El cambio de las Custer por el llamado corredor rojo continúa perjudicando a muchos pasajeros de Lima, entre ellos los de La Molina, pues la calidad y frecuencia del servicio es mucho peor, como es en el caso de La Molina.
 
bus rojo J Prado
 
A diferencia de las Custer, donde los choferes tenían que recoger a los pasajeros para recaudar sus ingresos, los choferes de los buses rojos cobran por planilla y eso no está mal. Lo que está mal es que como tienen el ingreso seguro,  igual les da no recoger a la gente, pues su remuneración será la misma.
 
La empresa no ha evaluado bien la clase de choferes que ha contratado. Por lo visto, se trata de choferes acomplejados, sin civismo y ladrones (porque cobrar sin desempeñar su trabajo como se debe es robar), que creen que los pasajeros de La Molina no merecen subir a los buses, sino sólo gente de distritos muy pobres. 
 
Sólo paran a recoger o dejar pasajeros en el cruce con la avenida La Molina, donde hay mucha gente mirando y semáforos de larga espera, y se armaría un escándalo si se niegan a permitir el ingreso de pasajeros.
 
Este problema tiene buen tiempo. Hoy por ejemplo, nos llegan quejas de pasajeros y reportan que en varios paraderos, como los del cruce con la avenida Ingenieros y otros, han estado una hora y han pasado los buses rojos semivacíos sin parar para recogerlos.
 
Ante este abuso, los molineros se ven obligados a tomar taxi o colectivo. La otra explicación es que estos choferes sean socios de los colectivos pirata que obstruyen el tráfico esperando pasajeros, pues no hay otra salida para la gente que tiene que movilizarse. Si es así, también son ladrones.
 
Este pésimo servicio, en lugar de descongestionar las vías, las obstruye, pues la gente ocupa taxis, colectivos y sus propios vehículos, lo cual causa embotellamientos, que son terribles en horas punta.
 
Otra de las quejas recurrentes es el servicio los domingos, donde los choferes hacen lo que quieren, no hay frecuencia establecida para los paraderos, si quieren salen, si quieren no. En los países donde trajaban bien los corredores, cada paradero  tiene un minuto definido cuando el bus debe llegar, pero en Lima, no se sabe si un pasajero esperará diez, 15,20, 30 45 o 60 minutos para conseguir un bus.
 
La incapacidad de la Municipalidad de Lima Metropolitana para mejorar el servicio es evidente. Incluso en los paraderos no hay ni siquiera sombra para cobijarse de la lluvia o el sol intenso.
 
Así las cosas, deberían regresar las Custer, hasta que haya un alcalde que pueda garantizar un buen servicio. Con las Custer la frecuencia de espera era de 1 a 5 minutos como máximo, y los paraderos no estaban tan distanciados, lo cual ahora con este corredor sobre todo es un tormento para personas ancianas o con discapacidad física, que tienen que caminar varias cuadras adicionales.
 
La seguridad con los buses de corredor tampoco ha mejorado frente a las Custer, pues igual hay el famoso "correteo", no respetan su carril, se pasan la luz roja, sin que los multen y cierran prepotentemente a los vehículos menores cada vez que se les antoja. Hace algo más de dos meses se denunció en varios medios que el chofer de un bus del corredor rojo quiso atropellar a un inspector que le pidió recoger gente porque el vehículo estaba casi vacío.