La tuberculosis (TBC) continúa azotando a personas vulnerables, principalmente a aquellas más pobres, que no cuentan con los recursos para una buena alimentación. Ahora un nuevo escándalo sacude al programa del Midis que atiende a estos pacientes, que no están recibiendo los alimentos que por derecho les corresponde. Para eso tributamos todos los peruanos.
Un informe del programa Punto Final señala que los compatriotas de este programa se encuentran prácticamente en abandono. En lugar de recibir alimentos de excelente calidad reciben canastas incompletas o con productos de baja calidad. Por ejemplo, en el distrito limeño de Ate no les han entregado los alimentos durante todo este año por este programa, a cargo del Programa de alimentación y nutrición para el paciente con tuberculosis y familia (Pantbc) del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis). Es decir, un nuevo escándalo del Midis, ministerio que comenzó el gobierno de Castillo con Dina Boluarte de ministra en ese sector.
Esta enfermedad presenta también una variante, la TBC multidrogorresistente, existente desde el gobierno del ladrón Alberto Fujimori, quien en lugar de mantener la dirección del programa contra esta enfermedad a cargo de médicos peruanos, aceptó la receta de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para recortar la duración de los tratamientos. Desde entonces se producen también contagios de esta variante, cuyo diagnóstico es de muy alta probabilidad de muerte. La TBC requiere de una excelente alimentación para superarla, pero eso no parece importar a las autoridades.
Mientras la pobreza ha aumentado, agravando este flagelo en cantidad, número de pacientes y complejidad de estos casos, es en ellos en quienes los ciudadanos exigimos que se gaste (y se administre correctamente) el dinero del Estado, y no en millonarios baños ni aumentos para los congresistas.
Karim Jimenez Rojas, directora general de la Dirección General de Diseño y Articulación de las Prestaciones Sociales del Midis, adujo que se están probando nuevos mecanismos para mejorar la distribución, dicho sorprendente porque la TBC es una enfermedad viejísima y la forma de atacarla, con medicamentes, buena alimentación y reposo se conoce desde hace más de un siglo. ¿Tanto tardan para organizar un simple pero correcto reparto a un sector de la ciudadanía que no es tan numeroso y que además está plenamente identificado? ¿Qué sería si debieran entregar alimentos a grandes sectores de la población en caso de desastre? Serían totalmente incapaces.
El asunto no es nuevo, porque informes del Observatorio de Tuberculosis del Perú indican que muchos pacientes no reciben las canastas o las reciben incompletas, con productos en mal estado calificados como “incomibles”. Además, la canasta debería incluir productos esenciales como leche, atún, arroz, quinua, entre otros, pero desde principios de año no se está entregando la leche. ¿Quiénes se quedan con estos alimentos y reparten basura a los pacientes de TBC?
Además, la canasta debería incluir productos esenciales como leche, atún, arroz, quinua, entre otros, pero desde principios de año no se está entregando la leche.
La situación compromete a pacientes de varios distritos, como Carabaýllo, en forma crítica. Las familias manifiestan la ausencia de productos esenciales en sus canastas. En Independencia, unas 300 personas reportaron no haber recibido canasta alguna en el último trimestre del año.
En el distrito de Ate, las estadísticas de pobreza han aumentado y no se ha distribuido ninguna canasta en lo que va del 2024, de acuerdo al Observatorio de Tuberculosis del Perú.
Respecto a ello, durante el informe periodístico emitido, la vocera del Midis atribuyó parte de este problema a los gobiernos locales, indicando que el proceso de compra es el “cuello de botella”.
Sospechosamente, en uno de estos distritos un vídeo muestra que por el Día de la madre repartieron a señoras en aparente buen estado de salud, canastas que incluían leche, a las cuales le habían quitado la etiqueta. Como se sabe, en el mercado tenemos “leche basura”, como la falsa leche de soya, “soy vida”, que carece de nutrientes esenciales, y leche evaporada, siendo la diferencia de costos importante.
Después del informe, en un comunicado el Midis confirma la aprobación de un presupuesto de S/ 98 millones 352,736.00 para el Programa de alimentación y nutrición para el paciente con tuberculosis y familia (Pantbc).
Asimismo, precisaron que los gobiernos locales ya tienen acceso a estos fondos desde el mes de enero, lo que les permite iniciar el proceso de compra de alimentos. También, indicaron que, durante el mes de febrero, todos las administraciones locales recibieron el 100 % de la transferencia del presupuesto a favor de más de 34 mil personas afectadas por esta enfermedad.
Por último, la cartera recalcó que los gobiernos locales son responsables de la adquisición y distribución de alimentos, labor que se realiza en coordinación con los centros de salud pertinentes y el Instituto Nacional Penitenciario (INPE).
No se trata pues de culpar a las municipalidades (que muy culpables pueden ser), pues la corrupción campea en muchas de éstas, por lo cual hay que sospechar. ¿Acaso la responsabilidad del Midis no incluye realizar verificaciones aleatorias? ¿Para qué mantenemos burócratas en planillas doradas? Estos deben salir de sus cómodos escritorios a realizar trabajo de campo que permita verificar el correcto cumplimiento del programa. Pero no, para ellos es suficiente realizar transferencia de dinero.