Ante la evidente deficiencia de la respuesta del Estado a través del Comando COVID para enfrentar la epidemia del coronavirus, Con Nuestro Perú entrevistó a tres galenos (prefieren la reserva de sus nombres, pues serían inevitables los conflictos laborales, que es mejor evitar y concentrarse en el trabajo), quienes señalaron las fallas cometidas que deben corregirse cuanto antes para evitar que la pandemia cobre más vidas y dañe más la economía.
Coronavirus coloreado. Foto: Robert Koch Institut
Recomiendan hacer lo que se omitió:
1) No debieron cerrar los centros de atención de salud de primer nivel, Minsa o Essalud.
2) No debió darse valor sobredimensionado al resultado de la prueba, pues en contexto de pandemia se deben iniciar los tratamientos con la manifestación de síntomas. Como ejemplo tenemos el caso del excongresista pucallpino que pereció tras negársele la atención porque su prueba era un falso negativo.
3) El Estado, desde el principio, debió dar amplia difusión a mensajes más claros:
- Cómo lavarse las manos, especialmente en familias que tienen poca agua. Se ha visto que hay personas que creen que hay que lavarse cada tantos minutos, cuando el lavado debe enfatizarse antes de tomar alimentos, después de usar los servicios higiénicos, después de regresar a casa o cuando se ha tocado objetos o superficies contaminados. Los 20 a 30 segundos son para frotar el jabón en las manos, no para hacer correr el agua, y después de eso recién enjuagar.
- Cómo usar las mascarillas que erróneamente se llaman “tapabocas” y por ello hay gente que cree que no es necesario cubrir la nariz.
- Proteger, cubrir o amarrar el cabello y tener uñas cortas
- Usar mangas largas al ir a la calle, especialmente cuando es probable que no se pueda evitar alguna aglomeración
- Proteger los ojos
4) No se debió promover la estampida de personal de salud “de riesgo”, sino reseleccionarlo mejor y al resto colocarlo en áreas seguras, con distanciamiento y otras medidas sanitarias, pues se ve que la gente novata comete muchos errores.
5) Se debió iniciar tratamiento precoz de las personas sin resultados de pruebas, pero con síntomas, y de las personas de riesgo sin síntomas (obesos, hipertensos, con males cardiovasculares o pulmonares crónicos) que han estado en ambientes donde hay gente contagiada.
6) Sabiendo que el coronavirus propicia la trombosis, se tiene a pacientes sentados en sillas de ruedas recibiendo oxígeno, no sólo por horas, sino en esa posición hasta por varios días, a falta de cama. No habiendo cama, una forma de darles más oportunidad de vivir, aunque no es agradable a la vista, sería por lo menos extender una colchoneta en el suelo para que tomen una posición horizontal, pues primero es salvar una vida antes de que una sala de espera tenga mal aspecto.
Pacientes sentados recibiendo oxígeno, aumentando la probabilidad de trombosis en esa posición. Redes sociales.
7) No se previó la producción necesaria de balones de oxígeno y la instalación de plantas para suministrarlo, lo cual ha causado pérdida de vidas. Aunque tardíamente se está reaccionando, estas acciones deben priorizarse y dárseles la urgencia del caso.
8)) No se divulgó alternativas para comprar alimentos que puedan durar una semana para familias que carecen de refrigerador, sabiendo que gran porcentaje de familias no tiene este aparato, pues haciendo la correcta elección pueden estar abastecidos por ese lapso, en lugar de aglomerarse en supermercados o mercados. Se debió convocar para ello al Colegio de Nutricionistas. En áreas especiales debió promoverse la olla común.
9) Pese a las promesas, en ciudades como Lima no se ve la puesta en operación de una buena red de ciclismo ni la promoción de su uso con incentivos a las empresas que lo faciliten entre sus trabajadores, para evitar la congestión en el transporte público. Además, a estos ciclistas se les debe reeducar en el respeto de las normas, pues se advierte que parte de ellos son imprudentes.
10) El cerco epidemiológico para detectar y tratar la infección casa por casa fue tardío, pero debe reforzarse, en especial en todos los distritos con mayor índice de contagio.
11) La entrega de bonos ha atizado el contagio en medio de aglomeraciones alrededor de los bancos, que no pudieron ser totalmente controladas, además, muchos necesitados no recibieron nada, como sí recibieron familias que no están en pobreza. La mejor opción es la entrega de bolsas de víveres casa por casa en zonas pobres, reforzando con lotes de víveres para ollas comunes, que siempre funcionaron bien, integrando además a personas que por sí solas no pueden cocinar y por ello comían en la calle, como ancianos y discapacitados.
12) El Estado no impidió que se exporten millones de mascarillas e indumentaria de protección hospitalaria. Productores nacionales han manifestado estar en capacidad de abastecer esta necesidad, pero el gobierno parece no escuchar.
13) No se vigiló a las empresas que producen alcohol, equipo de protección, lo que atizó la especulación que negó el acceso de productos de salud.
14) Se permitió el mal manejo el personal médico y de salud, médicos de baja, pero laborando en clínicas.
Los gurúes de la medicina fracasaron
Los gurúes no miraron ni analizaron con sentido pragmático la realidad de salud en nuestro país y se dejaron llevar por su academicismo idolatrando los protocolos y los mandatos de la FDA o la OMS o artículos apresurados erróneos de revistas “prestigiosas” como Lancet, que por ejemplo llevaron a retirar de la lista de fármacos COVID al ibuprofeno, hecho ya corregido en países como el Reino Unido. La medicina en tiempo de guerra contra una pandemia requiere de iniciativas de campo inmediatas.
Muchas muertes pudieron evitarse con mayor previsión
Qué hacer ya
Además de corregir los puntos señalados, es urgente la apertura de los centros de salud y divulgación del reinicio de actividades (incluyendo listados de ubicación, pues hay gente que no sabe a dónde llegar) con médicos bien capacitados que no estén exigiendo la prueba positiva, pues en contexto de pandemia, con la clínica, los riesgos y los antecedentes de contactos basta para iniciar tratamiento como enfermedad en su fase inicial.
Solicitar las pruebas al final o en el momento que estén disponibles, sin mellar el tratamiento que sea necesario.
Seguimiento: en viviendas, telemedicina, teléfono, whatsapp, plataformas de vídeo, esto y lo anterior evitará que la gente se aglomere en los hospitales.
Todos se equivocaron a pesar de que había experiencia de meses previos de la pandemia en otros países. Se debilitó el tejido de atención primaria precoz y se privilegió a los pacientes graves, que tienen poca probabilidad de sobrevivir, de ellos los que pasan a UCI tienen muy alto riesgo de muerte, aproximadamente 90%.
Al convertir los hospitales en sólo “COVID”, quedan abandonados pacientes con otras dolencias que requieren atención prioritaria, como pacientes con tumores que seguirán creciendo, apendicitis, úlceras, lupus, etc., ¿cuántos de ellos habrán muerto?
La autoridad de salud debe establecer urgente protocolos claros de inicio de tratamiento precoz de la enfermedad con fármacos probada eficacia, incluso con estudios, para que la gente reciba tratamiento en casa en lugar de morir en un hospital por atención deficiente.
Pese a lo dicho por la OMS (que ha cometido errores graves en la pandemia) se debe asegurar un abastecimiento de hidroxicloroquina, ya sea con producción local, importación, para una suficiente distribución nacional, pues en el Perú los médicos han probado reiteradamente que este fármaco es muy útil en la lucha contra el coronavirus.
Lo mismo debe decirse de la ivermectina, que es el fármaco de probada eficacia, con usos conocidos desde hace décadas y por excelencia en el combate contra el coronavirus, pero a medida que se difunden sus beneficios se hace cada vez más difícil conseguirlo.
Todos hemos visto el desastre de salud en Iquitos, con pacientes con síntomas de leves a severos abarrotando las salas de espera y los exteriores de los hospitales y hasta muriendo sin ser atendidos. Los pacientes no desaparecieron de allí a los pocos días por obra del Comando COVID, que poco pudo hacer, sino que muchos de ellos, leves, moderados y severos, recibieron atención domiciliaria con ivermectina, que les salvó la vida.
Se sabe que la ivermectina para humanos es la misma que la de uso veterinario, pero la concentración es diferente y muchos médicos se dejan llevar por el mandato de la FDA que dice que debe decir “uso humano”. Por ello debe convocarse a los colegios de quimico-farmacéuticos y veterinarios para que puedan adecuar la capacidad de producción de uso veterinario para uso humano en las concentraciones debidas, con claridad que evite cualquier confusión, pues el Minsa dice que como máximo se administre una gota por kilo de peso de la persona, con tope máximo de 50 gotas por persona por día, cuando experiencias exitosas sugieren una gota por kilo de peso por día, sin tope, de acuerdo con el peso. Estudios sugieren que se puede escalar de forma segura de 2 a 3 gotas por kilo de peso por día, según la severidad del caso.
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