El presidente del régimen israelí, Shimon Peres, admitió que su país participó en el envenenamiento del líder de la resistencia palestina Yaser Arafat, expresidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Burlescamente, el titular del régimen de Israel ha señalado que no se debería haber eliminado a Arafat, pues con él se podía conversar.
Las declaraciones de Peres fueron realizadas el viernes últimos y fueron reproducidas por varios medios.
Como se recuerda, Arafat pereció tras una grave y misteriosa enfermedad que consumía su vida día a día, hasta el 11 de noviembre de 2004, fecha de su fallecimiento.
Arafat murió en Francia, donde las autoridades no revelaron la causa del deceso escudándose en las leyes sobre la intimidad. No obstante, entonces circulaban versiones sobre un envenenamiento del líder palestino por parte del servicio de Inteligencia del régimen de Israel (el Mosad) lo había envenenado con talio, un elemento radioactivo.
En noviembre, un grupo de expertos franceses y suizos exhumaron el cadáver de Yaser Arafat en Ramalá, Cisjordania, para aclarar las causas de su muerte y confirmar si había sido provocada por envenenamiento.
Los resultados confirmaron la muerte por envenenamiento. De otro lado, documentos indican que Ariel Sharon había ordenado matar a Arafat durante una conversación con su exministro de asuntos militares, Shaul Mofaz.
Como es de esperarse, el gobierno de los Estados Unidos, que tiene a millones de ciudadanos desempleados, vagos, drogadictos, y muchos servicios de salud y educación inaccesibles para los estadounidenses, seguirá manteniendo con un multimillonario presupuesto al estado de Israel, sin importar los asesinatos cobardes que perpetre.