El gobierno de los EE. UU. ha anunciado públicamente que va a dar respuesta militar al uso de armas químicas por parte de la fuerza armada siria. Según se informa, el ataque militar no será invadiendo suelo sirio sino bombardeando con misiles las bases aéreas y, en general, las instalaciones militares y arsenales de Siria.
El motivo
Oficialmente, los EE. UU. explican que su cometido es dar una lección a todo el mundo para que se entienda que el empleo de armas químicas es inaceptable y que ellos, asumiendo el papel de policía mundial, castigarán a cualquier país que las utilice. Para tomar esta decisión se basa en las acusaciones de los rebeldes que luchan contra el gobierno sirio, según las cuales los gases venenosos han causado la muerte de cientos de personas.
Está en marcha la investigación de un equipo de expertos de la ONU, que hasta el momento ha comprobado que hay muchas muertes y que va a informar para saber cuál ha sido la causa de los decesos. Si es posible, se averiguará cómo y por qué medio (¿proyectiles?) llegó a la zona afectada la sustancia tóxica causante de las bajas.
Pero los estadounidenses han aclarado que no van a esperar los informes oficiales y que atacarán “castigando” a Siria, sin que haya autorización del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, lo cual constituye gravísima violación del Derecho Internacional.
¿Por qué tanto apuro?
Es evidente que al gobierno de los EE. UU. no le importan ni la comprobación de los hechos ni la legalidad de sus acciones. Hasta el momento, todos los indicios de empleo de sustancias tóxicas apuntan a los terroristas que luchan contra Damasco. En el mes de marzo hubo un ataque en Khan al-Asal1 y lo que pudieron encontrar los especialistas de la ONU fueron pistas que señalaban a los rebeldes, pero Occidente minimizó el caso y no impulsó una investigación.
Por tanto, la verdad es que a los EE. UU. no interesa ni preocupa que se haya empleado gas tóxico ni quién —el gobierno sirio o la oposición armada— lo haya usado; lo que realmente le preocupa es que hasta la fecha los terroristas y mercenarios que combaten contra el gobierno sirio no triunfan porque no han recibido un apoyo militar fuerte y decisivo de Occidente, especialmente si tenemos en cuenta que desde abril y mayo hasta la fecha la fuerza armada siria ha pasado a la ofensiva y cosecha éxitos militares importantes2.
Aspecto militar
La oposición armada siria, formada por terroristas (de al-Qaeda y al-Nusra), mercenarios y fanáticos religiosos, es un conglomerado de fuerzas que desde el comienzo de la insurrección ha demostrado que tiene una estrategia dependiente de la ayuda externa. Cualquier movimiento insurreccional aumenta su fuerza arrebatando armas al gobierno, pero estos rebeldes que actúan en Siria desde el inicio de sus acciones en 2011 aparecieron armados con fusiles y ametralladoras3, que ahora se sabe proceden de los arsenales libios que saquearon los terroristas islámicos a la caída de Muammar Qaddafi. Guerrilleros o terroristas de cualquier parte del mundo en corto tiempo no cuentan con artillería; pero en Siria sí: tienen abundancia de piezas portátiles como morteros, cañones sin retroceso y bazucas, lo que les ha permitido imponer una modalidad de lucha de posiciones que asegura la destrucción de viviendas y muerte de civiles, objetivo importante encargado por sus patrones de Occidente.
Sin ningún intento de guardar las apariencias, cada vez que la fuerza armada siria contragolpea, los terroristas se quejan y lamentan de que Occidente los ha abandonado, pese a que todo el tiempo Arabia Saudita y Catar4 les envían armas y dinero. Además, las reservas de personal combatiente son prácticamente ilimitadas, pues en Jordania y Turquía hay miles de terroristas que van reponiendo las bajas que se producen en los combates.
Con la finalidad de facilitar las cosas cuando EE. UU. o la OTAN ataquen con aviones o misiles5, desde hace meses hay grupos de terroristas y fuerzas especiales infiltradas de la OTAN que atacan y hostigan permanentemente las bases aéreas y los radares de la fuerza armada siria. Esto disminuye notablemente la capacidad de reacción de los militares sirios.
Lo que se viene, objetivos de ambos bandos
Los estadounidenses han declarado que atacarán dos o tres días bases militares, cuarteles, centros de comunicación, arsenales, etc., lo cual, evidentemente, “nivelará” la situación militar y facilitará la reacción de los terroristas, que a la fecha llevan la peor parte en los enfrentamientos.
Objetivos estratégicos
Como hizo saber el general yanqui Wesley Clark, el plan de los EE. UU. es derrocar y cambiar gobiernos en el Oriente Medio, para conseguir una alineación favorable a los intereses de dominación de EE. UU. e Israel. Esto ha tenido éxito en Tunisia, Libia, Irak, Egipto y Sudán, pero los huesos duros de roer son los gobiernos de Siria e Irán, que mantienen su independencia y no quieren ser sirvientes de Occidente.
Estando claros los intereses y objetivos geopolíticos, otra finalidad que persigue Occidente es causar muerte y destrucción. En el caso de Siria, la modalidad de combate en zona urbana impuesta por los terroristas ha llevado a la destrucción completa o parcial de muchas ciudades sirias, a tal punto que si sumamos la destrucción de casas e infraestructura que sufre Siria, se verá que puede ser mucho mayor que la sufrida por Hiroshima y Nagasaki, solo que en Siria no se han empleado bombas atómicas.
Riqueza gasífera
En el lecho marino del Mediterráneo se han descubierto grandes depósitos de gas6, frente a las costas de Israel, Líbano, Siria y la isla de Chipre. Los dirigentes políticos y financistas de Occidente, acostumbrados a gobernantes lacayos de África y América Latina que a cambio de coimas entregan el gas y petróleo de sus pueblos, ven con suma preocupación que un país soberano como Siria pueda hacer lo más justo y natural: administrar sus riquezas naturales. Y la preocupación es mayor si se tiene en cuenta que la costa siria vendría a ser el terminal de gasoductos que vienen de Irán y Catar. He aquí otro motivo más que explica por qué los EE. UU. y Europa quieren deshacerse de al-Assad y desintegrar Siria; saben que jamás podrán apoderarse de las riquezas de Siria mientras este país tenga un gobierno independiente.
Papel de Rusia
El gobierno ruso es el principal sostenedor de Siria en lo militar, político y diplomático. Las armas con que se defienden los sirios son proporcionadas por Moscú. Existe desde hace décadas una amistad entre Siria y Rusia, que tiene en la costa siria su única base naval (la de Tartus) en el Mediterráneo.
Está claro que los occidentales no desean ver allí a los rusos y harán todo lo posible para destruir la fuerza armada siria y derribar al gobierno de Bashar al-Assad, para que se divida Siria por lo menos en tres miniestados que Occidente controle con facilidad.
El gobierno ruso desde el inicio de la crisis ha expresado que está por una solución política y no militar, y que no entrará en guerra. Tienen mucho que perder. A diferencia de los EE. UU., que solo necesita imprentas para sacar sus dólares, Rusia depende de la economía real, no de los billetes que pueda imprimir.
Consecuentemente, Rusia —en cuya economía el gas y el petróleo son muy importantes— quiere mantener la relativa estabilidad económica de que disfruta, que se vería seriamente alterada con una crisis bélica, pues los precios de los hidrocarburos en tiempo de conflicto se irían a las nubes un corto tiempo pero caerían por los suelos durante largos meses, lo que ocasionaría un grave desequilibrio presupuestal al gobierno de Moscú.
En los planes de los azuzadores de Occidente, toda la inestabilidad que se vive en el Oriente Medio debe desembocar en la caída de los gobiernos de Siria, primero, e Irán, después. Y, según explican el analista Adrián Salbuchi7 y los entendidos en Geopolítica, tras la caída de Siria e Irán la próxima víctima de los sicarios es Rusia.
En este caso no estaría sola, porque el cerco de cientos de bases militares de EE. UU. y las provocaciones y amenazas de Occidente se extienden también contra China e Irán. La Historia demuestra que los rusos hasta el último momento tratarán de evitar una guerra, pero si esta resulta inevitable por sufrir una agresión directa —como en las invasiones de Napoleón y Hitler8—, no paran la lucha hasta la derrota total del enemigo.
De los chinos e iraníes puede decirse otro tanto: hace siglos que son países pacíficos, y las últimas guerras que tuvieron les fueron impuestas: en el caso de China la invasión del Japón (1937-1945) y en el caso de Irán luchó contra la invasión del Irak de Saddam Hussein (1980-1988).
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1 Leer En Siria mercenarios terroristas usan armas químicas y no se investiga.
2 Leer Victoria del Ejército Sirio en Qusseir desconcierta a los centros de decisión internacionales y regionales y Contraofensiva de las tropas sirias desde Damasco hasta el Mediterráneo.
3 Leer Peculiaridades de la insurrección en Siria y perspectivas de la crisis, La CIA preparó desde 2006 la insurrección terrorista de Siria y Diario británico desvela el papel clandestino de la inteligencia británica de apoyo a los terroristas en Siria.
4 Leer Arabia Saudita y Catar envían armas austriacas a Siria, “Rebeldes” sirios son mercenarios que cobran dólares de Turquía y Qatar y Siria acusa a EE. UU., Francia, Qatar, Arabia Saudita y Turquía de apoyar ataques terroristas.
5 En EE. UU., el excongresista demócrata por Ohio Dennis Kucinich comentó: “¿Y qué…?, ¿estamos ahora a punto de convertirnos en la fuerza aérea de al-Qaeda? Artículo "Kucinich: Striking Syria Will Make U.S. Military 'Al-Qaeda’s Air Force'", 27-08-2013 en National Review Online en
6 Leer Riqueza del gas: Cómo aprovecharla. El ejemplo de Israel.
7 Leer Salbuchi: “Si cae Siria, cae Irán y luego el ataque va directamente contra Rusia”.
8 Los EE. UU. son el país militarmente más fuerte del mundo como en su tiempo fueron la Francia de Napoleón y la Alemania de Hitler, que estaban completamente convencidos de que iban a vencer a Rusia. Parece que a estas potencias les viene el antojo de atacar a Rusia, por sus riquezas naturales y por su estratégica ubicación geográfica.
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