¿Crisis de ideas o sordera de los intelectuales?
Escribe: Néstor Roque Solís (*)
Miles doctores y magísteres egresan cada año de las universidades del Perú. Solo de nuestra Universidad Nacional de Huacho, sabemos que egresan decenas y centenas cada año, pero son pocos que le sacan el lustre a su investidura académica. Hace unos días le pregunte a un postulante a Magister de la Universidad de Huacho: si es garantía la formación académica de la Universidad, y me respondió: eso no me interesa, yo solo necesito el cartón. Me pregunto cuántos otros solo estarán detrás del cartón dorado, y no en el conocimiento y la calidad profesional que exige el mercado global.
Por eso en muchos países, los currículo vitae solo son referencias del profesional, lo que buscan las empresas son gente competitiva que sepa hacer bien las cosas. Recuerdo todavía cuando postule a consultor de la CORFO y el INDAP del Gobierno de Chile, solo me pidieron dos hojas de mis referencias profesionales, donde debía mencionar que sabía hacer. En Chile, Colombia, España y Brasil no se contrata por la cantidad de papeles del currículo, sino por la cantidad de experiencias exitosas que has desarrollado en tu vida profesional.
Como todos sabemos las universidades se han convertido en un suculento negocio comercial como decía la ex congresista Martha Hildebrant. Por tanto cuanto más magísteres y más doctores más ganancias para los promotores, pero no para el país que entrega títulos a nombre de la nación.
Hace unos días un estudiante de una prestigiosa Universidad Norteamericana abandono su ciclo, porque sus maestros no le estaban enseñando contenidos para enfrentar la crisis que padece el sistema de los llamados países desarrollados. Hoy en día hay que revolucionar todo el contenido y la visión del desarrollo profesional y del país. Mientras tanto en nuestra Universidad de Huacho los catedráticos solo sirven para hacer la pataleta política, pero son poco listos para la investigación y la formulación de proyectos de inversión para el desarrollo académico y empresarial.
Actualmente la Universidad de Faustino Sánchez Carrión tiene millones de soles transferidos por el GRL, y los catedráticos están dando vueltas por la ciudad universitaria hablando de temas de coyuntura, menos de la prospectiva académica del pensamiento universal.
En la Universidad de Huacho existen pocos maestros metidos en la investigación y en el esfuerzo por escribir y hablar de temas de desarrollo. Que podemos decir por ejemplo de un promocionado candidato a la rectoría que nunca ha escrito nada, menos ha dicho nada sobre temas de lo que se debe hacer en la Universidad, en la región y en el país. Muchos de nuestros catedráticos están cerca de los libros, pero muy lejanos de la realidad de la gobernanza y la Modernización del Estado. En tiempos de cambios permanentes la realidad de los hechos están desbordando los círculos profesionales de la academia como conciencia crítica de la sociedad.
En determinadas circunstancias críticas o de giros de época, suele surgir una demanda desde la sociedad y desde el Estado que apela a lo que se ha denominado la responsabilidad de los intelectuales. A veces éstos responden, y a veces enmudecen. Por ejemplo, habla por estos días de la Universidad de Huacho y su crisis moral e institucional, pero los intelectuales de uno y otro bando solo los interesan los votos y el poder. Esto indica que los motivos de esos discursos o de esos silencios no dependen de un mero gesto de la voluntad, sino que se está instalado la cultura de ponerse de espaldas a la realidad y a la nación: los intelectuales no se involucran en cuestiones de su sociedad a quien le deben un compromiso y la razón de ser.
La generación de mediados del siglo pasado desempeñó al respecto funciones estratégicas de la realidad nacional. A las nuevas generaciones nos lleva de lejos la delantera, insignes pensadores de la talla de José Carlos Mariátegui, Víctor Raúl Haya de la Torre, Manuel Gonzales Prada, Raúl Porras Barrenechea, Jorge Basadre entre otros, que con sus historias y ensayos construyeron figuraciones de sentido programáticas y genealogías nacionales que se mostraron enormemente eficaces. El intelectual hermeneuta, el legislador y el constructor de un gran relato historiográfico ofrecieron así sus reflexiones y sus escrituras claras de pensar y hacer en la nación.
Igual pensadores e intelectuales tenemos en la provincia de Huaura-Huacho que en su tiempo y en su tema se expresaron con lucidez innata sobre el desarrollo y la historia de la región. Pensadores y escritores de la talla de Filomeno Zubieta, Manuel Benza Pflucker Arturo Ruiz Estrada, Ítalo Bonino Nieves, Julio Macedo Figueroa, Alfredo Torero, Ruth Shady Solís entre otros.
En otra oportunidad tuve la oportunidad de compartir en la década de los años ’70, con ilustres intelectuales como: Enrique Bernales, Fernando Sánchez Albavera, Héctor Béjar, el Chema José María Salcedo, David Tejada Pardo, Marcial Rubio Correa actual rector de la Universidad Católica del Perú. Igual experiencia tengo con otros intelectuales y pensadores de Chile, España, Cuba, Brasil y Cuba, todos ellos positivistas y socialistas de la época. Naturalmente, se trató de posiciones encontradas, y sin embargo se verificó su alto pensamiento intelectual, aún muchos de ellos, predicado el no partido, pero más temprano que tarde politizaron su discurso y se comprometieron con la política como practica filosófica para construir un mundo mejor para todos los peruanos.
Pero tampoco es enteramente cierto que no existan intelectuales que formulen diversas propuestas, cada vez más convencidos de que ha pasado el tiempo del lamento. Es sabido que en el campo intelectual al compás del descentramiento de la política y del predominio del mercado, no puede empero ignorarse que su palabra no tiene por qué ceder ante las voces de los gurúes de la nuevo modelo societal. Siempre la Universidad ha sido el semillero que recluta a los sectores políticos de derecha e izquierda, pero en los últimos años se nota poca inteligencia y sordera de la clase política, y gobernantes sin ideas claras para enfrentar la crisis universitaria y la gobernanza institucional en el país.
A veces, es cierto, el tiempo de los intelectuales no coincide con el tiempo de la política, y siempre se debatirá cual es primero. Este contratiempo intelectual, nos hace reiterar que muchos de nuestros políticos e intelectuales están más cerca de los libros, pero más lejanos de la realidad política y social. Nadie con un poco de criterio puede ser en contra de nuestra cercanía con los libros— yo estoy todos los días con libros--, lo que pasa es que muchos de ellos, solo se quedaron en el libro y en sus clases en cuatro paredes, y nunca se esforzaron por ver el bosque de la realidad de problemas que pasa la región. El tiempo y el interés no les da para meterse a pensar y proponer alternativas para Universidades de nuevo tipo, regiones de nuevo tipo, y nación más humana con oportunidades para todos.
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(*) Néstor Roque Solís: periodista y vicepresidente de la Asociación de Escritores de la Provincia de Huaura-Huacho (ADEPH)