Fue un joven sirio originario de Raqqa el que narró al periódico libanés al-Akhbar su reciente viaje a una ciudad convertida en la capital del grupo Estado Islámico (EI, antes EIIL o EIIS).
Últimamente, esta milicia ha realizado un desfile militar en el curso del cual ha mostrado las armas a su disposición, incluyendo algunas obtenidas en Iraq como tanques e incluso un misil Scud. Fotos de este desfile han sido colocadas en Internet.
Todo esto muestra que esta ciudad está destinada a convertirse en la capital de este “califato mundial” que el EI ha proclamado y donde los métodos bárbaros de gobierno como las masacres, decapitaciones y crucifixiones se han convertido en algo normal.
Diplomado en Ciencias Económicas, Mohammad Abdalá vivía desde hace dos años en el Líbano. Él volvió a Raqqa en autobús para visitar a sus padres y parientes a los que no veía desde que abandonó el país.
“Fuimos recibidos por elementos del EI que nos saludaron. Su acento era saudí. Ellos querían asegurarse, sobre todo, de que no había militares entre los pasajeros y que las mujeres respetaban la obligatoriedad del niqab (velo que cubre el rostro).”
Él indicó que una pequeña distancia separa el punto de control del EI de otro del Ejército sirio y las Fuerzas de Defensa Nacional. Cuando alguien entra en la zona dominada por el EI las comunicaciones están cortadas. Las destrucciones resultan aparentes en los edificios públicos y residenciales.
En las calles, los vehículos circulan con una gasolina refinada manualmente. No hay elementos armados aparentes. Los robos y las infracciones no existen teniendo en cuenta la dureza de los castigos que esperan a quien los cometa. Esto contrasta con la época de anarquía que la ciudad sufrió cuando en poder del Ejército Sirio Libre (ESL). Resulta incluso posible adquirir cigarrillos y bebidas alcohólicas, aunque a precio doble.
Las oraciones se han convertido en obligatorias y todo el mundo detiene el trabajo diez minutos antes de su horario. Las calles quedan vacías en ese momento, a excepción de las patrullas del EI.
Impuestos mensuales han sido impuestos a los propietarios de las tiendas a cambio de protección, electricidad y agua.
Mohammed no oculta su admiración por la política del EI en contraste con la llevada a cabo por las milicias del ESL, apoyadas por EE. UU., que saquearon los edificios públicos durante su permanencia en la ciudad. El EI ha creado la Policía de Circulación Islámica y la ha desplegado en las calles. Una Instancia de Servicios Islámicos ejerce su control sobre todas las instituciones públicas mientras que Dar al-Hisba, la Casa de las Cuentas, vigila las actividades de compraventa para asegurarse de que “cumplen las normas islámicas.”
Según Mohammad, los habitantes de Raqqa intentan adaptarse a la nueva situación. Algunos se conforman con la seguridad que el EI proporciona, pero otros sueñan con el regreso del Ejército sirio a la ciudad. Todos se muestran de acuerdo, sin embargo, en su odio y rechazo al ESL. “Hoy el gobierno es sólo uno. Las gentes recuerdan el papel jugado por el ESL, cuyos elementos emprendieron la huida ante el avance del EI después de haber saqueado los edificios públicos, las tiendas, los bancos, los depósitos de trigo y los sitios arqueológicos”, señala Mohammad.
“Sea cual sea el gobierno, el Estado Islámico o el régimen sirio, las gentes reclaman seguridad y tranquilidad, que estuvieron ausentes de la ciudad durante mucho tiempo”, concluye.
Al-Manar, Beirut 03-07-2014
http://www.almanar.com.lb/spanish/adetails.php?eid=65745&cid=23&fromval=1&frid=23&seccatid=67&s1=1
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