Peruano expulsado de Chile sospechoso de espionaje


El diario La Tercera de Chile había informado acerca de un presunto espía peruano sorprendido fotografiando instalaciones militares en ese país, hecho que fue desmentido por la cancillería peruana.


La cancillería peruana aclaró que el ciudadano peruano, Odar de la Cruz Muñoz, que fue expulsado recientemente de Chile, no pertenece al servicio de inteligencia del Perú y que la expulsión se debió a que faltó a las leyes migratorias chilenas por realizar acciones no permitidas a los turistas.

Según se informó, Odar de la Cruz Muñoz, fue detenido y expulsado por las autoridades chilenas por tomar fotos de un hospital naval en Viña del Mar, lo que hizo presumir que cumplía misiones de espionaje.

El ministerio de Relaciones Exteriores del Perú citó al encargado de Negocios de Chile, Andrés Barbé, para esclarecer la situación. Además, se realizó una reunión entre el encargado de negocios peruano Perú, Guido Toro y el director de política exterior chileno, Juan Pablo Lira, donde se habría “advertido” al Perú que no vuelvan a repetirse hechos de esta naturaleza, según informó la prensa chilena.

Por su parte, el ministro del Interior de Chile, Patricio Rosende, manifestó que lo sucedido al ciudadano peruano como una consecuencia por haber infringido leyes migratorias de su país y no por algún otro motivo.

Cuando el vecino es violador de la ley internacional


Estos hechos comprueban una vez más que el Perú debe tomar conciencia de que vivimos en un barrio, y que en ese barrio hay un delincuente que robó la casa vecina (como sucedió con Bolivia) y ahora es nuestro vecino, como Chile. De modo que la desconfianza entre ambos países nunca desaparecerá: si invitamos a un delincuente que entre en nuestra casa entonces en todo momento estaremos temiendo lo que haga; y si enviamos uno de los nuestros a casa del delincuente siempre tendremos el temor de que sea difamado y acusado de lo que no cometió.

Por eso, entre Chile y Perú lo más saludable sería reducir al mínimo todo contacto, todo movimiento migratorio, toda inversión y toda relación comercial. Tenemos a todo el mundo para establecer relaciones, pero es insensato abrir tantas puertas al vecino que desconoce tratados, roba territorios, usurpa tierra tacneña, usurpa el Mar de Grau, vende armas actuando de garante, como sucedió con Ecuador, coloca minas homicidas en la frontera, roba el pisco, etc. Distancia es salud en este caso.

Pero Chile se desespera por enviar misiones de “amistad”, “cultura”, “paz”, y pretende incrementar el venenoso intercambio entre dos naciones que tienen intereses opuestos: nosotros buscamos el progreso, Chile busca parasitar nuestros recursos y busca sirvientes en el Perú, que defiendan sus intereses. Invitemos a países amigos para acrecentar nuestras relaciones, no a Chile.

Este tipo de incidentes pueden ser fabricados por Chile para tener pretexto de escaladas bélicas, no seamos cándidos. Hay personajes que parecen no entender (o previa coima no quieren entender) que Chile persiste en la mentira sosteniendo después de más de un siglo que Bolivia y el Perú querían atacar a Chile y por eso ellos se vieron obligados a defenderse. Las relaciones entre ambos países son peligrosas para el Perú. De esta forma justifican su latrocnio y homicidos hasta ahora, no han cambiado, iguen siendo los mismos. Cuanto más distancia exista, tanto mejor.