Hambre inducida
Por Carlos Miguélez Monroy*
Cuando los grandes productores agrícolas de la Nueva España anticipaban una mala cosecha, cerraban bajo llave sus almacenes para inducir a la escasez y, con esto, disparar los precios. Mientras se enriquecían, la población gastaba casi el total de sus ingresos en alimentos y medicinas por enfermedades relacionadas con el hambre. Como se frenaba el consumo de bienes manufacturados, los fabricantes y comerciantes despedían a sus trabajadores para sortear la crisis.