Y entonces dirán esto las [grandes] señoras* de Persia y de Media que oigan el hecho de la reina, a todos los príncipes del rey; y habrá mucho menosprecio y enojo”.
Los asesores proponen el remedio:
19 Si parece bien al rey, salga un decreto real de vuestra majestad y se escriba entre las leyes de Persia y de Media, para que no sea quebrantado: Que Vashti no venga más delante del rey Asuero, y el rey haga reina a otra que sea mejor que ella.
20 Y el decreto que dicte el rey será oído en todo su reino […], y todas las mujeres darán honra a sus maridos, desde el mayor hasta el menor.
Qué pasó después
Para las normas sociales de entonces (y de hoy) es grave que un cónyuge haga quedar mal en público a su pareja, y peor si este desempeña un cargo importante o gobierna. En el relato bíblico, tras la publicación del edicto, se convocó oficialmente la búsqueda de hermosas doncellas en todo el reino, y la elegida fue Esther.
Sería bueno que toda la gente lea estas historias y capte sus enseñanzas y valores.
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* Aquí "señora" no significa simplemente 'mujer casada' sino 'mujer con poder político y económico', porque la palabra que emplean en el texto hebreo para expresar "señoras" es sarot, plural de saráh, femenino de sar, que es 'ministro', 'gobernador', 'príncipe', 'noble'. [Nota de Con nuestro Perú.]
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