“La resiliencia a partir de ‘La cientificidad del consciente’”

por Raúl Allain

Tomando como discrepante punto de partida el discurso vertido (más específicamente, características relacionales) en mi obra ensayística La cientificidad del consciente (Editorial Emooby, 2011), encuentro que se sucede como imperioso hilvanar ciertas conjeturas con respecto a la resiliencia, las cuales poseerían un carácter de tino diferenciado al explicar menudamente los fenómenos concernientes y, también, nos permitirían entender una determinada coherencia científica en relación a la Psicología Social. Este surgente conjunto de concepciones conformantes de una flamante postulación, contribuirían a hallar una mejor racionalidad en las definiciones de resiliencia, capacidad, propia de la psicología positiva, para sobreponerse a períodos de depresión, la cual se puede fundamentar en una serie de fenómenos estresantes. Rebecca Elliot, psicóloga de la Universidad de Manchester, manifiesta lo siguiente: “En un extremo hay personas que son muy vulnerables. Enfrentadas a situaciones bajas de estrés, o ninguno en absoluto, van a desarrollar un problema de salud mental”. De lo acotado por Elliot, asertivas afirmaciones de testimonio científico, se genera una incógnita de extremos y entender por qué algunos generan condiciones estresantes y otros no, sería menester de una cientificidad del consciente, teoría (de la cual podemos hallar nociones en mi mencionada obra, recientemente publicada) en ciernes que comprenderá gran porcentaje de mis futuros estudios.

Para entender desde las perspectivas que planteo a la resiliencia, debemos tener en cuenta varios conceptos que plasmaré y conjuntaré a continuación. Principalmente debemos mencionar que el término estrés significa provocar tensión. Entonces, debemos explicar que los estudios sobre el estrés estuvieron en un primer momento vinculados a la medicina y a las reacciones endocrinas ante situaciones complicadas o peligrosas para la persona o su integridad física. Será con C. Bernard cuando se empiecen a realizar estudios sobre las consecuencias que los cambios ambientales tienen en relación a las personas. Las investigaciones sobre el estrés han empezado a tener importancia en las últimas décadas dentro de las ciencias sociales, la psicología de la conducta y la sociología dentro del mundo del trabajo. Con la incorporación de estas ciencias en el estudio del estrés se han abierto nuevas perspectivas, así se conoce mejor el comportamiento de las personas y la forma de incidir en ellas para modificar sus conductas, y se estudian las causas y los efectos que el estrés tiene en la vida social y personal del individuo. Por ejemplo, el dominio -en teoría- de una experiencia vital o conjunto de estas, es ejercido por la práctica del antenaje (control mental, dominio de las ondas cerebrales y proyección de voces al sector temporal del cerebro y en algunos casos, todo el cuerpo), bajo cualquier entidad, ya sea expresada en sectas u organizaciones, por medio de esta praxis se invade, en hipótesis, el campo electromagnético de específicas realidades-circunstancias, es decir, corrompen las estructuras sociales. Es por esto que alegaríamos que los pitidos-chirridos en cuestión, acúfenos o tinnitus para la medicina, son descargas eléctricas que se alinean al sector temporal del cerebro, originando un trastorno y fungiendo como sensibilizador ante un conjunto aún por determinar de trastornos psiquiátricos. Dicho de forma más directa, el estrés se producirá debido a modificaciones de las situaciones ambientales, de tal forma que las personas se encuentran desorientadas ante estos cambios sin llegar a entenderlos.

Por lo tanto, en sincronía a los estudios de la doctora Elliot que buscan hallar los datos que nos conferirían lo que produce resiliencia, podríamos afirmar que algunos individuos se encuentran aislados de las modificaciones específicas del medio ambiente en relación directa al cuerpo humano, tomando como ejemplo las descargas eléctricas (acúfenos o tinnitus) que afectan cuales certeras manifestaciones telecomunicacionales al cerebro humano, situación modelo por ser de la que hemos discursado más, tanto cuantitativa como cualitativamente. Por consecuencia, la capacidad denominada resiliencia no sería más que una condición apartada del caos, dominio de la realidad de una persona, su integridad y experiencia vital.