Muy mal el primer mes del presidente Pedro Castillo. Mantiene en el gabinete a sujetos sospechosos de terrorismo, proterrorismo, conducir combi pirata, agresión a las mujeres, robo, peculado, etc., y ante las críticas no se le ha ocurrido mayor desatino que lloriquear culpando a la oposición de atacar a sus ministros por ser “de abajo”.

 

Pedro Castillo 5

 

Es terrible que se refiera así al malestar general causado en la ciudadanía por la presencia de indeseables en el gabinete, está tomando a los peruanos por descerebrados, pues las denuncias son por asuntos serios. Es inaceptable tener en altos cargos como los de ministros a sujetos sospechosos de delitos graves.

Castillo prometió luchar contra la corrupción y en el punto de partida de su gobierno no puede insultarnos designando a esa clase de gente. Claro está, acertó con otros, como Aníbal Torres, Pedro Francke, Óscar Maurtua, pero hay otros que dejan mucho que desear e incluso sujetos como Maraví dicen con desparpajo que no tienen condena. Es cierto, pero por las investigaciones y denuncias son sospechosos y la ciudadanía no quiere sospechosos, por ello votaron por él, contra Keiko Fujimori, por ser sospechosa. 

El excanciller Héctor Bejar dijo que la mayoría de los ministros lo son por amiguismo y parentela, y todo indica que es cierto. Maraví es un colega de Castillo y el que tiene los peores cuestionamientos. Juan Silva, sancionado por conducir una combi pirata, es paisano del mandatario y colega de magisterio, que además desconoce por completo el sector Transportes donde se ha enquistado con descaro.

Este panorama nos hace recordar al “club de Toby”, el personaje de la “pequeña Lulú” que tenía un club donde sólo aceptaba a amigos hombres.

Castillo no puede manejar el gabinete como si fuese el “club de Toby”, él mismo criticó el amiguismo y prometió colocar a los mejores en el aparato estatal. Además, en pleno siglo XXI, no sólo que no ha cumplido con la paridad y en lugar de tener 50% de ministras, sólo son 2 de 19, y colocadas en los típicos ministerios “consuelo”, de la Mujer e Inclusión Social, lo cual ratifica su machismo, pues cree que la mujer, además de ocuparse de asuntos mujeriles y asistencia a los necesitados, no sabe hacer otra cosa.

Está muy equivocado, hay hombres y mujeres con excelentes calificaciones y experiencia, sin antecedentes oscuros ni preocupantes, que podrían ocupar ese gabinete. Además, tiene la opción de, incluso sin con altas calificaciones no responden, sustituirlos de inmediato. No juege con las expectativas ciudadanas, ese gabinete no tiene la autoridad moral para emprender la lucha contra la corrupción.

El Presidente no debe tomar por retrasados mentales a los peruanos, el rechazo a dichos ministros no es porque sean “de abajo”. En otros gobierno ha habido ministros “de abajo” y no fueron objeto de cuestionamientos, decir eso es un burdo lloriqueo. Es un argumento torpe atribuir las críticas al origen pobre de sus ministros y otros altos funcionarios.

Pero parece ser que es la tónica de Perú Libre, no sólo el mandatario lloriquea con la cantinela del origen pobre, sino la mayor parte de sus colegas de partido, como Guido Bellido, quien en lugar de esclarecer por ejemplo la presunta agresión verbal a una congresista, argumenta que es una maniobra para buscar la vacancia a Castillo. Argumentos parecidos esgrimen los parlamentarios de Perú Libre ante cualquier crítica. 

Castillo debe dejar de poner tanta atención a los maestros de Perú Libre, pues ni siquiera aprobaron los exámenes de su carrera. Con este comportamiento, además, Perú Libre pronto pasará al olvido.


Es tiempo de que Castillo y Perú Libre dejen la horrible costumbre de lloriquear y trabajen poniendo la honestidad y la diligencia por delante. Estamos lejos de revertir la crisis económica y ya pasó más de un mes de gobierno y ni siquiera ha conseguido que el presidente del Banco Central de Reserva del Perú, Julio Velarde, responda afirmativamente a su propuesta de que se quede al frente de dicho banco. ¿Qué está esperando?

En seguridad, la gente clama que cumpla su palabra de expulsar a los venezolanos que delinquen en 72 horas. Tiene más de un mes y es letra muerta, mientras dichos hampones siguen asesinando, asaltando, dejando discapacitados, heridos y más pobres a los peruanos.

En campaña ofreció el teleférico de Lima, el megapuerto San Lorenzo, y hasta ahora no hay mención de ello, pese a que se contaría con inversión privada, no se requeriría emplear el presupuesto público. Se necesita reactivar la economía y en la pandemia que no termina el transporte es un asunto crítico, en especial en Lima, pues reactivar al 100% implicaría llenar todos los medios de transporte público al tope. El teleférico sería un alivio y el megapuerto solucionaría en gran parte el transporte interprovincial del centro.

Urge que Castillo reaccione, limpie su gabinete y trabaje como se debe. Más acción y no lloriqueo.