Los militares estadounidenses ocultaron durante largo tiempo un ataque aéreo que provocó en marzo de 2019 la muerte de decenas de mujeres y niños cerca de la ciudad de Baguz, en el este de Siria, reveló el sábado The New York Times (NYT).

 

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Según el periódico, "ha sido uno de los incidentes con víctimas civiles más importantes de la guerra contra el Estado Islámico (Daesh, grupo designado terrorista en Rusia y otros países), pero nunca ha sido reconocido públicamente por el ejército estadounidense".

El 18 de marzo de 2019, un avión de ataque estadounidense F-15E lanzó dos bombas —una, de 500 libras y la otra, de 2.000— sobre una multitud de personas, principalmente mujeres y niños, que se encontraba cerca de la ciudad de Baguz.

En un principio se estimó que el bombardeó causó unos 70 muertos, pero el recuento final resultó muy superior.

El Comando Central de EE. UU. (Centcom) reconoció por primera vez esta semana que las bombas mataron a 80 personas, si bien afirmó que era un ataque justificado. Según el ente, el número de muertos incluye a 16 combatientes y cuatro civiles; en cuanto a las restantes 60 personas, se desconoce si eran militantes o civiles porque mujeres y niños en el llamado Estado Islámico también empuñaban las armas.

Los militares intentaron en todo momento ocultar el ataque que podría constituir "un posible crimen de guerra". "Se minimizó el número de muertos. Los informes fueron retrasados, limpiados y clasificados. Las fuerzas de la coalición liderada por EE. UU. arrasaron con buldóceres el lugar de la explosión. Y los máximos líderes no fueron notificados",  escribe el periódico.

El portavoz del Centcom, Bill Urban, aseguró al diario que el ejército llevó a cabo una investigación interna del incidente. “Investigamos el ataque de acuerdo con las evidencias que teníamos pruebas y asumimos toda la responsabilidad por la pérdida de vidas no intencional", dijo.


Con información de Sputnik