Gremio periodístico guarda escandaloso silencio ante abusos contra Canal 11
Fases del estrangulamiento a RBC y el persistente silencio sepulcral de la prensa
Ante los abusos perpetrados por el gobierno aprista contra RBC, Canal 11, el único canal independiente, el gremio periodístico guarda silencio cómplice. Los únicos periodistas que han informado sobre el hecho son los de la prensa digital: Herbert Mujica y su red, Generacción y Con Nuestro Perú.
Todos los canales y diarios de prensa escrita decidieron callar, pero cuando se trata de cualquier medida dictada por el presidente venezolano Hugo Chávez todos en coro salen a rasgarse las vestiduras alegando que se trata de violación de la libertad de prensa. Estos pseudodemócratas en casa no ven nada, sólo ven lo que hay afuera.
Hay poderosos motivos para amordazar la voz de esa gran prensa complaciente, pues recibe millonarias sumas del gobierno, que ascenderían a 500 millones de soles del erario nacional. También goza de la protección del Gobierno para evadir impuestos declarándose en quiebra, no pagando a la Sunat, organismo que arremete sin piedad contra pequeños comerciantes, pero que a los deudores de la gran prensa no toca ni con el pétalo de la rosa.
Hasta dónde llegará la compra de conciencias que incluso la Asociación Nacional de Periodistas, el Colegio de Periodistas y la Sociedad de Prensa simulan no enterarse del problema.
Como se sabe, la arremetida contra Canal 11 se ha presentado en una escalada de actos de acoso que comenzó quitándole la publicidad no sólo privada, sino estatal.
En primer lugar, la Asociación de Anunciantes, que agrupa a los más grandes anunciadores, varios de ellos empresas que reciben favores del gobierno, se ha convertido en un verdadero medio de mordaza, pues con el chantaje de la publicidad pretende imponer una línea progrobierno. Así, decidió no anunciar en RBC porque este canal cuestionó a la monopólica empresa IBOPETime. Cuando Canal 11 señaló las incongruencias y posibles manipulación en la medición de rating de IBOPETime, la Asociación de Anunciantes protegió los misteriosos manejos de IBOPETime cortando el flujo de publicidad a RBC.
Paralelamente, el gobierno aprista sospechosamente quitó el avisaje estatal a RBC. Obviamente, esto responde a una represalia contra la línea independiente del canal, que es el único que no se sentó en la salita del SIN de Montesinos.
El siguiente golpe de parte del gobierno fue discriminar a RBC al no concederle la señal digital, que sí la dio a todos los canales. Para ello usaron el irracional pretexto de que RBC no cuenta con estaciones en provincias.
Escándalo en el Tribunal Constitucional
El tercer golpe es mucho más escandaloso y revela un manejo aprista del Tribunal Constitucional (TC), que en escandaloso y nunca visto tiempo récord, ocho días útiles, resolvió un amparo que no debía haber admitido, con voto dirimente del magistrado Ernesto Álvarez Miranda, por el cual Canal 11 prepara una denuncia por prevaricato.
La denuncia por prevaricato procede porque el TC se pronunció sobre la aplicación de una norma existiendo ya un contenido específico. El TC tampoco ha señalado los fundamentos de los derechos que amparan el petitorio. Además, el TC ha resuelto sin tener competencia para asuntos administrativos.
RBC alquilaba un espacio a la empresa Austral, la cual ahora está registrada como quebrada en Indecopi. A Austral RBC nunca le cedió la licencia, pero, sin conocimiento de RBC, Austral fabricó un contrato cediendo derechos a Crasa, empresa que increíblemente demanda a RBC pretendiendo apropiarse de la licencia con el objeto de favorecer a la aprista Lourdes Mendoza del Solar, segunda vicepresidenta, y su familia, como denunció Ricardo Belmont Cassinelli y agregó que Lourdes Mendoza es hija de un broadcaster que no habria pagado impuestos a la Sunat.
El único objeto de la persecución contra RBC, como bien denunció Belmont, es cerrar su voz en las proximidades de las elecciones presidenciales. Como se recuerda, el presidente Alan García dijo que podía hacer que no gane aquél candidato que él no desee. Y este Tribunal Constitucional está mostrando su actuacón proparista en lugar de una imparcialidad que corresponde a su investidura, lo cual ya se preveía con el nombramiento de (ver: Caso Mesía y cargos apolíticos).
Este caso nos muestra hasta qué punto puede llegar el periodismo, que así evidencia un procaz servilismo al Gobierno de turno.
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