Píldora del día siguiente, aborto y bioética

¿La muerte cerebral es la muerte de la persona?



Por Rocío Ferrel

En estas semanas se observa cierta agitación en organizaciones a favor del aborto y la píldora del día siguiente y de aquellas que están en contra, a lo cual se suma la decisión del Tribunal Constitucional (TC) y la posición de la Iglesia Católica. Veremos algunas incoherencias en quienes están de uno y de otro lado.


En cuanto a la píldora del día siguiente, por un lado, el TC sostiene que existe una opinión científica que indica que es abortiva; y otra, también científica y especializada, que niega tal efecto, por lo cual dictaminaron que, ante la duda, el ministerio de Salud no debe repartir dicha pastilla.

¿Cuándo empieza la vida y cuándo se produce la muerte?


Obviamente, un óvulo fecundado posee vida, haya anidado o no, como tienen vida todas las células del cuerpo humano. No obstante, por un lado, el Doctor Angélico, Santo Tomás de Aquino (Doctor de la Iglesia), San Jerónimo y San Agustín consideran que el alma ingresa al feto tardíamente (llegaron a hablar de tres meses); según esto, el feto es animado por el alma a partir de ese momento, lo cual fue doctrina oficial de la Iglesia. En contraposición, sostuvieron la idea de la animación inmediata al momento de la concepción San Alberto Magno, maestro de Tomás de Aquino, y Tertuliano (siglo III), quien además de defender dicha animación inmediata habla de la “crueldad necesaria” cuando no hay ninguna otra posibilidad de hacer nacer al niño, es decir, aborto.


En la segunda división del óvulo fecundado, o segunda meiosis, la célula resultante tiene ya los cromosomas que la caracterizarán como ser humano, lo cual ocurre al parecer unas 24 horas después de la fecundación, antes de la anidación en el útero. No obstante, entre el 30% y 60% de todas estas personas en potencia terminan en abortos espontáneos en los tres primeros meses de embarazo, de lo cual generalmente la madre no se entera. ¿Da Dios almas a cigotos que naturalmente son abortados antes de los tres meses? La respuesta sólo Dios la sabe.

La muerte

Pero existe incongruencia entre la defensa del cigoto desde la primera hora de la concepción con la tolerancia de la Iglesia a la disposición de un cuerpo cuando se considera que hay muerte cerebral, es decir, el cerebro murió pero todos los demás órganos están vivos. ¿Acaso el alma no está todavía en un cuerpo con muerte cerebral? Prácticamente no hay duda, y grandes santos han explicado que el alma ocupa todo el cuerpo, pero de manera especial la cabeza y el corazón. Entonces, ¿por qué se autoriza que se abra un cuerpo para extraer órganos con fines de transplante, si la persona todavía no ha muerto?

Una persona con muerte cerebral, además de tener todos sus demás órganos vivos, tiene su anatomía completamente formada, a diferencia de un cigoto, donde no hay diferenciación de órganos. No sólo eso, tiene nombre, tiene una historia de vida, tiene seres queridos que sufrirán por su partida; el cigoto es una célula que nadie vio, que nunca tuvo nombre.

La justificación que dan los expertos en bioética católica (refrendados por la ciencia médica) para autorizar abrir el cuerpo de una persona con muerte cerebral y autorizar extraer sus órganos es que de todas maneras morirá pronto.

Pero la doctrina católica enseña que la persona está muerta cuando muere el cuerpo y el alma parte de éste. Si tenemos en cuenta que en el ser humano, después de la muerte de los órganos principales, hay células que pueden llegar a vivir quizás un mes, como las de las uñas y cabellos, ¿cuándo se considera totalmente muerta a la persona y cuándo parte el alma de ese cuerpo? Probablemente después de la muerte de los órganos principales, pero no se sabe con exactitud; nadie ha visto partir al alma ni ha medido el tiempo que tarda en abandonar el cuerpo.


La coherencia obligaría a aquellos que abogan por la vida desde las primeras horas de la concepción a movilizarse contra la extracción o disposición de los órganos de un ser humano vivo, aunque presente muerte cerebral. En todo caso, deberían esperar la muerte de todo su cuerpo.

El aborto


Es loable que la Iglesia Católica ofrezca criar los hijos no deseados para evitar el aborto, pero resulta incoherente prohibir, por ejemplo, el aborto en casos extremos, como cuando se sabe que un feto está formándose sin cerebro (anencefalia) y que después del parto no tendrá vida. ¿Cómo así entonces se tolera la extracción de órganos de una persona con muerte cerebral, para su transplante, aduciendo que pronto morirá?

En los casos de violación, entonces, puede resultar comprensible el empleo de la píldora del día siguiente para eliminar un cigoto con probabilidad de horas de haber sido concebido. ¿Prohibirlo no es caer en el fariseísmo? Recordemos a Jesús en Mateo 23:2 : “Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés3; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. 4 Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo.” Con ello dio a entender que es fácil dictar normas y prohibiciones, pero muchas veces quienes las dictan serían los primeros en no ser capaces de cumplirlas.

Quien esté libre de culpa que arroje la primera piedra. Si una mujer sufrió una violación, resulta incomprensible que la ley pretenda penalizarla si decide abortar. ¿Debe la sociedad sancionarla después de lo que le ocurrió? ¿Resulta hipócrita la condena? Es fácil para muchos oponerse al aborto por violación, pero ¿ellos soportarían la grave carga que sería primero el trauma de la violación y el sufrimiento en los meses siguientes? Probablemente ninguno de ellos lo toleraría en su propia persona. Tenemos además que un violador aporta una carga genética degenerada y que hasta podría tratarse de incesto, por lo que contribuir con estos nacimientos es negativo para la humanidad como especie.

Riesgos

Hay que tener presente que las señoras de las ONG que defienden el aborto no lo hacen necesariamente por amor a la justicia; son personas que reciben un sueldo de estas organizaciones, que están financiadas por los EE. UU., que para nuestros países tiene programas de promoción del aborto y la despoblación. Por eso cuando Fujimori ordenó la esterilización de indígenas, como si fuesen ganado y sin cuidados postoperatorios, lo cual produjo muertes, esas señoras estaban cómodamente calladas y hasta contribuyendo en estos programas brutales.

Ciertamente no podemos cerrar los ojos a los abusos que traería la despenalización del aborto por estas causales. Hecha la ley, hecha la trampa. En un país donde la corrupción está presente, podrían darse los siguientes supuestos:

—Que una mujer irresponsable, con un embarazo no deseado, denuncie una falsa violación para eliminar a su hijo. Será imposible averiguar la verdad.

—Que un médico, por dinero, declare que el feto no tiene probabilidades de sobrevivir o que presentará graves deformidades.

Por otro lado, las píldoras del día siguiente, llamadas de emergencia, cuestan más de 60 nuevos soles cada una. El ministerio de Salud (Minsa) no controla si la emergencia es válida, es decir, si es realmente una emergencia o no. Por ejemplo, una prostituta podría estar siempre de “emergencia”, así como una mujer adicta a las borracheras o drogas. Si tiene dinero para la bebida y las drogas, ¿por qué nuestros impuestos, a través del Minsa, deberían servir para financiar sus píldoras? Además, no se habla del daño en el equilibrio hormonal que producen estas píldoras. Es alta la cantidad de dinero que está en juego para los laboratorios.

La decisión es, entonces, muy delicada y, dada la posibilidad de abusos, la despenalización del aborto debería considerarse a lo más durante las etapas iniciales del embarazo, en caso de violación y en casos de tratarse de aborto terapéutico, debidamente fundamentado.