Lourdes Gómez
l atentado con bomba en un taxi de Liverpool, que acabó con la vida del presunto terrorista el domingo 14 de noviembre, ha puesto en evidencia las graves deficiencias del sistema de solicitud de asilo en Reino Unido.
La policía británica ha identificado a Emad Al Swealmeen como supuesto responsable de la explosión que acabó con su vida frente al Hospital de Mujeres de Liverpool. El presunto suicida, de 32 años, detonó un artefacto explosivo de confección casera cuando el taxi en que viajaba, el domingo pasado, se aproximó a la entrada del centro clínico, una de las maternidades con mayor actividad del Reino Unido.
HÉROE POPULAR
El taxista, David Perry, escapó “por milagro” al impacto de la deflagración, según recordó su mujer Rachel. “Tiene suerte de estar vivo. La explosión se produjo cuando estaba dentro del coche y que consiguiera escapar es un milagro completo”, escribió en Facebook.
El primer ministro, Boris Johnson, reconoció la “valentía” del conductor, quien al parecer encerró al pasajero en los asientos traseros al apercibirse de que portaba algo sospechoso. Imágenes grabadas en la escena del incidente se ve al taxista saliendo del vehículo segundos después de la deflagración.
“Con su heroico esfuerzo, consiguió evitar lo que pudo ser un desastre absolutamente horrible”, clamó la alcaldesa de Liverpool, Joanne Anderson. Cerca de 36.000 libras (unos 42.000 euros) se habían recolectado, hasta la tarde del martes 16, para el gran héroe popular en una campaña electrónica de micro financiación.
LOBO SOLITARIO
Mientras, la división contraterrorista del noroeste de Inglaterra prosigue con la investigación de lo que parece ser la acción de un “lobo solitario”, como describen políticos y analistas a los que atentan sin una célula de apoyo. Por lo pronto, quedaron en libertad cuatros veinteañeros que fueron detenidos horas después del siniestro bajo sospecha de asociación con Al Swealmeen. “No buscan a nadie más de momento”, dijo al diario Liverpool Echo el secretario de Estado en Seguridad, Damian Hinds.
La policía está convencida de que él mismo montó la bomba en el domicilio donde le recogió el taxi, a unos diez minutos del Hospital de Mujeres. Se trataría, según datos sin confirmar, de un combinado de peróxido de acetona (TATP, en sus siglas en inglés) similar al empleado en el atentado del Manchester Arena, de 2015, y los ataques islamistas de París, de 2015. Es posible, por tanto, que gran parte de los explosivos fallaran en el momento de la detonación.
El retrato que se está construyendo es el de un refugiado de Oriente Medio, que quiso integrarse en la sociedad británica y se dio de bruces con el sistema. Se dice que adoptó el nombre legal de Enzo Almeni en honor al dueño de la marca Ferrari y a su afición a las carreras de coches.
CONVERSO CRISTIANO
También se convirtió al cristianismo en 2017, abandonando el islamismo de su infancia en Oriente Medio. Fue guiado en el camino de la conversación por un militar jubilado, Malcolm Hitchcott, y su mujer Elizabeth, quienes le acogieron en su casa durante unos meses que pasó sin techo y en la indigencia.
El país natal de Al Swealmeen está envuelto en la incertidumbre. Y es la causa probable del rechazo de las autoridades a concederle asilo en Reino Unido. Unos medios hablan de que nació en Iraq, cerca de frontera de Siria, y que residió en Dubái antes de instalarse en Liverpool hacia 2014. Otros creen que procede de Jordania, motivo quizá por el que no prosperaría su solicitud de refugiado.
En esos años sufrió un trastorno mental y fue internado en un siquiatra. Hitchcott ha recordado el incidente en el que habría intentado suicidarse desde un puente de la ciudad, blandiendo un cuchillo en una mano.
“El sistema actual de asilo exacerba con frecuencia el sufrimiento de los solicitantes. A ellos contribuyen las largas esperas hasta que se anuncia la decisión, residencias inadecuadas y la prohibición de trabajar”, denunció la diputada escocesa Carol Monaghan en un debate parlamentario.
ANSIEDAD E INCERTIDUMBRE
La parlamentaria basó su intervención en informes de la Fundación de Salud Mental y otras asociaciones benéficas, que alertan de los problemas psíquicos de muchos refugiados. Datos recientes indican que el 61 por ciento de los solicitantes sufre graves trastornos mentales, lo cual representa una incidencia cinco veces mayor que entre la población en general.
“El sistema está estrictamente controlado y es muy complejo. A los solicitantes les resulta muy difícil aportar las pruebas que les piden para obtener la protección”, señala el Concejo de Refugiados. El 41 por ciento de solicitudes tienden a ser aprobadas en primera instancia.
La decisión puede demorar de seis meses a dos o más años. Mientras tanto, el refugiado vive en el limbo de la existencia, con un subsidio diario de 5.66 libras (6,6 euros) libras. “Las condiciones conectadas con el proceso de solicitar refugios conducen a niveles más altos de depresión, estrés postraumático y otros trastornos derivados de la ansiedad”, protestó la laborista Kate Osamor en el debate parlamentario.
Con información de Sputnik