El cáncer a la caza de más humanos con los transgénicos

La periodista y documentalista francesa Marie-Monique Robin fue entrevistada por ARGENPRESS.info, donde explica detalles apocalípticos sobre las pretensiones de Monsanto en el control de los alimentos y la vida en el mundo y el peligro que ello implica: el cáncer en nuestros platos y el crecimiento de esta enfermedad con características epidémicas, además de la miseria de los campesinos, de concretarse los planes de la gigante y codiciosa transnacional.


A continuación la entrevista citada, que nos invita a tener cuidado con lo que comemos y a reflexionar sobre la grave falta, que constituye un atentado contra nuestra salud, el hecho de que el gobierno ni el Congreso promulguen una norma donde obliguen a los productores a decir con claridad que su producto contiene ingredientes transgénicos y su porcentaje, no con palabras engañosas como "modificado" o mejorado"(ahora en el Perú, por ejemplo, ya hay miles de vacas transgénicas (ver: Vacas transgénicas invaden el Perú):

En abril visitará Chile autora de "El Mundo según Monsanto"
Por: Lucía Sepúlveda Ruiz (especial para ARGENPRESS.info)
http://www.argenpress.info/2009/01/en-abril-visitar-chile-autora-de-el.html
 
En abril se podrá adquirir en Chile la traducción al castellano de "El Mundo según Monsanto", de la periodista y documentalista francesa Marie-Monique Robin, que se lanzó en España en noviembre de 2008. Océano-Península distribuirá el libro en el país, el cual se lanzará a comienzos de abril, en un acto al que asistirá la autora, convocado por la Alianza por una Mejor Calidad de Vida.

La trasnacional Monsanto, que es la mayor productora de semillas transgénicas en el mundo, también opera en Chile, con más de 13.000 hectáreas de maíz, soja y canola, cultivos transgénicos propios y contratados con terceros. Es la empresa que está haciendo el más intenso lobby para forzar la aprobación de un proyecto de ley que apunta a la liberación de de semillas transgénicas en el país, fuertemente resistido por organizaciones ambientales, sociales, de consumidores y de productores orgánicos. Actualmente sólo se permite la reproducción de semillas transgénicas para fines de exportación.

“... los transgénicos en las manos de Monsanto son un medio para apoderarse de la semilla, que es el primer eslabón de la cadena alimenticia. Si eres el propietario de las semillas, eres el propietario de la alimentación del mundo, y esa es la meta de Monsanto... se hace propietaria de la vida en todos sus aspectos, de lo que la gente come, de las medicinas que la curan y de todo lo que hace que el hombre viva, es hacerse propietario de la vida."                                              


La visita de Marie-Monique Robin y la actividad de lanzamiento de su obra en Santiago están siendo organizadas por la Red de Acción en Plaguicidas-Chile, integrante de la coalición citada, junto al Observatorio de Conflictos Ambientales OLCA, la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas ANAMURI y la Corporación de Investigación en Agricultura Alternativa CIAL. RAP-Chile, coordinado por María Elena Rozas, ha llamado a los interesados en participar en la actividad y/o adquirir el video o el libro, a registrarse en Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. y/o en www.monsantopeligros.blogspot.com , donde se anunciará la fecha y lugar del evento. En su gira por el sur, que ha generado gran interés y expectativa, la autora también visitará Argentina y Paraguay –donde también cuenta con el apoyo de la Red de Acción en Plaguicidas a través de sus nodos Alter Vida (Paraguay) y CETAAR (Argentina), y una extensa red de organizaciones ambientales y sociales. La gira también se está coordinando con la red internacional Combate a Monsanto www.combat-monsanto.org/ que nació en Francia.


Marie-Monique Robin es una periodista independiente de 48 años, con tres hijas que adora y 25 años de trayectoria en el periodismo de investigación a sus espaldas. También es autora de "Escuadrones de la Muerte: la Escuela Francesa", un polémico documental sobre la responsabilidad de los servicios secretos de esa nación en las masacres que tuvieron lugar en el cono sur bajo la doctrina de la seguridad nacional. "El mundo según Monsanto", su más reciente obra —con versiones en video en francés, inglés y alemán a la fecha— se centra en el rol de la multinacional Monsanto en todo el mundo. Robin fue entrevistada en Madrid por Charo Mora de El Mundo/Rebelión. A continuación, el reportaje de Rebelión:

El volumen es el fruto del trabajo de tres años viajando por los cinco continentes, en los que resulta casi imposible no toparse con dos de los elementos que controla la multinacional: las semillas (tiene patentadas el 90% de las existentes) y el Rondup, el insecticida más utilizado del mundo, cuyas consecuencias tóxicas no se conocen.

Posee una extensa carrera como periodista de investigación caracterizada por el compromiso.

¿Siempre tuvo clara esta línea de trabajo?

Marie Monique Robin: —Escogí esta profesión porque con la información el público conoce y puede tomar decisiones. Por otra parte, hay dos temas que me han preocupado siempre mucho por mi origen familiar, ya que soy hija de campesinos y de una familia cristiana muy comprometida con la cuestión de los derechos humanos. Por ello, he trabajado sobre dos ejes: el de la agricultura, biodiversidad y medio ambiente, y los derechos humanos. El caso de Monsanto cubre los dos temas.

—¿Cómo surge la idea de hacer este documental y el libro?

—Llegó de manera casual. Hice tres documentales para la cadena francoalemana Arte sobre la biodiversidad, amenazada por las prácticas agroindustriales y su uso de fertilizantes, pesticidas y las plantas de alto rendimiento. Entonces, me topé con el tema de las patentes. Viajaba por todo el mundo y me encontraba siempre con Monsanto, que en aquellos años ya contaba con más de 600 patentes de plantas. En el documental cuento la historia de un granjero americano que se fue a México y conoció unos frijoles amarillos que no había visto nunca, compró un paquete de semillas y los sembró en Colorado. Los patentó en Washington y los campesinos mexicanos, que habían sembrado y cultivado este producto toda su vida, no podían ya hacerlo sin pagar a ese hombre.

—Pero ¿se pueden pedir derechos sobre formas de cultivo tradicionales?

—Hasta principios de los años 80 no se podían patentar organismos vivos, y la ley de 1951 así lo dice. Pero a finales de esa década un ingeniero que trabajaba para la General Electric manipuló una bacteria que se suponía que servía para descontaminar terrenos y pidió una patente a la oficina de Washington, que se la denegó. Acudió al Tribunal Supremo, que se la concedió bajo la famosa frase 'todo lo que esté bajo el sol y haya sido tocado por la mano del hombre puede ser patentado'. Eso abrió la puerta a la privatización de lo vivo y los OGM (organismos genéticamente manipulados).

—¿Las consecuencias?

—Si se acepta que se patenten las semillas transgénicas, las consecuencias son dramáticas, pues los agricultores no pueden conservar una parte de la cosecha para sembrarla al año siguiente. Deben comprarlas cada año. Esto significa que los transgénicos en las manos de Monsanto son un medio para apoderarse de la semilla, que es el primer eslabón de la cadena alimenticia. Si eres el propietario de las semillas, eres el propietario de la alimentación del mundo, y esa es la meta de Monsanto.

—¿Se trata pues de una neocolonización?

—Es más que eso, pues se hace propietaria de la vida en todos sus aspectos, de lo que la gente come, de las medicinas que la curan y de todo lo que hace que el hombre viva, es hacerse propietario de la vida. He conocidos casos en EEUU y Canadá, donde muchos agricultores tienen juicios con Monsanto porque sus campos han sido contaminados de transgénicos por polinización, y fueron condenados a pagar a la multinacional.

—¿Nos enfrentamos entonces a un sistema que prioriza la protección de la propiedad privada por encima de los derechos humanos?

—Monsanto está comprando todas las empresas semilleras del mundo, imponen las transgénicas patentadas y así van colonizando.

—¿Qué hace tan peligrosos a los transgénicos?

—El 70% está preparado para absorber Rondup, un poderoso insecticida también creado por Monsanto, y nunca hubo estudios para comprobar cuáles eran las consecuencias para la salud de las plantas fumigadas con ese insecticida. Cuando Monsanto se lanza a los transgénicos desde el principio pretende hacer plantas resistentes a él, no a la sequía u otras cosas. Sabía que en 2000 perdía la patente y, como es el pesticida más vendido del mundo, quería seguir haciendo negocio. ¡No se trata de hacer un transgénico para vencer el hambre en el mundo, eso es una mentira!

Lo sé pues he pasado años investigándolo. Esta idea se la da una agencia de comunicación ubicada en Inglaterra, con el objetivo de que cambie la opinión negativa que se tiene en Europa de los transgénicos. Por cierto, es la misma agencia que llevó la imagen de la copa del Mundo de Argentina en el 78, contratada por la junta militar.

—¿La lucha del siglo XXI va a ser por los alimentos y el agua?

—Sí, por el control privado de los alimentos y el agua.

—¿Qué es lo que más le impresionó al investigar para el libro?

—Las consecuencias de los cultivos transgénicos a gran escala, como lo que vi en Paraguay, donde se fumiga desde el aire sobre los campos de pequeños campesinos matando sus recursos. En el documental aparece un niño con las piernas completamente quemadas por el pesticida, de caminar en los campos de soja. Los campesinos tienen que dejar sus tierras e irse a la ciudad a vivir de la basura. Este modelo es el del hambre organizado.

—Dadas las circunstancias ¿qué podríamos comer a día de hoy?

—Tengo previsto hacer otro documental y otro libro sobre el origen medioambiental de la epidemia de cáncer y Parkinson que vamos a ver en los próximos años. El primero se llamará 'El cáncer está en el plato'. Vegetales y frutas tienen residuos de productos químicos tóxicos cuyos efectos no han sido analizados. Es evidente que estamos en el inicio de una epidemia de cáncer, hay expertos que me han dicho que ya se calcula que uno de cada dos europeos va a tener cáncer. Hay que cambiar la manera de comer, es la única solución.