El régimen de Dina Boluarte armó tremendo circo en torno a la llegada del expresidente Alejandro Toledo, quien arribó a nuestro país en cumplimiento de la solicitud de extradición gestionada por el Perú a los Estados Unidos.
Llamó la atención la gran cantidad de policías, decenas de ellos fueron desplazados al aeropuerto Jorge Chávez, en la Dirección Nacional de la Policía Aérea (DIPA).
Así se distrae el trabajo de la Policía, que no se da abasto para combatir la delincuencia, que ha agravado su azote contra la población con la presencia del hampa, principalmente venezolana y de otros países, como Colombia y Ecuador.
¿Por qué tantos recursos policiales fueron gastados para custodiar a Toledo, una persona de 77 años, de baja estatura y esposado? ¿Temían que pueda fugar? La sola idea resulta ridícula.
Además, si bien es cierto que en el gobierno de Toledo hubo corrupción, no estuvo ligado a organizaciones asesinas o ni a denuncias por narcoterrorismo, como sucedió con el gobierno de Alberto Fujimori, sujeto para el cual sí se habría justificado fuertes medidas policiales para prevenir un intento de rescate.
Así las cosas, lo correcto habría sido desplazar un número de policías algo mayor al normal para evitar sobre todo tumultos que puedan causar curiosos y la prensa ávida de imágenes, pero no esta cantidad exorbitante de policías que se vio hoy.
Mientras tanto, tenemos a diario el triste espectáculo de miles de ciudadanos que sufren asaltos y otros delitos perpetrados por los criminales, incluyendo asesinatos, a los cuales Boluarte les da las espaldas.
