Por Robert Freeman*

banderas rusas Sebastopol

Ucranianos prorrusos ondean banderas rusas para dar la bienvenida el buque insignia de la flota rusa del Mar Negro, el crucero de misiles Moskva, que entra en la bahía de Sebastopol el 10 de septiembre de 2008. (Foto: AFP)

 

Ucrania está mucho más cargada de presagios que lo que parece. Se trata fundamentalmente del petróleo del Golfo Pérsico. Así ocurrió con la I Guerra Mundial. El peligro radica en la posibilidad de que la escalada se vuelva incontrolable, igual que en la Primera Guerra Mundial

Pongamos a Ucrania en un contexto estratégico mundial.

El petróleo se está agotando. Dios ya no hace dinosaurios para que se diluyan en la corteza terrestre. En cambio, a medida que los países del mundo en desarrollo aspiran a niveles de vida del Primer Mundo, se está acelerando el descenso del finito suministro mundial de petróleo. La tasa a la que se están agotando las reservas conocidas es cuatro veces mayor que el descubrimiento de nuevos yacimientos de petróleo. Por eso el petróleo costaba 26 dólares el barril en el año 2001, pero hoy está a 105. Es la oferta y la demanda.

El petróleo nos trae a la memoria aquel viejo refrán “En el país de los ciegos, el tuerto es rey”. En la civilización industrial, la nación que controla el petróleo es el rey. Y el 60% de las reservas conocidas de petróleo están en el Golfo Pérsico. Por eso los Estados Unidos invadió Irak en 2003: para tomar el control del petróleo. Alan Greenspan dijo por lo menos una verdad en su vida: “Odio tener que admitir lo que todos saben. [La invasión de] Irak es por el petróleo”.

Pero Estados Unidos perdió la guerra en Irak. ¿Recuerdan? Estados Unidos decía que iba a instalar allí una democracia y 14 bases permanentes. Ya no está allí. Estados Unidos quedó agotado tras mostrarse incapaz de pacificar a la jihad islámica que se había desatado como reacción ante el pretexto yanqui de buscar inexistentes armas de destrucción masiva. A las finales, Irak se alió con Irán, su camarada de armas shiita en las guerras de religión musulmanas.

Así, hoy la batalla por el Golfo Pérsico se desarrolla a través de sus dos potencias regionales, Arabia Saudita, el campeón del Islam sunita, e Irán, el portador de la antorcha del Islam shiita. Pensemos en las guerras entre los protestantes y católicos en el siglo XVI. Estados Unidos respalda a Arabia Saudita, como lo ha hecho desde 1945, cuando Roosevelt hizo un trato con Ibn Saud para proteger su trono ilegítimo a cambio de que la casa de Saud venda petróleo solo por dólares**.

Irán, por supuesto, es implacablemente hostil a Estados Unidos después de que este país derrocó en 1953 al Presidente democráticamente electo de Irán, Mosaddeq, e instaló su propio títere fascista, el sha de Irán. Los iraníes derrocaron al sha en 1979 e implantaron una teocracia fundamentalista que continúa hasta nuestros días.

El principal aliado de Irán en la región es Siria, que Estados Unidos desde hace tres años trata de derrocar ayudando a los rebeldes vinculados al-Qaeda que están atacando a Siria. El principal protector militar de Siria es Rusia, que el año pasado convenientemente rescató a Obama de su infantil declaración de la “línea roja”, una amenaza que no tenía la capacidad de llevar a cabo ni militar, ni política ni diplomáticamente.

Así, la agitación en Ucrania realmente tiene que ver con los Estados Unidos que trata de debilitar al protector de Siria, que es Rusia. Si Rusia está debilitada, Siria está debilitada. Si Siria está debilitada, Irán está debilitado. Si Irán se debilita, Estados Unidos tiene una mejor oportunidad de ganar el control de las mayores reservas mundiales de petróleo. Ese es el gran juego que está desarrollándose aquí.

El problema es el riesgo de escalada. No es en del todo fantasioso imaginar que algún ambicioso coronel ucraniano dispare contra las fuerzas rusas. Rusia responde, contundentemente. Esto pone a Ucrania en riesgo a los ojos de su protector europeo, que es la Unión Europea. Así que la OTAN interviene para tratar de intimidar a Rusia. Rusia toma represalias para ponerle un ojo morado a la OTAN. Y antes de que nadie se dé cuenta, los Estados Unidos es arrastrado a una guerra que nadie sabe cómo terminará. Casi exactamente así es cómo se inició la I Guerra Mundial.

Los alemanes estaban en guerra por conseguir petróleo del Golfo Pérsico mediante su relación con el imperio otomano. Y esto habría dado a Alemania la capacidad de estrangular a Inglaterra, que sólo hacía poco había empezado o usar petróleo por carbón en su armada. Entonces, Inglaterra revirtió su histórica rivalidad con Francia, en 1904, y con Rusia, en 1907, para tratar de contener a Alemania. Pero un pequeño e inesperado incidente en los Balcanes en el verano de 1914 tuvo graves consecuencias, hasta convertirse en la más grande guerra que el mundo había conocido.

En un acontecimiento insólito, un joven serbio mató de un balazo al heredero al trono austrohúngaro. Entonces Austria-Hungría atacó a Serbia. Rusia no podía quedarse de brazos cruzados cuando su única aliada en los Balcanes, Serbia, era humillada. Se movilizó contra Austria-Hungría, en lo que de hecho constituyó una declaración de guerra.

Alemania intervino en defensa de su aliado, Austria-Hungría, atacando al aliado de Rusia, Francia. Inglaterra, aliada de Francia, respondió declarando la guerra a Alemania. A menos de un mes de un pequeño incidente en una pequeña región del continente, las principales potencias de Europa estaban en guerra.

La I Guerra Mundial causaría 27 millones de bajas mediante la industrialización de la matanza humana. Destruyó cuatro grandes imperios, más de los que se hayan extinguido en cualquier otro evento. Se crearon once nuevas naciones, incluyendo Irak, Jordania, Siria, Líbano y Palestina (estas por la disolución del imperio otomano). Fue el evento que cambió el centro del poder mundial de Europa a los Estados Unidos, donde ha residido desde entonces. Esta guerra reorganizó la arquitectura del poder mundial más que cualquier acontecimiento de los últimos mil años.

Entonces el presagio que se ve en Ucrania es el de un orden de cosas estratégico mundial que está en la balanza. Estados Unidos debe someter a Rusia para ganar el control del petróleo del mundo. Es el mismo objetivo estratégico que guía la subversión que emprende los Estados Unidos contra el gobierno democráticamente electo en Venezuela, que se ubica en una de las mayores reservas mundiales de petróleo. En realidad, todas las agresiones de los Estados Unidos contra Irán, Siria y Venezuela y la subversión contra el gobierno democráticamente elegido de Ucrania pueden entenderse en este contexto.

El comodín en todo este revoltijo es China. China es el mayor comprador de petróleo iraní y el mayor inversionista internacional en Venezuela. Esto representa algunas de las iniciativas de China para contrarrestar el propósito de los Estados Unidos de controlar el petróleo del mundo. La potencial escalada de Ucrania, y también las presiones de Estados Unidos contra Siria, Irán y Venezuela, ineludiblemente involucran a China. Si China se ve envuelta y trata de defender a sus aliados y su suministro de petróleo, ya nadie sabrá cómo termina esto. Pero no será algo agradable.

Traducción por Con nuestro Perú de

Common Dreams, 08-03-2014

http://www.commondreams.org/view/2014/03/08

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* Autor especializado en la Primera Guerra Mundial y en la guerra de Vietnam. [Nota de Con nuestro Perú.]

** Leer El parto dividido del nuevo dólar scheiss, ciclo vicioso y espiral descendente [Nota de Con nuestro Perú.]

 

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