Degradación de policías, otro psicosocial

La ministra del Interior vuelve a sorprender con sus formas drásticas espectaculares. Primero al anunciar la destitución de las policías que involuntariamente fueron filmadas semidesnudas —aunque después dijo que la sanción no era destitución— y ahora al anunciar un nuevo proyecto de régimen disciplinario para sancionar a malos policías.


Entre las “novedades” se cuenta la degradación pública de quienes cometan faltas y delitos graves, sostuvo la ministra del Interior, Mercedes Cabanillas. Pero la sanción de degradación pública ya era conocida, la diferencia radica en que la aplicarán en más casos.

Refiriéndose a policías recientemente involucrados en casos delictivos, Cabanillas aseguró: “Con el régimen actual solo recibiría una simple suspensión, pero con el nuevo reglamento este mal policía sería degradado”, e informó que demandará que el Congreso dé prioridad al proyecto.

Con el Apra comenzó el deterioro de la policía

Hasta antes de la llegada del Apra al poder, en 1985, la institución policial era respetada, pero Alan García comenzó su degradación colocando como ministro del Interior al capo de la mafia Agustín Mantilla, quien purgó condena por actos de corrupción.

Fue en esa etapa que se evidenció un alarmante número de policías que resultaron involucrados en actos delictivos. Ahora la población tiene poca confianza en la policía, el perjuicio aprista fue grande y no fue subsanado por la dictadura fujimontesinista ni por el siguiente gobierno.

Ahora, lejos de reconsiderar un incremento de remuneraciones o condiciones laborales, Cabanillas se preocupa más de normas mediocres que no serán la solución para la compleja problemática policial.

Cabanillas no ha dicho nada de la falta de descanso de los policías, los cuales, por el escaso sueldo que perciben, se privan de horas de descanso y vacaciones y se ven obligados a trabajar en bancos y otras entidades. ¿Es bueno para la población estar cuidados por policías cansados de tanto trabajar?

Tampoco ha dicho nada sobre la imposibilidad de controlar la seguridad ciudadana, pues, debido a su número, el equipo policial es insuficiente.

El nivel de delincuencia es tal que se hace necesario analizar medidas de excepción para que las Fuerzas Armadas colaboren, por lo menos, con el control de la delincuencia en las carreteras, zonas alejadas y puntos de alta incidencia de delitos.

Por otro lado, aparte de perseguir a pericotes, ¿qué pasó con los peces gordos del faenón del ministerio del Interior en la fracasada compra de patrulleros de la mafia chilena de Gildemeister? ¿No se va a sancionar a nadie?