Pese a las acusaciones al entorno de Nadine Heredia de presión con métodos montesinistas para imponer de candidata a Ana María Solórzano en la presidencia del Congreso de la República, las maniobras consiguieron que se perpetre el escándalo de su elección, con lo cual este poder del Estado aumenta su miseria moral.
La mesa directiva de Solórzano es acompañada de Modesto Julca. No les importó que haya sido sancionado con 120 días de suspensión por haber contratado a su hija política en calidad de asesora en el Congreso.
En primera vuelta, se impuso por un voto su contendor Javier Bedoya de Vivanco, del Partido Popular Cristiano, quien fue acompañado en su candidatura por Cecilia Tait, experuposibilista y ahora de Unión Regional, Rosa Núñez de Solidaridad Nacional y Joaquín Ramírez de Fuerza Popular.
La desesperación cundió entre Solórzano en el intermedio y sus incondicionales, quienes intentaban presionar a los disidentes. En uno de estos intentos de presión intervino Luisa María Cuculiza pidiendo cesar las presiones, que no obstante, lograron finalmente una ajustada mayoría.
Dos congresistas que pudieran haber votado por Bedoya faltaron: Leyla Chihuán y Renzo Reggiardo.
En segunda vuelta, Solórzano sumó 59 votos de los 122 asistentes, mientras que Bedoya de Vivanco candidato obtuvo 57 votos.
Resulta decepcionante la abstención de los congresistas que decidieron no respaldar a Solórzano, pues con esa decisión permitieron crecer el ya cuestionado poder de la primera dama Nadine Heredia, inmiscuida groseramente en los poderes Ejecutivo y Legislativo y tiene a ministros y congresistas sometidos en calidad de sirvientes.
A Solórzano la acompañarán en la Mesa Directiva para el periodo 2014-2015, los vicepresidentes a Modesto Julca (Perú Posible), Norman Lewis (Unión Regional) y Esther Capuñay (Solidaridad Nacional).
La elección de Solórzano se produjo en segunda votación, al no haberse conseguido en el primer sufragio los 62 votos necesarios para el triunfo, de acuerdo al Reglamento del Congreso.
El resultado fue celebrado desaforadamente por Solórzano y sus colegas seguidores, hasta con gritos y saltos.
Finalmente, el presidente el Congreso, Luis Iberico, proclamó ganadora a Solórzano y la convocó para prestar el juramento de ley.
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