Por Efraín Rúa
(1) Siempre ayudó a los gringos a ganar dinero contra los peruanos. (2) Le gustaba el petróleo.
Para evadir a la justicia tras entregar dinero a la transnacional International Petroleum Company, PPK huyó del país a través de la frontera con Ecuador, escondido en la maletera de un auto adecuadamente acondicionado para el efecto. (…) Ya en los Estados Unidos, PPK fue premiado con un puesto como jefe de Planificación y Política en el Banco Mundial.
Logró extraer 17 millones de dólares para la International Petroleum
Company contra los intereses del país durante el gobierno de Velasco y
luego huyó del país por la frontera con el Ecuador.
El 9 de octubre de 1968 el Ejército tomó las instalaciones de la Brea y
Pariñas en manos de la International Petroleum Company (IPC), empresa de
propiedad del magnate Nelson Rockefeller, que había explotado los
yacimientos de forma fraudulenta, evadiendo millones de soles al fisco.
Ese día el gobierno del general Juan Velasco Alvarado nacionalizó la
IPC, terminando con una ominosa historia plagada de episodios como la
pérdida de la página 11, denunciada por el presidente de la Empresa
Petrolera Fiscal, Carlos Loret de Mola, quien acusó al gobierno de
Fernando Belaunde de coludirse con la empresa norteamericana para firmar
un nuevo contrato lesivo, que bajo el pretexto de la “nacionalización”,
establecía el pago de precios irrisorios por el petróleo peruano. Un
caso similar al que ocurre hoy con el gas.
Pero el nuevo contrato no decía nada de la refinería de Talara ni del
complejo industrial, que quedaban en manos de la empresa de Rockefeller
Tampoco decía nada de los impuestos que adeudaba la empresa desde el año
1924. Todo ello había precipitado el golpe del 3 de octubre de 1968.
A escasos seis días del desalojo de Belaunde del poder, el general
Velasco Alvarado anunció la toma de Talara, con lo que provocó la
reacción inmediata de funcionarios vinculados a la transnacional. Entre
ellos se contaban Carlos Rodríguez Pastor, gerente general del Banco
Central de Reserva, y Pedro Pablo Kuczynski, uno de los gerentes de la
entidad bancaria.
PPK había sido colocado en el BCR gracias al padrinazgo de instituciones
extranjeras como el Fondo Monetario Internacional y el Banco mundial,
controlados por Estados Unidos, los que presionaron al gobierno de
Belaunde para obtener su nombramiento como gerente del instituto emisor.
Para entonces, la IPC digitaba los fondos del Estado, mientras el
fantasma de la inflación se cernía sobre los bolsillos de los peruanos.
Tras la nacionalización, venía la disputa por la devolución de los
impuestos que la empresa se había negado a pagar por la explotación de
1,263 pozos petroleros desde el año 1924, cuando los campos de Talara
fueron entregados por Augusto B. Leguía, tras haber asumido la IPC los
derechos de concesión de la London Pacific Petroleum.
Desde su instalación, la IPC se negó a pagar el canon de la producción y
otros impuestos establecidos por la Ley 4452, del 2 de enero de 1922,
aduciendo que el denominado Laudo Arbitral de París, de 1922, la
exoneraba de esos pagos. Velasco valorizó el adeudo de esos tributos en
700 millones de dólares de la época.
Pero en medio de la turbulencia generada por el proceso revolucionario y
gracias a sus testaferros, la IPC logró que el BCR le devuelva
impuestos cobrados supuestamente en forma indebida, por 17 millones de
dólares de la época, que hoy ascenderían a unos 105 millones de dólares,
suma que fue derivada a su filial de Nueva York, gracias a la
intervención directa de Rodríguez Pastor y el famoso PPK, quienes
autorizaron la transferencia.
Tras conocerse los hechos, Kuczynski, Rodríguez Pastor y otros cómplices
fueron denunciados por sus actos en favor de la IPC y en contra de los
intereses del Perú. Para evadir a la justicia, PPK huyó del país a
través de la frontera con Ecuador, escondido en la maletera de un auto
adecuadamente acondicionado para el efecto.
El informe de la Comisión Carbonell (presidida por el almirante Alfonso
Carbonell) estableció la responsabilidad penal de ambos funcionarios. El
pago le costó el puesto al ministro de Economía, el general EP Juan
Valdivia.
Ya en los Estados Unidos, Kuczynski fue premiado con un puesto como jefe
de Planificación y Política en el Banco mundial. Pero su decisión
sirvió para que los enemigos del gobierno acusaran al general Velasco de
haberle pagado a la transnacional, iniciando una serie de campañas con
el objeto de derrocarlo.
Entretanto, PPK fungía de presidente del First Boston International y de
director del First Boston Corporation. Y su suegro, William Casey, el
jefe de la CIA, armaba una serie de complots contra el gobierno de
Velasco, acciones que concluirían con el golpe de Francisco Morales
Bermúdez, en 1975, tras una serie de atentados contra los personajes más
destacados del régimen velasquista.
En Estados Unidos, PPK adoptó años más tarde la ciudadanía
norteamericana, renunciando de ese modo a su nacionalidad peruana para
ser director de un banco de ese país. No le importó que la Constitución
de 1979, vigente entonces, estableciera claramente que la obtención de
la doble nacionalidad, con excepción de la de España, concluía con la
pérdida de la peruana. PPK ya se sentía un norteamericano.