La felicidad en cómodos plazos
La felicidad en cómodos plazos
Por José Carlos García Fajardo (*)
En el Día Mundial del medioambiente —como si hubiera alguno que no lo fuera—, nos recalcan que hay que reducir el uso de automóviles, de camiones, de todoterrenos con tracción 4x4, los de gran cilindrada porque constituyen una de las más grandes agresiones al medioambiente. Hemos montado nuestra vida como si fuera indispensable utilizar el coche a todas horas, impacientándonos por los transportes públicos, por la escasez de aparcamientos y por los embotellamientos en las grandes ciudades. Aparte del estrés que supone conducir en una gran ciudad con la atmósfera contaminada. Todos sabemos que la velocidad está limitada en las carreteras europeas, pero siguen fabricando vehículos de los que exaltan su capacidad de ponerse a 300 kilómetros por hora y a ‘mil’ si es preciso para la arrancada.