"No vamos a permitir que la experiencia de Libia se reproduzca en Siria. Lamentablemente, nuestros socios occidentales se han apartado de los acuerdos de Ginebra y están buscando forzar la salida de Bashar al-Assad”, advirtió el Canciller ruso.
“El Kremlin no permitirá que tal cosa vuelva a suceder”, dijo y criticó que no se haya invitado a Moscú a las conversaciones sobre el futuro de Al-Assad, desestimando las especulaciones de que su país estaba preparando la partida del líder sirio.
"No estamos sosteniendo conversaciones, de ningún tipo, sobre el destino de Al-Assad. Todos los intentos de presentar la situación de otra manera son sombríos, pero sabemos que la diplomacia de ciertos países es conocida por tratar de distorsionar los hechos a su favor", señaló refiriéndose a los países de Occidente, sgún citan varias agencias.
Subrayó que la prioridad de Rusia es “poner fin a los disturbios en Siria”, y no discutir el destino de un hombre y añadió que el Kremlin no se aferraba a cualquier líder individual en Siria, declarando que "nuestra posición sobre Siria es bien conocida: Moscú no se aferra, ni a Al-Assad, ni tampoco a alguna otra figura política siria".
Sobre la invasión a Libia, sostuvo que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) alteró la resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, porque al ejecutar la zona de exclusión aérea sobre el cielo libio, respaldó a una parte del conflicto e intervino en los asuntos internos de este país, con la resolución 1973 del Consejo, que autorizó el establecimiento de la zona de exclusión aérea en Libia, pretexto para que los países realicen una intervención militar.
Rusia y China se oponen con firmeza a una zona de exclusión aérea en Siria, país donde terroristas y mercenarios pagados por potencias extranjeras intentan derrocar a Assad, hecho sostenido con pruebas por el gobierno sirio.