Por Herberth Cuba García
Una visión holística para el rediseño de la salud en el Perú
Las Redes Integradas de Salud (RIS) han despertado entusiasmo, consenso y expectativa. La propuesta ha alineado al Poder Ejecutivo con el Congreso de la República, a la academia universitaria y a los dirigentes gremiales, así como a otros sectores de la sociedad. El Ministerio de Salud (Minsa) trabaja a marcha forzada para implementarlas en el más breve plazo. Los detalles del trabajo generan tensiones por las múltiples intervenciones de actores políticos, económicos, sociales y culturales de diverso tipo. Es obvio que esto ocurra porque se trata del rediseño organizacional de la salud de nuestro país.
La novedad de la construcción de las Redes Integradas de Salud es que nacen e involucran al domicilio, al ciudadano, a la familia, a la comunidad, a establecimientos del primer nivel de atención (centros y postas de salud) y también a los hospitales. Es una visión holística y ambiciosa. El actual diseño organizacional en salud parte de múltiples divorcios: entre el hospital y las postas, entre salud pública y salud individual, entre prevención y atención curativa, entre lo público y lo privado, entre la autonomía institucional y la sujeción a una red, entre otros. Es obvio, entonces, que la Red Integrada de Salud no es solo la capacidad de enlazar establecimientos del primer nivel (postas y centros de salud). En realidad, es una transformación profunda y, como tal, implica nuevos roles, conceptos y lenguaje, redefinición de términos e instituciones y nuevos paradigmas.
No es fácil, sin embargo, emprender los cambios si la mentalidad de los funcionarios intermedios del sector salud no es favorable a las redes integradas. La tarea comunicacional y de debate resulta indispensable. Es un proceso prolongado que requiere creatividad e innovación, con la participación del mayor número de actores.
El rol de los hospitales dentro de las Redes Integradas de Salud es clave. Una red integrada de salud que no incluya a los hospitales perpetúa las múltiples separaciones, ineficacias y redundancias. Sin embargo, el hospital debe adquirir, dentro de la red, nuevos roles que fortalezcan y complementen la capacidad de respuesta frente a las necesidades de la población.
Por ejemplo, la tendencia mundial lucha por “la deshospitalización”, las estancias hospitalarias muy breves, la atención de los usuarios crónicos en su domicilio o cerca de él, las consultas ambulatorias en establecimientos del primer nivel, entre otros. Sin embargo, en el Perú ocurre todo lo contrario. Los usuarios —cualquiera sea su condición, aguda o crónica— acuden a los hospitales —a pesar de las colas, el hacinamiento y el enorme gasto— porque no tienen otra alternativa. Para integrarnos a la tendencia mundial es necesario que las instituciones del sector salud establezcan relaciones de confianza mutua con sus usuarios, con sus familias y dentro de su comunidad.
Por ejemplo, ¿cuántos usuarios hacen largas colas en los hospitales para consulta y tratamiento de condiciones de salud crónicas como diabetes, hipertensión y otras más, en modo innecesario e inhumano? La red integrada de salud debe acercar la oferta para esas necesidades a su domicilio o al establecimiento de salud más cercano. Pero, al mismo tiempo, las puertas del hospital deben estar abiertas, si ocurriese alguna complicación aguda de esos usuarios. Los hospitales tienen alta complejidad terapéutica y capacidad para enfrentar las condiciones agudas de los pacientes. Las condiciones de salud crónicas deberían ser atendidas en el domicilio o lo más cercano posible del usuario.
Otro ejemplo son los pacientes crónicos que requieren estancia indefinida en las unidades de cuidados intensivos, porque necesitan ventilación mecánica prolongada y cuidados permanentes para evitar que se compliquen. Esta situación es un drama, sobre todo en los niños. Estos pacientes que solo requieren ventilación mécanica y cuidados crónicos podrían recibirlos cerca de su familia, con otros de condición similar; o hasta en su propio hogar, con equipos profesionales multidisciplinarios. Pero con las puertas abiertas en las unidades de cuidados intensivos de los hospitales, por si ocurriera alguna complicación o agudización de su estado de salud. Con esta acción se consigue la humanización de la atención médica y se liberan recursos en la unidad de cuidados intensivos.
Es necesario crear un grupo de trabajo profesional y multidisciplinario para encontrar solución humanizada para este grupo de pacientes. Esta “realidad” es conocida solo en el ambiente hospitalario; sin embargo, a pesar de las reiteradas quejas de los usuarios, no encuentra solución satisfactoria. Es necesario realizar un censo en los hospitales a nivel nacional para conocer la magnitud del problema, analizar los requerimientos de cuidados integrales y establecer estrategias y medidas adecuadas para acercar la atención al domicilio dentro de la Red Integrada de Salud. Además, es necesario delimitar responsabilidades en los diversos niveles de gobierno.
Solo estos ejemplos bastan para graficar la importancia y la envergadura del proceso de construcción de las Redes Integradas de Salud. La conjunción de esfuerzos y el respaldo político del Congreso de la República y del Poder Ejecutivo resulta imprescindible.