Camdessus ha sustituido a Dios por el FMI
Entrevista a Germán Alarco, Investigador de CENTRUM Católica.
Durante esta semana Michel Camdessus, ex Director Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) estuvo en Lima. El dirigió el FMI entre 1987 y el 2000. Aterrizó en nuestro país como parte de diversas ONGs internacionales de lucha contra la pobreza y es miembro del Consejo de justicia y paz del Vaticano. LA PRIMERA entrevistó a Germán Alarco, Investigador de CENTRUM Católica, sobre el contenido de sus presentaciones en Lima.
(1) Camdessus cree que el Fondo Monetario Internacional, con algunas reformas, debe seguir gobernando la economía de todos los países. (2) Especialista de CENTRUM dice que al FMI sólo le interesa que los países avalen el desempeño de esa institución y a cambio ofrecen un puesto en el Directorio. |
Entrevista a Germán Alarco, Investigador de CENTRUM Católica.
Durante esta semana Michel Camdessus, ex Director Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) estuvo en Lima. El dirigió el FMI entre 1987 y el 2000. Aterrizó en nuestro país como parte de diversas ONGs internacionales de lucha contra la pobreza y es miembro del Consejo de justicia y paz del Vaticano. LA PRIMERA entrevistó a Germán Alarco, Investigador de CENTRUM Católica, sobre el contenido de sus presentaciones en Lima.
—¿Qué le pareció la visita de Camdessus?—
Me gusto verlo mostrando la última encíclica papal Caritas in Veritate del 2009. Obviamente me agradaron sus comentarios respecto a la importancia de la ética en los negocios y la incapacidad del capitalismo para autoregularse, que explican para él la reciente crisis financiera internacional. También resaltó la importancia de atender los problemas distributivos de nuestras economías y de la importancia de la responsabilidad social empresarial (RSE). Creo que llegó a afirmar que es una tarea del Estado reducir la pobreza, mejorar las condiciones de vida de los menos favorecidos y reducir las desigualdades. Qué bueno que haya cambiado su pensamiento respecto de lo que fue su actuación como máximo directivo del FMI. Todos tenemos derecho a enmendar. Sin embargo, también afirmó muchos otros elementos cuestionables. Creo que no ha leído bien la encíclica papal.
—¿Por qué dice usted que no ha leído bien la encíclica Caritas in Veritate?—
Benedicto XVI señala en la encíclica de que el desarrollo nunca estará garantizado por las fuerzas del mercado, ya sea de leyes del mercado o de políticas de carácter internacional. Camdessus ha sustituido a Dios por el FMI, llegando a afirmar que los países deben sacrificar su soberanía y aceptar que alguien como el FMI les diga que hacer. Tiene una visión primitiva del Dios que todo lo observa y castiga. Se olvida del Dios bueno que nos otorga el libre albedrío. Yo creo que Camdessus es como un Caballo de Troya. También tiene muy mala memoria.
—¿Por qué dice usted que tiene mala memoria?—
Habría que hacer un balance de los efectos de su gestión sobre la economía internacional y en particular sobre el Perú. No nos olvidemos de la priorización del FMI en garantizar los pagos a los acreedores financieros internacionales por sobre todas las cosas. Los efectos sobre el empleo y los ingresos de la población eran simplemente un daño colateral y sin importancia. No recuerdo que durante su periodo se haya producido alguna renovación o mejora en el pensamiento económico del FMI.
—¿Cuáles son los contrabandos ideológicos de Camdessus?—
Nos viene a vender un engaña muchachos. Nos dice que El FMI ya se reformó, pero habría que preguntarle desde cuándo. Los del FMI, incluido su ex Director Gerente son muy listos. Están dispuestos a que avalemos a su institución a cambio de que obtengamos mayor participación en la administración del organismo. Nos dicen “déjenos vivir”, pero a cambio les damos más puestos en el Directorio y puestos de trabajo en la institución. Lamentablemente creo que nuestros países van a aceptar. No hay que olvidar que el FMI puede ser un excelente “paracaídas dorado” de los ex funcionarios de nuestros países. Creo que tiene contenidos peligrosos.
—¿Cuáles son esos contenidos peligrosos?—
Viene a decirnos lo que a muchos de nosotros y a la mayor parte de la población le gusta. Ahora está de moda referirse al problema de la desigualdad social. Efectivamente les quita está bandera a los partidos políticos progresistas. El problema es que su diagnóstico es parcial y no nos dice cómo enfrentar ese problema. Sus respuestas las reduce al campo de la ética. Camdessus me recuerda a nuestra querida ex ministra de Economía y a varios ex ministros de economía de diversos gobiernos que ahora se preocupan de la desigualdad y la exclusión social. Sin embargo, cuando se les pregunta sobre qué hacer con relación al impuesto a las sobreganancias mineras o mayores regalías o al impuesto a las ganancias de capital de la Bolsa de Valores de Lima, responden negativamente o cambian de tema. Yo creo que hay que alertar a la población, ya que no sólo se trata de mencionar el problema sino que planteen en forma concreta como lo van a enfrentar. Tiene que ser parte de sus propuestas concretas.
—¿Usted señaló que tenía mucho elementos cuestionables, a qué se refiere?—
Habló de muchos temas objetables. Su visión económica es tan ortodoxa como siempre. Pero está salpicada con los temas que comentamos al inicio de la entrevista. Todavía no entiende que los problemas distributivos no son solo sociales y políticos, sino que son económicos. Se olvida que la reconcentración del ingreso es un fenómeno también significativo en los EE.UU., ya que los asalariados han perdido más de cuatro puntos del PBI entre 1980 y 2008 y que eso contribuye a generar problemas de demanda efectiva, si la inversión se reduce. Camdessus sigue pensando que el gran culpable de los desequilibrios globales es la China. Se olvida de la contraparte norteamericana que enfrenta una crisis estructural que la ha llevado a perder competitividad internacional. Ahora se trataría de que China revalúe su moneda. Se olvida que si China apreciara mucho su moneda se podría interrumpir el lento proceso de recuperación de la economía internacional. Omite también que cuando se le exigió a Japón revaluar el Yen, la economía japonesa ingresó a una fase de estancamiento prolongado. Asimismo, a pesar de la revaluación de su moneda, la balanza comercial de Japón con EE.UU. siguió siendo superavitaria para el primer país. Creo también que su diagnóstico de la actual crisis internacional tiene problemas.
—¿Cuáles son los problemas del diagnóstico de la situación económica internacional?—
Coincido en que habría que evitar el proteccionismo y las guerras cambiarias. Creo que Mundell sigue proponiendo el establecimiento de un sistema de tipos de cambio fijo a nivel internacional para mitigar la volatilidad internacional. Obviamente el problema está en establecer los valores precisos de esas paridades. No estoy de acuerdo en el énfasis de moda en presionar a la economía china para que aprecie su moneda. Ellos han establecido una política inteligente y nadie tiene porque exigirles que la modifiquen. Hay también peligros en frenar la economía internacional. Obviamente la apreciación del yuan nos pegaría negativamente a nosotros. Tampoco estoy de acuerdo con su posición optimista sobre la realidad. Para él, parece que ya salimos de esta crisis internacional y eso no es cierto.
—¿Cree que Camdessus tiene una perspectiva optimista de la economía internacional?—
Camdessus se muestra muy crítico con un futuro programa monetario expansivo a cargo de la Reserva Federal norteamericana (FED). Nos estaría diciendo que ya no se debe hacer más. Para él, habría que cruzarse de brazos a esperar la recuperación de la economía mundial.
Se olvida la desaceleración de la economía norteamericana. También se olvida de los efectos recesivos de los programas de austeridad que se vienen implementando en Europa. Su teoría es tan ortodoxa como siempre, ya que sigue sin entender a Keynes. Por la mayor demanda de dinero por motivo precaución y las tendencias deflacionarias, los norteamericanos están en una situación de trampa de la liquidez. La única política monetaria posible actual es emitir para comprar Bonos del Tesoro, dando espacio a más de la política fiscal. La economía internacional sigue en un atolladero.
—¿Cuál sería su opinión con relación a la recomendación de Camdessus de fortalecer al FMI?—
A pesar de lo que diga Camdessus, el FMI no emitió las señales de alerta a propósito de la reciente crisis económica internacional. Su enfoque o paradigma es monocausal y por tanto no tiene la capacidad para entender los complejos problemas económicos internacionales. Ahora hay que enfrentarlos desde una perspectiva sistémica y no desde el enfoque monetario de la balanza de pagos. Su papel en los salvatajes recientes ha sido mediocre y hasta pobre en recursos respecto de las reservas internacionales que hemos acumulado en nuestros países. El FMI no debe transformarse, hay que desaparecerlo. Nuestros países no deben ceder al caramelo de más asientos en el Directorio, que nos quieren otorgar. Las funciones de vigilancia y monitoreo de la economía internacional deben realizarse desde la Subsecretaría General de Asuntos Económicos de las Naciones Unidas. Asimismo, el directorio del Banco mundial debe ser designado en una Asamblea específica de las Naciones Unidas (con voto por país), sin que se aplique el derecho a veto de las grandes potencias. Esta sería la mejor forma de democratizar a esos organismos internacionales bajo la égida de la ONU. La Primera, 30.10.2010.
Me gusto verlo mostrando la última encíclica papal Caritas in Veritate del 2009. Obviamente me agradaron sus comentarios respecto a la importancia de la ética en los negocios y la incapacidad del capitalismo para autoregularse, que explican para él la reciente crisis financiera internacional. También resaltó la importancia de atender los problemas distributivos de nuestras economías y de la importancia de la responsabilidad social empresarial (RSE). Creo que llegó a afirmar que es una tarea del Estado reducir la pobreza, mejorar las condiciones de vida de los menos favorecidos y reducir las desigualdades. Qué bueno que haya cambiado su pensamiento respecto de lo que fue su actuación como máximo directivo del FMI. Todos tenemos derecho a enmendar. Sin embargo, también afirmó muchos otros elementos cuestionables. Creo que no ha leído bien la encíclica papal.
—¿Por qué dice usted que no ha leído bien la encíclica Caritas in Veritate?—
La peor crisis financiera que golpea al mundo desde los años 80 tiene su origen en la desmedida ambición por el dinero de las grandes empresas y también a la falta de una adecuada regulación. Desde entonces se instauró la cultura de “ganar más para consumir más” hasta convertirse en una razón de ser dominante, dijo Michel Camdessus en la conferencia que dictará en la Universidad del Pacífico.
Camdessus sigue pensando que el gran culpable de los desequilibrios globales es la China. Se olvida de la contraparte norteamericana que enfrenta una crisis estructural que la ha llevado a perder competitividad internacional, cuestiona Germán Alarco.
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Benedicto XVI señala en la encíclica de que el desarrollo nunca estará garantizado por las fuerzas del mercado, ya sea de leyes del mercado o de políticas de carácter internacional. Camdessus ha sustituido a Dios por el FMI, llegando a afirmar que los países deben sacrificar su soberanía y aceptar que alguien como el FMI les diga que hacer. Tiene una visión primitiva del Dios que todo lo observa y castiga. Se olvida del Dios bueno que nos otorga el libre albedrío. Yo creo que Camdessus es como un Caballo de Troya. También tiene muy mala memoria.
—¿Por qué dice usted que tiene mala memoria?—
Habría que hacer un balance de los efectos de su gestión sobre la economía internacional y en particular sobre el Perú. No nos olvidemos de la priorización del FMI en garantizar los pagos a los acreedores financieros internacionales por sobre todas las cosas. Los efectos sobre el empleo y los ingresos de la población eran simplemente un daño colateral y sin importancia. No recuerdo que durante su periodo se haya producido alguna renovación o mejora en el pensamiento económico del FMI.
—¿Cuáles son los contrabandos ideológicos de Camdessus?—
Nos viene a vender un engaña muchachos. Nos dice que El FMI ya se reformó, pero habría que preguntarle desde cuándo. Los del FMI, incluido su ex Director Gerente son muy listos. Están dispuestos a que avalemos a su institución a cambio de que obtengamos mayor participación en la administración del organismo. Nos dicen “déjenos vivir”, pero a cambio les damos más puestos en el Directorio y puestos de trabajo en la institución. Lamentablemente creo que nuestros países van a aceptar. No hay que olvidar que el FMI puede ser un excelente “paracaídas dorado” de los ex funcionarios de nuestros países. Creo que tiene contenidos peligrosos.
—¿Cuáles son esos contenidos peligrosos?—
Viene a decirnos lo que a muchos de nosotros y a la mayor parte de la población le gusta. Ahora está de moda referirse al problema de la desigualdad social. Efectivamente les quita está bandera a los partidos políticos progresistas. El problema es que su diagnóstico es parcial y no nos dice cómo enfrentar ese problema. Sus respuestas las reduce al campo de la ética. Camdessus me recuerda a nuestra querida ex ministra de Economía y a varios ex ministros de economía de diversos gobiernos que ahora se preocupan de la desigualdad y la exclusión social. Sin embargo, cuando se les pregunta sobre qué hacer con relación al impuesto a las sobreganancias mineras o mayores regalías o al impuesto a las ganancias de capital de la Bolsa de Valores de Lima, responden negativamente o cambian de tema. Yo creo que hay que alertar a la población, ya que no sólo se trata de mencionar el problema sino que planteen en forma concreta como lo van a enfrentar. Tiene que ser parte de sus propuestas concretas.
—¿Usted señaló que tenía mucho elementos cuestionables, a qué se refiere?—
Habló de muchos temas objetables. Su visión económica es tan ortodoxa como siempre. Pero está salpicada con los temas que comentamos al inicio de la entrevista. Todavía no entiende que los problemas distributivos no son solo sociales y políticos, sino que son económicos. Se olvida que la reconcentración del ingreso es un fenómeno también significativo en los EE.UU., ya que los asalariados han perdido más de cuatro puntos del PBI entre 1980 y 2008 y que eso contribuye a generar problemas de demanda efectiva, si la inversión se reduce. Camdessus sigue pensando que el gran culpable de los desequilibrios globales es la China. Se olvida de la contraparte norteamericana que enfrenta una crisis estructural que la ha llevado a perder competitividad internacional. Ahora se trataría de que China revalúe su moneda. Se olvida que si China apreciara mucho su moneda se podría interrumpir el lento proceso de recuperación de la economía internacional. Omite también que cuando se le exigió a Japón revaluar el Yen, la economía japonesa ingresó a una fase de estancamiento prolongado. Asimismo, a pesar de la revaluación de su moneda, la balanza comercial de Japón con EE.UU. siguió siendo superavitaria para el primer país. Creo también que su diagnóstico de la actual crisis internacional tiene problemas.
—¿Cuáles son los problemas del diagnóstico de la situación económica internacional?—
Coincido en que habría que evitar el proteccionismo y las guerras cambiarias. Creo que Mundell sigue proponiendo el establecimiento de un sistema de tipos de cambio fijo a nivel internacional para mitigar la volatilidad internacional. Obviamente el problema está en establecer los valores precisos de esas paridades. No estoy de acuerdo en el énfasis de moda en presionar a la economía china para que aprecie su moneda. Ellos han establecido una política inteligente y nadie tiene porque exigirles que la modifiquen. Hay también peligros en frenar la economía internacional. Obviamente la apreciación del yuan nos pegaría negativamente a nosotros. Tampoco estoy de acuerdo con su posición optimista sobre la realidad. Para él, parece que ya salimos de esta crisis internacional y eso no es cierto.
—¿Cree que Camdessus tiene una perspectiva optimista de la economía internacional?—
Camdessus se muestra muy crítico con un futuro programa monetario expansivo a cargo de la Reserva Federal norteamericana (FED). Nos estaría diciendo que ya no se debe hacer más. Para él, habría que cruzarse de brazos a esperar la recuperación de la economía mundial.
Se olvida la desaceleración de la economía norteamericana. También se olvida de los efectos recesivos de los programas de austeridad que se vienen implementando en Europa. Su teoría es tan ortodoxa como siempre, ya que sigue sin entender a Keynes. Por la mayor demanda de dinero por motivo precaución y las tendencias deflacionarias, los norteamericanos están en una situación de trampa de la liquidez. La única política monetaria posible actual es emitir para comprar Bonos del Tesoro, dando espacio a más de la política fiscal. La economía internacional sigue en un atolladero.
—¿Cuál sería su opinión con relación a la recomendación de Camdessus de fortalecer al FMI?—
A pesar de lo que diga Camdessus, el FMI no emitió las señales de alerta a propósito de la reciente crisis económica internacional. Su enfoque o paradigma es monocausal y por tanto no tiene la capacidad para entender los complejos problemas económicos internacionales. Ahora hay que enfrentarlos desde una perspectiva sistémica y no desde el enfoque monetario de la balanza de pagos. Su papel en los salvatajes recientes ha sido mediocre y hasta pobre en recursos respecto de las reservas internacionales que hemos acumulado en nuestros países. El FMI no debe transformarse, hay que desaparecerlo. Nuestros países no deben ceder al caramelo de más asientos en el Directorio, que nos quieren otorgar. Las funciones de vigilancia y monitoreo de la economía internacional deben realizarse desde la Subsecretaría General de Asuntos Económicos de las Naciones Unidas. Asimismo, el directorio del Banco mundial debe ser designado en una Asamblea específica de las Naciones Unidas (con voto por país), sin que se aplique el derecho a veto de las grandes potencias. Esta sería la mejor forma de democratizar a esos organismos internacionales bajo la égida de la ONU. La Primera, 30.10.2010.