Conoce la importancia de establecer horarios en nuestra alimentación
Desarrollar buenos hábitos alimenticios es esencial para que alimentos produzcan los beneficios esperados en nuestro cuerpo. Esto no sólo se relaciona con preparar bien o elegir adecuadamente los insumos que ingerimos, sino con darnos el tiempo, el espacio y el gusto de disfrutar nuestras comidas.
Precisamente, en una reciente investigación del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), practicado a 4 mil personas se descubrió que las personas que cenan antes de las nueve de la noche o esperan al menos dos horas antes de acostarse tienen cerca de un 20 por ciento menos de riesgo de cáncer de mama y de próstata que las que hacen la comida nocturna después de las 10 p.m. o aquellas que se acuestan inmediatamente después de haber cenado.
Aunque los investigadores no han estudiado los factores que están detrás de esta relación, se cree que tiene que ver con la capacidad de metabolizar la comida respaldada en hipótesis en ratones en los que cuando se les da una dieta hipercalórica durante la noche, al ser animales nocturnos, se adaptan a ella y no se vuelven obesos. En cambio, cuando se les da de día, se desajusta su capacidad para metabolizar la comida y terminan desarrollando obesidad.
Al respecto, el Dr. Mauricio León Rivera, director médico del Centro Detector del Cáncer y cirujano oncólogo de la Clínica Ricardo Palma, expresó que la cena debería ser la comida más reducida en todo el día ya que en la noche nos encontramos preparados para ahorrar y recuperar energía por medio del sueño. Lo ideal es comer alimentos livianos que no produzcan indigestión y que no generen acumulación de energía que no se utilizará.
“Los seres humanos tenemos una vida principalmente diurna, lo que implica que nuestra tasa metabólica es más alta durante el día. Por esta razón, comer en la noche implicará un procesamiento lento, para un momento sin actividad física como el sueño”, añadió.
Además, dijo que las personas indisciplinadas con sus alimentos y horarios, corren grandes riesgos que pueden perjudicar su salud, como aumento del colesterol, enfermedades cardiovasculares como los infartos, aumento de grasa en el cuerpo llevándonos a la obesidad, gastritis y probablemente hasta el cáncer.