Los rostros del periodismo
Por Carlos A. Miguélez Monroy (*)
“La gente ya no lee los periódicos para ver lo que sucedió, sino para entender lo que está pasando”, comentó el periodista Ricardo de Querol. En un curso de periodismo social que desarrollaron varios ponentes y pusieron en marcha la Universidad Internacional de Florida, Fundación Chandra y Solidarios para el Desarrollo, este periodista de EL PAÍS les habló a los alumnos de la importancia de contar lo que les sucede a las personas y de su experiencia como redactor jefe de ‘sociedad’.
Esa sección del periódico trata los grandes debates sociales de hoy como la eutanasia, los temas medioambientales, de ciencias, de educación, de nuevas tecnologías y hasta los de sucesos cuando guardan relación con la sociedad moderna. Para poner en primera línea estos temas, los periodistas han tenido que desarrollar la capacidad de hacerle sentir al lector que no es tan ajeno a lo que les sucede a las personas de otros países del mundo.
“En el caso del medioambiente, esto ha sido relativamente fácil. Hoy existe sensibilidad sobre estos temas y comprensión sobre los efectos de nuestro modelo de consumo en muchas de las catástrofes que vemos por la televisión. Pero cuando se trata del hambre y la pobreza, ha sido más difícil”, dijo el periodista.
Ha surtido un efecto positivo cambiar la fórmula de bombardear al lector con cifras por la de contarle lo que le sucede a una persona o a un grupo de personas. Lo decía en otra de las conferencias el periodista y profesor de universidad José Carlos García Fajardo: “a la gente sólo le interesa lo que les sucede a otra gente”.
“Cuando la gente se saluda, no habla de teorías ni de de la presión atmosférica ni de abstracciones. Se cuentan lo que comieron, lo que hicieron”.
Conviene recordar la dimensión empresarial que tiene el periodismo. Si no se atrae al lector, no se vende. Si no se vende, no se puede imprimir. Si la intención es atraer al lector hacia los temas de medioambiente o sobre problemas sociales a los que les damos importancia desde la sociedad civil, el periodista debe tener la habilidad ‘vender’ su artículo. Algunos periodistas han aprendido la lección y han sido capaces de hacerles hueco a los temas sociales contando en los medios la vida de las personas.
Estos medios dependen de una financiación que se apoya, sobre todo, en la publicidad de muchas empresas, algunas de ellas con fines que entran en contradicción con algunos reportajes. La excelente película El informante refleja el dilema al que se puede enfrentar un periodista.
Bancos, empresas tabacaleras, farmacéuticas, automotrices, petroleras, etc., presionan y utilizan su posición para disuadir a los medios de publicar información que perjudique su imagen. Una manera de hacer frente a esta situación es contar con una línea editorial sólida que se apoye en una diversificación en sus fuentes de financiación para mantener su independencia.
El conferenciante contó el caso de un periodista que viajó a África para elaborar un reportaje sobre la labor de una ONG española dedicada a donar ropa a países del Sur. Cuando el periodista descubrió que la industria textil del país africano se había hundido por la ‘invasión’ de ropa del extranjero y no sabía como actuar ante semejante situación, su jefe le dijo que su responsabilidad era informar.
Cuanto más sensible y delicada la información, mayor rigor se requiere por parte del periodista. “Se puede ser cañero y reivindicativo, pero el periodista debe guardar cierta distancia. Puede ser complicado cuando una empresa te llama enfadada por una información verdadera. Pero es mucho más complicado cuando te llaman para decirte que tus datos son falsos y se agarran de eso”, comentó Ricardo de Querol. Así, los periodistas corren el riesgo de caer en el ‘buenismo’ que supone confundir los deseos con la realidad que buscan describir.
Las nuevas tecnologías han abierto canales para la participación de la sociedad civil en los flujos informativos. Pero en el periodista queda la responsabilidad de mantener una distancia para seguir un rigor que le dé credibilidad a lo que se cuenta de la vida de las personas. Y al término ‘periodismo social’ se le podría quitar la segunda palabra, pues las personas y la sociedad son sujetos de ese periodismo y de la historia.
(*) Periodista
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