España y Portugal hace seis siglos poseían un poder significativo en el mundo, de manera que según las Bulas Alejandrinas, en 1493 el océano se dividió en dos partes y mediante una línea trazada de polo a polo a 100 leguas al oeste de las islas Azores y Cabo Verde, las tierras que quedaron al oeste de esa frontera pasaron a Castilla y las del este a Portugal. En aquel entonces, España expandió su dominio sobre los países latinoamericanos. A partir de este momento, los colonizadores ibéricos empezarían a explotar a los americanos y saquear sus riquezas, sus culturas y sus recursos naturales. Las minas de oro y plata y los recursos humanos de Latinoamérica sirvieron para expandir el imperio y los territoritos de España, pero su gloria y grandeza iban provocando la muerte de miles de personas, debido al trabajo forzoso y la mala situación que sufrían.