Investigadores de la Universidad de Surrey, en el Reino Unido, asegura  que lo que ayuda a perder peso no es ni la dieta ni el ejercicio, sino combinar desayuno tardío y cena temprana.

El estudio demostró  cómo afecta el cambio de la hora de comer a la dieta y a los procesos metabólicos del cuerpo, así como al posible desarrollo de diabetes y enfermedades del corazón, según informa el portal EurekAlert.

Para las pruebas, los participantes retrasaron el desayuno hora y media y adelantaron el almuerzo también hora y media.

Los resultados señalan que quienes cambian el horario de sus comidas pierden en promedio el doble de peso que quienes no cambian sus hábitos. Además, experimentan una reducción en el apetito.

“Aunque este estudio es pequeño, nos ha aportado una valiosa información sobre cómo pequeños cambios pueden traer beneficios a nuestro cuerpo. La reducción de la grasa corporal reduce las posibilidades de desarrollar obesidad y enfermedades relacionadas, y por lo tanto mejora considerablemente el estado general del organismo”, ha dicho el doctor Jonathan Johnston, uno de los autores del estudio.