Con bombos y platillos el alcalde de Lima y el de Surco publicaron sendas ordenanzas para prohibir a los ambulantes limpiadores de parabrisas, sin embargo, en la práctica esta medida ya la aplicaban desde hace meses los distritos limeños de La Molina y Magdalena.
Sin ordenanza, ya La Molina y Magdalena retiran pues a estos sujetos de los lugares donde arremeten, principalmente en los semáforos y lugares de congestión vehicular, donde el conductor no puede evadir a la lacra social.
Los alcaldes de Surco y Lima esperaron un asesinato, como el recientemente perpetrado por un venezolano contra un ciudadano peruano que no quiso aceptar ese “servicio”.
Esta situación es uno de los graves males de la invasión al Perú de la lacra social venezolana, que perpetraba verdaderos actos de extorsión al imponer su “servicio” de limpieza a los conductores de vehículos, de lo contrario, éstos debían sufrir insultos, pateo de sus autos, golpes de piedra, lanzada de orines, hasta que lo más grave fue el asesinato de un ciudadano peruano recientemente.
El alcalde de Surco posó para las fotos como gran paladín de la seguridad, así como el de Lima, pero sin duda es una reacción tardía, no saben evaluar oportunamente el peligro para la ciudadanía.
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