Cuando los partidos políticos carecen de integrantes con respetable formación intelectual y moral, para tener algo que presentar al publico recurren a cualquier personaje que tenga alguna notoriedad, en especial deportistas, aunque ninguno haya sido campeón olímpico, pero todos ellos sólo han sido tontos útiles o cómodos parásitos del Estado que no han realizado ningún aporte que valga la pena en la gestión pública.

 

Cecilia Tait 2

 

Tal es el caso de la exvoleibolista Cecilia Tait, llevada al circo fujimorista presentada como parte de su equipo “técnico”.

Tait fue dos veces electa congresista, pero pasó sin pena ni gloria por el Congreso, pues era sólo un adorno que no dejó rastro valioso alguno, ni siquiera para el deporte, que continuó cuesta abajo, incluso con el retiro de la enseñanza de educación física en los colegios.

Se le recuerda por haberse impuesto en la comisión de salud del Congreso por el solo hecho de ser paciente oncológicoa, como si tener una enfermedad convertiría a alguien en médico o algo parecido. Pero eso sucede en un Congreso de bajo nivel, donde otro hecho parecido sucedió con Renzo Reggiardo, quien se impuso en la comisión de defensa y orden interno porque con su hija sufrieron un asalto. Según él, eso lo convertía en un entendido en seguridad.

En el Congreso, aparte de declarar para la foto, el paso de Tait fue insulso, pues en nada contribuyó para luchar contra la deficiencia y mafias en el sector salud.

Indigente moral

Por lo menos, aunque sea en forma declarativa, antes Tait se pronunciaba contra la corrupción, pero ahora quiere hacer de taparrabo del fujimorismo, por ejemplo preguntada sobre el caso de esterilizaciones forzadas de la dictadura fujimorista, pues dijo: “no voy a hablar del pasado”, negándose a valorar la injusticia y la violación de derechos humanos contra mujeres pobres.

“Nosotros siempre estamos viviendo del pasado, del odio. Eso es lo que crea este tema de la división. Lo que pasó hace 25 años o hace 11 años con mi enfermedad o que me dejaron porque estaba enferma ya fue ayer. El pasado, pasado está. Yo no voy a tratar sobre este tema. Yo no voy a hablar de los odios ni de los pasados”, dijo a Canal N.

Es tal su miseria moral que tilda de odio los justos procesos por las esterilizaciones forzadas, siguiendo la costumbre fujimorista de calificar de odio a la justicia. Un pueblo que pierde su sed de justicia (que es además una bienaventuranza) es un pueblo muerto, por ello la ciudadanía peruana tiene la moral viva exigiendo justicia contra estos delitos.

Dijo solidarizarse con las víctimas, pero calificar de odio su búsqueda de justicia es un insulto.

También ofreció fiscalizar a un eventual Gobierno de Keiko. “Voy a ser la peor cobradora que va a tener si no cumple sus promesas”, dijo, pero no es más que una declaración irrisoria, pues si fue mal fiscalizadora teniendo atribuciones de congresista, no fiscalizará nada sin ese cargo.

“Esta es la oportunidad de Keiko Fujimori de reivindicarse ante todos los peruanos”. “El legado que ella recibió del papá (Alberto Fujimori) no le puede dejar a sus hijas”. “Ella se tiene que reivindicar y hacerlo bien”, dijo, como si fuese normal entregar el poder a una presunta cabecilla de organización criminal con prisión preventiva por un pedido de prisión por 30 años y que representa a la más fuerte y dañina organización criminal del Perú.

Dijo que está entregando a Fujimori, conocida como “señora k” en el hampa judicial, un capital que le “ha costado muchísimo cuidarlo”.

“Este capital se lo estoy entregando a Keiko, a todo su equipo, pero no es un cheque en blanco y la población lo tiene que saber”.

Es decir, ella cree ser un gran personaje político, cuando no fue más que una persona que no sirvió a la ciudadanía desde la política.

Como se sabe, el fujimorismo compra adherentes y no se sabe cuántos de los actuales integrantes del equipo técnico pasaron por caja para subirse a la comparsa.

La propia Tait narró hace años que el fujimorismo le ofreció medio millón para pasar a sus filas.