Esperanza para el rechazo en transplantes
Científicos de la universidad alemana de Schleswig-Holstein han desarrollado un procedimiento que podría significar terminar con los potentes fármacos antirechazo en los pacientes que han sido sometidos a transplantes.
Hasta ahora, los pacientes receptores de órganos transplantados deben seguir estrictas indicaciones médicas que incluyen poderosos fármacos —por lo general inmunosupresores, que limitan la acción inmunológica del organismo— para evitar el rechazo, lo que disminuye su calidad de vida.
Sin embargo, estos cócteles de fármacos, empleados hasta ahora, no son garantía de que el órgano sea finalmente rechazado en algún momento y producen efectos secundarios.
El estudio, publicado en la revista Transplant International, explica que el protocolo del equipo alemán contempla la mezcla de glóbulos blancos de los pacientes con los glóbulos del donante. De modo que al paciente se le inoculan células especializadas conocidas como células inductoras de aceptación de transplantes (TAICs).
Las TAICs se crean aislando un tipo de células del donante y modificándolas químicamente en el laboratorio, donde adquieren la habilidad de matar a las células del sistema inmunológico causantes del rechazo, a la vez que estimulan la acción de otro tipo de células inmunológicas que cumplen un papel beneficioso contra el rechazo.
Las células se cultivan junto con las del paciente receptor antes de ser inoculadas al paciente.
El equipo observó que un paciente de este trabajo experimental pudo estar ocho meses sin fármacos inmunosupresores, mientras que otros sólo necesitaron bajas dosis de éstos.
El procedimiento ha sido probado en pacientes que han recibido transplantes de riñones, a unos de los cuales se les inoculó las células antes de la cirugía y a otros después del transplante como una terapia adicional.
Los científicos de Schleswig-Holstein, liderados por el doctor James Hutchinson, indicaron que la técnica todavía está en una etapa preliminar, pero que los resultados en los 17 pacientes son prometedores y podrían mejorar la calidad de vida de estos pacientes, que se podrían liberar de la fuerte y compleja medicación.
En una primera etapa se trabajó con 12 pacientes que recibieron riñones de donantes fallecidos. A ellos se les suministró TAICs además de los fármacos tradicionales antirechazo. Diez de ellos disminuyeron gradualmente la cantidad de fármacos convencionales y seis sólo necesitaron bajas dosis. Todos ellos disminuyeron el riesgo de rechazo.
En una segunda fase, cinco pacientes que recibieron riñones de donantes vivos recibieron las TAICs antes de que la cirugía.
Uno paciento pudo permanecer ocho meses sin ninguna clase de medicinas inmunosupresoras y a otro se le disminuyó con éxito la dosis hasta ser muy baja.
El equipo asegura que la estos procedimientos son prácticos y son una opción clínica segura, pero deben seguir desarrollando y refinando este método, que es una interesante posibilidad para este tipo de pacientes.