Tras la captura de “Artemio”

artemio terrorista slPor Alfredo Palacios Dongo

El pasado día 12 fue capturado en el poblado de Cashiyacu, cerca a la provincia de Tocache, departamento de San Martín, Florindo Flores Hala, alias “Artemio”, el último delincuente terrorista del Comité Central de Sendero Luminoso alzado en armas y que se desempeñaba desde la década de los 80 como jefe del Comité Regional del Alto Huallaga. Dicha captura se produjo después de un largo proceso de persecución que se acentuó desde el 2005 con varios operativos, debido a que dicho año este grupo terrorista realizó tres emboscadas en Leoncio Prado, Santa Cruz y Angashyacu, donde perdieron la vida 13 policías. En los últimos años “Artemio” perdió su base social en la zona, y además, fuerzas combinadas de las FF. AA .y la PNP infringieron serias bajas a sus principales mandos militares, ocasionando su debilitamiento y repliegue.

 

Se trata de la más importante captura desde la de Ramírez Durand “Feliciano” en julio de 1999, por cuanto “Artemio” contaba con unos 60 integrantes armados con fusiles AKM, FAL y G3, ametralladoras MAG y lanzacohetes RPG que se mimetizaban con la población y realizaban emboscadas, asesinatos y extorsiones. Operaban desde Tingo María (Huánuco) hasta Nuevo Progreso (San Martín), en áreas inaccesibles de un inmenso bolsón de cultivos de hojas de coca a ambos márgenes del río Huallaga, donde se produjeron la mayor cantidad de emboscadas terroristas durante los 20 años de enfrentamientos contra la subversión. Además “Artemio” y sus huestes eran sicarios y aliados de los narcotraficantes a quienes cobraban elevados cupos por brindar apoyo y seguridad a cultivos ilegales de coca y laboratorios de producción de cocaína en las zonas del Monzón, Tulumayo, Aucyacu y Yanajanca, área que concentra el 90% de cultivo de hoja de coca (11,700 hs.) de todo el Alto Huallaga (13,000 hs.).

Sin embargo, tras esta trascendental captura viene lo más complicado: 1) Mantener bajo control el Alto Huallaga para no permitir la operación de otros terroristas que puedan generar un nuevo líder; 2) Evitar que las mafias y cárteles del narcotráfico continúen operando en su principal bastión, el valle del Monzón, donde hay 10,000 hectáreas de cultivos de hojas de coca y el Estado no tiene presencia, e impedir que narcotraficantes de Aucayacu se trasladen a dicho valle; 3) Evitar que los terroristas que operan en el VRAE ocupen el lugar dejado por “Artemio”; y 4) Lo más importante: la desarticulación de 600 terroristas armados que actúan en el VRAE al mando del cabecilla “José”, donde se cultiva más del 30% (19,700 hs.) de hoja de coca de todo el país (61,200 hs.).

Para ello se requiere, además de mejorar el equipamiento militar y la inteligencia estratégica, mayor presencia del Estado y su acercamiento a la población, así como el incremento de recursos para el desarrollo económico, cultivos alternativos, infraestructura y una agresiva acción social en la zona.

Artículo de Alfredo Palacios Dongo, publicado en el diario EXPRESO, fecha 18 de febrero de 2012