Una vez más la incapacidad y carencia de vergüenza de la titular del Ministerio de Vivienda y Construcción y Saneamiento (MVCS) sale a luz, esta vez al defender el derroche en costosos almuerzos perpetrados por su despacho. La moral nos dice que el que derrocha dinero ajeno es un ladrón, por tanto eso tenemos en el despacho ministerial.
El MVCS debe ocuparse entre otros, de poblaciones de extrema pobreza, que carecen de servicios básicos, por lo cual resulta más indignante que haya gente que use a los pobres para parasitar al Estado.
El festival de pagos para no mencionados “muertos de hambre” se dio de enero a abril de este año, con unos S/ 1,300 soles en 7 almuerzos del restaurante Chifa Palacio, gastos sin justificación, según denunció el programa Punto final.
Se pagaron almuerzos, postres y suplementos alimenticios con dinero de la caja chica y las normas indincan que ese monto no debería ser utilizado para estos fines, pues sólo debe usarse estos fondos para gastos urgentes y de emergencia no programados y con reglas de austeridad. Si se respeta la austeridad, los almuerzos deben correr por cuenta de quienes los consumen.
Peor, los empleados de todo despacho ministerial actual, incluyendo la ministra, gozan de remuneraciones doradas y hasta seguro privado, movilidad, y ella tiene chofer y personal de resguardo, por tanto, con mayor razón deben saciar sus apetitos con su dinero, no con el del Estado.
“Desnutridos”
Estos sujetos compraron, además de postres, el suplemento alimenticio Ensure, que es un producto de farmacia que es para personas desnutridas, como incluso detalla el laboratorio que lo produce: “Ensure®. Dirigido a personas adultas cuya ingesta de calorías o nutrientes no es cubierta con la alimentación diaria ya sea por estados patológicos con requerimientos nutricionales aumentados o bajo consumo de alimentos; pacientes adultos con desnutrición, o riesgo de desarrollarla. Alimento de uso médico”.
Estos impresentables alegan que había una reunión de trabajo con funcionarios del MVCS en dicho portafolio de 12 a 7 de la noche y el 10 de abril compraron 10 botellas Ensure se especificó que la compra era para consumo del despacho ministerial.
Otros consumos de dicho despacho son de S/ 1 231 soles en cuatro almuerzos de una barra criolla en San Isidro. El 21 de junio, S/ 479 soles en un combo de ají de gallina, rocoto relleno con pastel de papa, pastel de choclo y crema volteada.
Al reportaje, el MVCS respondió con un comunicado (que tiene que ser de previo conocimiento de la ministra) defendiendo esta grosería al decir que esos gastos de caja chica cumplen las normas internas y que se dieron en el marco de reuniones para atender “situaciones de fuerza mayor”.
Carencia de ética y moral
Esta ministra aprovecha del nombre de su abuelo, el que fue diplomático Javier Pérez de Cuellar, para que la consideren una persona de conducta de excelencia (como deberían ser los diplomáticos), pero tiene una trayectoria maloliente:
Sólo estudió un año y 9 meses en una universidad con rango técnico y en Lima no se sabe a qué gente torcida recurrió para obtener título de bachiller y hasta de postgrado reconocido por la Sunedu, pues ella estudió en una universidad que no cumple los estándares mínimos de la Sunedu para aceptar una convalidación), por ocupar un puesto muy bajo en la escala de universidades del mundo. Por ello acepta entrevistas cuando se ha aprendido algo de memoria (como las bombas para la inundación que repetía una y otra vez, bomba, bomba, bomba), pero se advierte su falta de preparación cuando debe responder de otras materias de su sector.
La ministra se introdujo a tentar suerte como parásito del Estado con Nadine Heredia, quien la colocó en planilla dorada para ser su payasa que le recomendaba qué vestido ponerse, e incluso eso lo hizo mal, pues Heredia lucía ropa horrible.
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